❝Té y galletas❞

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Me encontraba con mis hermanos en una isla que nuestros padres nos habían regalado por nuestro cumpleaños número dieciocho.

¡Una isla!  Es el mejor regalo de la vida.

Pase una mano por mis cabellos rubios y mire con una sonrisa el panorama. Agua brillante, color verde laguna. El cielo azul y pájaros volando. La flora del lugar era impresionante.

Pero algo captó mi atención.

¿Eran dos pies?

¡No, son cuatro ahora!

¡Seis pies!

Seis pies se dirigían a nuestra cabaña.

-Brick, Butch- Les llame.

Mis hermanos vieron como tres figuras extrañas entraban a nuestra cabaña sin permiso. Llevábamos una semana y no nos habíamos dado cuenta de que más personas estuvieran en esta isla.

Sentí miedo inmediatamente. Les dije a los chicos que iría a ver y me acerque a la cabaña.  Cuando estaba a punto de abrir la puerta escuché voces riendo y conversando.

-Hopolapa, ¿copomopo epestapas?- Hablo una voz dulce pero aguda con un lenguaje que no podía entender del todo.

-Yopo epestopoy biepen, ¿ypi tupu?- Respondió una voz un poco más madura pero no le quitaba lo femenino que sonó eso.

-Tapambiepen, grapaciapas- Respondió la primera voz.

-Epesopo yapa lopo sapabipiapa- Hablo otra voz. Pero está era más ruda y cortante.

Luego se escucharon las risas de las jóvenes. Tome la perilla y abrí la puerta encontrándome con tres chicas muy hermosas.

Una de ellas era pelirroja/pelinaranja y tenía ojos rosas. En su piel habían varios diseños hechos con pinturas. Está me miró y se puso al frente de las otras dos.

-Grrr- Gruño la chica. Inmediatamente pensé en... Es la hermana mayor.

Mi vista se fijó en la otra joven. Está tenía ojos verdes y profundos. Cabellos negros como el carbón y varias cicatrices en sus brazos y piernas. A contrarió a la de ojos rosas, ella solo tenía pequeños diseños en sus muñecas y tobillos.

La joven me saco la lengua y me ignoro.

Pero al voltearme a ver a la última chica mi corazón dió un vuelco.

Ella era tenía cabellos dorados y unos preciosos ojos azules. Tenía una pequeña corona de flores y ramas en su cabeza. Y los mismos diseños que la pelinegra. Su piel era blanca y sus mejillas tan regordetas. ¡Una belleza!

Mire al centro y ví lo que hacían. Habían tazas de té y galletas en el suelo.

La rubia tomo su mano y la llevo a su pecho. Con un poco de dificultad dijo su nombre con un raro acento.

-Bur~bu~ja.

Luego llevo sus manos a mi pecho y luego al suyo. Entendí luego de unos segundos  que ella pedía mi nombre.

-Boomer.

Sus hermanas se miraron y repitieron mi nombre.

La rubia río y tomo una taza de té y me sirvió un poco.

-Gracias por el té- le agradecí.

Ella me miró y sonrió aun más.

-Gracias por el té- Repitió con una voz grave.

Yo reí a carcajadas. Ella me estaba imitando.

Su hermana saco de su  bolsa unos pinceles y pintura azúl. Se acercó y pinto mis mejillas.

-Boomer, ¡QUÉ ESTÚPIDO LA ROPA!- grito la pelinegra con su puño en alto. No entendí que hacía hasta que recordé.

Ella estaba imitando a mi hermano Butch.

Volví a reír.

Devolví mi mirada a la rubia. La cual tomaba mi mano y la acariciaba. Yo le sonreí sonrojado.

-¿Me puedes dar galletas?- pregunté nervioso mientras las señalaba.

La rubia dió varios besos a mis mejillas y dijo ahora con un tono de voz asombrado.

-Té y galletas.




𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 𝐏𝐏𝐆 𝐀𝐍𝐃 𝐑𝐑𝐁Where stories live. Discover now