8. Piensa rápido

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─ ¡Lo siento! No quise... ─ Las puertas cerrándose a mis espaldas fueron lo único que se escuchó entre el eco del gran lugar. La USJ no traía una buena vibra cuando los alumnos no se encontraban ahí. Había acordado con el profesor Aizawa empezar con las clases de estrategia ese mismo día y algo en lo que nunca se podía fallar, era en la impuntualidad. Estaba tan sólo cinco minutos tarde, pero en lo posible siempre intentábamos estar temprano para no jugar con la paciencia que al profesor le hacía falta. Inhalé profundamente, tratando de calmar la respiración, había empezado a correr desde que salí de la casa de esa señora y me percaté de la hora que era. A simple vista, el lugar parecía completamente desolado, por lo que sin pensarlo dos veces llegué a la conclusión de que sí, definitivamente perdí la no tan esperada clase luego de lo que pasó la última vez que lo vi. Mi pecho se contrajo al hacer que mis recuerdos vagaran en el pasado.

Me di media vuelta, dispuesta a abrir las grandes puertas para dirigirme a los dormitorios, pero pese a que ni el viento corriendo por el lugar hacía el mínimo de ruido, algo me hizo detenerme en seco, con la mano a mitad del camino hacia la manija. Dejé de respirar por uno segundos, tratando de entender qué era ese malestar que provocó que el ambiente se tornara tenso. No era ningún síntoma con respecto a mi estado, era como si sintiera que algo estuviera por pasar, pero, ¿qué?

Volví a girarme, echándole un vistazo general al panorama que me rodeaba, inquieta ante el malestar que no lograba descifrar. Todo parecía normal, nada faltaba, nada se movía, nada hacía ruido; ¿entonces?

Decidí ignorar lo que sea que me haya puesto en ese estado y regresar por donde había entrado, aunque mi mano no llegó nunca a alcanzar la perilla porque en cuanto me percaté, mi muñeca se veía enredada en una tela difícil de explicar su textura, y fue ahí cuando por fin entendí que nunca estuve sola. 

Mierda.

Tal y como deduje en cuestión de milisegundos, mi cuerpo fue aventado hacia atrás, sin darme la oportunidad de ver hasta dónde estaba siendo expulsada.

─ Buena intuición, pero no la reacción que esperaba. ─ Lo escuché decir una vez su arma me estabilizara para evitar que cayera. Mi alma volvió a mi cuerpo cuando todo dentro de mi dejó de dar vueltas ante la mezcla de la sorpresa y el mareo. ─ Llegas tarde.

─ Estaba terminando unos estudios en el hospital. ─ Me excusé dejando caer mi bolso a mi costado y acomodando mi uniforme que por la sacudida se alborotó.

─ Llegas tarde. ─ Repitió, haciéndome suspirar en alto y sin gracia. Mis ojos por fin se dignaron a mirar a su dirección. Ahí estaban otra vez, las mariposas cosquilleando mi estómago; pero ya no eran de distintos colores formando el patrón de un arcoíris, ahora eran grises y no estaban haciendo cosquillas, estaban arañando sin fuerzas ni ganas para salir de ahí, tan débiles que en cualquier momento iban a desistir y caer como plumas. Porque para él era una hora que me veía por día, para mí eran horas de pensarlo y dejarlo dar vueltas por mi mente, lentamente destruyéndome por dentro de la manera más hermosa posible. ─ Empecemos con algo básico, algo que sabes hacer muy bien.

─ ¿Pensar rápido?

─ Mentir. ─ Me corrigió. Levanté una ceja de inmediato, sin encontrar palabras por la sorpresa que me dio escucharlo decir eso. ¿Mentir? 

¿Qué sabes, Aizawa?

─ ¿A qué se refiere?

