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La razón por la que un viernes por la noche me encontraba empacando como loca todo lo que yo consideraba indispensable para sobrevivir y no acostada en mi hermosa cama viendo a dos perfectos hermanos vampiros cuyos apellido es Salvatore; era porque a Grover, se le ocurrió la maravillosa idea de llamarnos alarmado rogando que fuéramos a la dirección que nos iba a mandar para después colgar. Dejándonos a mi y a mi hermano con la curiosidad hasta el Olimpo.
Así que, sin alguna otra opción, Percy y yo dejamos de lado nuestro maratón vampírico para ponernos a empacar todo lo necesario. Lo bueno es que nuestra madre nos ayudo un poco.
Yo ya había terminado con mi mochila de supervivencia. Por lo que apagué la luz de mi habitación, cerré la puerta y fui directo a la cocina para empezar con la mochila de comida. La más importante de todas.
Al entrar a la cocina me encuentro con mamá preparando un par de sándwiches, me acerqué a ella y le di un pequeño beso en la mejilla.
—Ya estoy lista —exclamé mientras colocaba una mochila vacía en la barra—. Solo falta llenar a esta bebé con mucha comida.
Mi mamá lanzó una pequeña carcajada mientras me veía. Yo estaba tan ocupada viendo como podía colocar algo más en esa mochila que se veía que estaba a punto de explotar, que no note la extraña mirada que mi madre me daba hasta que alzó la voy y me dijo...
—¿Dónde esta tu collar, Ocean? —preguntó con el ceño levemente fruncido.
Al oír su pregunta, mi mano viajo automáticamente a mi cuello para darme cuenta que en efecto, el collar no estaba.
—¡Rayos! Debí de haberlo dejado en la mesa de noche —mamá negó la cabeza divertida.
—Ve por el, anda —ordenó, empujándome fuera de la cocina—. Ah... Y dile a Percy que se apure, tenemos que pasar por las chicas.
Asentí para ir directamente hacía mi cuarto.
Al entrar mi vista rápidamente se encontró con el collar. Suspiré aliviada al ver que estaba ahí.
El collar fue un pequeño, pero muy útil regalo de mi otro hermano. Tyson. El tiene el talento de hacer armas increíbles. El collar es una de ellas. A simple vista es solo un collar con el dije de un tridente dorado en el. Pero... cada una de las puntas de los extremos del tridente son flexibles, y al apachurrarlas el collar pasa de ser un lindo accesorio a una espada igual de linda pero más mortal para un monstruo. El mango es dorado con pequeñas perlas en el, y unas conchas de mar sobresaliendo a los extremos; la hoja es de bronce celestial y tiene grabado "ωκεανός". Océano en griego. Es el nombre que le di a mi pequeña amiga. —Muy original, lo se —.
