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El taxi paro fuera de un estudio de Ballet.
Suspiré con cansancio, era el estudio de la visión.
Bella no estaba en mi rango de visión, por lo que es obvio que estaba dentro.
Ya era de noche, por lo que la única luz que alumbraba la calle era un farol que se encontraba en la esquina.
Me detuve a observar el lugar, era algo muy común. Un edificio de dos pisos, repleto de ventanas y paredes de ladrillo.
Avance hacia la entrada, encontrándome con las puertas abiertas. Sin duda, Bella ya estaba ahí.
Negué la cabeza, no sé quién era más tonta, si Bella por venir aquí sola siendo una humana con un vampiro cazándola o yo que la había seguido sin saber a donde iba.
Suspiré, ya no era tiempo de arrepentimientos.
Al entrar lo primero que vi fue a Bella de espaldas, viendo lo que parecía ser un video de ella con su madre.
—¿Bella? —pregunté, llamando su atención. Ella me miraba aturdida—. ¿Qué haces aquí? —interrogué acercándome a ella.
—La verdadera pregunta es: ¿tú que haces aquí?
Me detuve abruptamente. Alex.
—Aunque realmente esperaba encontrarte aquí —confesó con la mirada oscura.
Una escalofrío me golpeó, lo ignoré totalmente. No iba tenerle miedo.
—¿Qué quieres, Alexander? —inquirí con brusquedad. Ocultando a Bella detrás mío.
Alex río ronco. Arrebatándome otro escalofrío.
—Nada, solo vine a ayudar a un amigo —dijo con simpleza.
—Él tiene razón —habló otra voz, sacándole un susto a Bella—. Hola, Bella. Me alegro de verte.
Mierda. Ese era James.
—¿Ella no está aquí, cierto? —interrogó Bella, apartándose de mí.
—Oh lo siento —murmuró James, acercándose más—. Pero lo hiciste tan fácil.
Lo siguiente paso muy rápido.
James abalanzándose contra Bella y Alex cargándome para llevarme al piso de arriba.
Al tocar el suelo, saqué mi daga. Me aparté de Alex sin dejar de apuntarlo.
Él rio con diversión.
—Baja eso, niña —ordenó caminando hacia mí. Al mismo tiempo que yo retrocedía.
