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27 de diciembre, 2020.
Perth, Australia.

Rosario Cammacho.

— Esto es increíble... — murmuro mientras admiro el agua celeste de la playa.

El cielo está despejado pero el ligero viento de la mañana hace que los vellos de mis piernas desnudas se ericen.

— Es el paraíso, ¿verdad? — sonríe Fausti y yo solo asiento.

— ¿Podemos volver a casa? Más tarde volveremos a la playa, lo juro, pero ahora solo quiero dormir. — Dan nos mira con un puchero y, riendo, ambas aceptamos para ponernos de pié.

Me sacudo la arena de mis piernas y la tela de mis shorts para luego caminar junto a la pareja, entre risas, hacia donde Dan dejó su auto luego de buscarme del aeropuerto hace una hora.

• • •

— Esto está delicioso, señora Ricciardo. — confieso luego de tragar un trozo de waffle con crema de maní y frutas.

La mamá del piloto me mira mal. — Oh, te voy a tirar el repasador a la cara en cuanto no empieces a llamarme Grace.

Suelto una pequeña carcajada y pido disculpas.

El desayuno transcurre con tranquilidad; la familia de Dan es muy divertida, simpática  y unida, su hermana, Michelle, incluso vino junto a su esposo y su pequeño hijo a compartir el desayuno solo porque se enteró que vendría la mejor amiga de Faustina. A ella la tratan como de la casa y amo eso, se la ve cómoda entre ellos.

— ¿Entonces? — me pregunta Faus mientras se sienta en la hamaca que hay en el patio trasero de los Ricciardo. — ¿Qué tal tu noche de navidad?

Suspiro pesadamente. — Me acosté con Max. — murmuro. — Bueno, técnicamente no nos acostamos ya que lo hicimos de pie en la terraza del club, pero entendés a lo que me refiero.

Faustina suela una risita chiquita y eso me descoloca un poco.

— ¿No te sorprende? — pregunto confundida.

Ella niega. — Era cuestión de tiempo, Chochi, se les nota a yardas las ganas que se tienen.

— Pero es un idiota.

— Uno que te vuelve loca.

Suspiro. — Sí, y eso me estresa.

— No pelees en contra de lo que sentís, loca, dejalo ser.

— No es tan fácil. — murmuro. Segundos después miro a mi amiga y ambas sonreímos levemente, y damos por terminado el tema.

Luego del almuerzo todos nos vamos a dormir siesta, sí, hasta las australianos, resulta que Faus les contagió la costumbre a todos. Doy vueltas en la cama y no puedo dormir, la cabeza me da vueltas sobre el tema de Max. Bufando tomo mi celular y miró las fotos que me tomaron Dan y Fausti esta mañana en la playa, hay dos que me gustan mucho así que decido subirlas.

chochicammacho

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IT HAD TO BE YOU • Max Verstappen.Where stories live. Discover now