IT HAD TO BE YOU • Max Verstappen.

012.

02 de enero, 2021.
Perth, Australia.

Rosario Cammacho.

— Sí, ma, estoy bien. — respondo con el teléfono pegado a mi oreja. Mi mamá dice algo pero no puedo escucharla porque siento cómo alguien pasa la punta de su lengua por la piel de mi cuello provocándome un escalofrío. Intento alejarlo dándole un par de manotazos pero es en vano, se aprovecha de su tamaño superior al mío para someterme y termino debajo suyo. Le saco la lengua. — Disculpá no te escuché, justo se me cortó.

Max suelta una risita por mi mentira piadosa y esta recae justo en mi cuello, provocándome unas cosquillas.

— ¿De qué te ríes? ¿De lo que le pasó a Marta? — pregunta incrédula. ¿De qué Marta me está hablando?

— ¡No, ma! Ni siquiera me estaba riendo, fue solo un suspiro. — frunzo el entrecejo ante esa mentira estúpida, ojalá me crea.

— No debes mentirle a mi suegra. — murmura Max sobre una de mis clavículas.

— ¡Rosario Martina Cammacho! — mi mamá pone el grito en el cielo y tengo que alejar un poco el teléfono de mi oreja porque me aturdió bastante su grito. Miro mal a Max y pongo mi mano libre sobre su rostro para alejarlo de mí. — En otro momento me explicas eso de suegra, ¡pero por qué no me dices que estás haciendo cosas! ¡Siempre puedo llamarte luego!

Y, sin más, me corta la llamada. Sonrío divertida mientras me estiro un poco para dejar el teléfono sobre la mesa de luz, pero regreso a mi cara seria cuando miro a Max.

— Voy a...

Me interrumpe acomodándose mejor sobre mí para luego bajar su rostro hacia el mío y dejar un beso corto sobre mis labios. — ¿Besarme? — mueve un poco sus caderas permitiéndome sentir el bulto que lleva dentro de sus boxers sobre mi estómago, lo cual me provoca un suspiro. — ¿Cojerme? — murmura junto a mi oreja justo antes de bajar por mi cuello con un camino de besos. — ¿Regalarme de nuevo el mejor sexo de mi vida?

— En realidad iba a decir matarte... — murmuro.

Deja dos besos más sobre mi clavícula izquierda antes de levantar el rostro para pegar sus ojazos a los míos. — ¿Y si te digo que puedo morirme feliz mientras sea culpa de tu sexo?

Muerdo mi labio inferior sonriente, lo miro entre divertida y muy maravillada a la vez que paso mi mano desde su abdomen bajo hasta llegar a su cuello para luego dejarle en su nuca.

— Bueno, veo que alguien estuvo haciendo su tarea y escuchó a Duki. — digo nuevamente murmurando.

No dejo que responda nada más, simplemente me estiro hacia arriba para poder juntar nuestras bocas. Al comienzo es un beso lento pero se nota las ganas de ambos por aquello que sabemos que va a pasar. Sus manos recorren todo mi cuerpo y las mías hacen lo propio en su cabello, siempre me encantó la suavidad del mismo y aprovecho cada oportunidad para dejar mis caricias allí.

Saco fuerzas de no sé dónde para invertir los roles y así quedar yo encima suyo, al hacerlo y estar sentada a horcajadas sobre él puedo sentir su ereccion justo contra mi punto débil, y aquello nos hace jadear levemente a ambos. Me enderezo bien en mi lugar, sobre él, y sin perder el contacto entre nuestros ojos comienzo a moverme lentamente de adelante a atrás, creando una fricción maravillosa y electrificante. Bajo su atenta mirada levanto los bordes de mi camiseta, bueno, suya, para subirla lentamente hasta sacarla por completo de mi cuerpo y así quedar únicamente en tanga.

— Mierda, es que eres tan perfecta... — sus ojos brillan mientras me mira de arriba a abajo con mucho detenimiento, y ese simple acto me derrite por completo porque no solo puedo notar el deseo en su mirada, sino que hay mucho más.