─ Nos parecemos en muchas cosas, Narumi. ─ ¿Narumi? ¿Desde cuándo se dirige a mí de esa manera? Aizawa no era del tipo que usaba informalidades con sus alumnos. ─ Sé que tu lo sabes. No por nada eres una de las personas en la clase a la cual le doy más trabajo que los demás. ─ Comenzó a caminar en círculos a mi alrededor. Sus pasos eran lentos y desganados, como de costumbre, haciéndome girar en mi lugar a su par para no perderle en ningún momento de vista. ¿Estaba intentando marearme? ─ Veo gran potencial en ti, y no sólo por tu quirk, sino porque haces más uso de tu cabeza que de tus habilidades. ─ ¿Por qué intentaría marearme? ¿Por qué de la nada comienza a elogiarme y cuál siquiera es el fin de la conversación si para hablar yo no estaba aquí? ¿Intenta desconcentrarme? Las dudas empezaban a surgir a medida que cada palabra salía de su boca. Algo no estaba bien pero a su vez, ¿qué podría estar mal? ─ Si, es verdad que piensas rápido y en situaciones de vida o muerte es lo más importante. Pero sabes usar tus palabras, sabes leer a la otra persona, sabes qué responder, sabes mentir para beneficiarte y eso lo haces bien. Esta es una clase de estrategia, utiliza tu poder y no el físico, sino el mental. ─ Su bufanda no se movía ni parecía tener intensión de hacerlo, su mirada estaba fija hacia el frente a la par que seguía caminando en círculos y yo lo seguía en mi lugar. ¿Qué haces, Aizawa? No te entiendo. 

No.

Estoy sobreanalizando.

─ Deja de sobreanalizar las cosas, Narumi. ─ Un suspiro se escapó de mis labios. ¿Era muy obvia? Detuvo su paso, finalmente dándome el frente. Sus manos descansaban en sus bolsillos y su expresión parecía enojada, como si supiera lo que estaba haciendo y no le gustaba para nada. ─ Concéntrate. No puedes usar tu quirk, tampoco hacer esfuerzo físico y quieres huir. 

Era verdad. Todo lo que dijo. Me molestaba y me asustaba no entender qué quería hacer, a dónde estaba yendo, cuál era su fin. Estaba estancada en la sensación de ser perseguida por alguien mucho más rápido que yo y la desesperación me mantenía intranquila. Así que no hice más que asentir con esmero para estar de acuerdo con lo que dijo y mis pies fueron más rápidos que la reacción de todo mi cuerpo, haciéndome correr hacia el lado contrario a él, adentrándome a toda velocidad a los suelos de la USJ.

Ahora sí realmente estaba siendo perseguida por alguien y eso realmente empeoraba mi situación. Estaba cien porciento segura de que Aizawa ya sabía hacia dónde me dirigía y lo que iba a hacer aunque yo todavía no. Escuchaba sus pasos acercándose más y más a mí entre llamados para que me detenga pero la sensación de que su mano estaba a centímetros de ataparme me asustaba a tal punto en donde por poco comenzaba a gritar. ¿Por qué? Tampoco lo sabía. No estaba escapando de ningún villano, no estaba bajo amenaza, Aizawa no me haría daño,-no más del que hace internamente-. ¿De qué estaba escapando?

Haz algo, piensa, piensa.

─ Narumi, detente. ─ Dijo con voz firme, como si la poca paciencia que le quedaba por haber llegado tarde por fin lo abandonó. ─ Narumi. ─ Sentí mi piel erizarse ante ese tono y lo último que logré sentir antes de que mi cuerpo se detuviera en seco fue esa tela envolviendo delicadamente mi pecho y mi cintura. Sus manos buscaron mi rostro de inmediato, tratando de que me concentrara en él para poder calmarme y con esa simple acción lo logró. Mis ojos se fijaron en los suyos preocupados, moviendo mi cabello del camino mientras el suyo algo alborotado cubría un poco sus ojos. Dijo algo, pero estaba tan fuera de lugar que no logré captarlo. Nunca logré apreciarlo de esa manera, tan de cerca. Al menos no sin esas gafas amarillas que solían cubrir esos obres oscuros que pude percatarme en ese momento del brillo que tenían. Su piel, tan tersa, esa cicatriz en su mejilla que lo caracterizaba y sus labios, esos labios que se movían y seguía sin comprender qué decían.

─ Narumi, reacciona. ─ Dijo más preocupado pero la leve sacudida que me dio me hizo volver a la realidad. 

─ Gané. ─ Murmuré. Mis mejillas se sonrojaron con furia y el calor invadió mi cuerpo cuando su pulgar, no tal delicadamente, pasó por mis labios.

─ ¿Ganaste? ¿De qué hablas-? Tenemos que llevarte con Recovery girl ahora mismo. ─ ¿Por qué? Sus dedos repitieron el proceso de pasar por mis labios y-. Oh. 

El sabor metálico por fin hizo efecto en mi papilas gustativas. Me sentía algo mareada, pero las ganas de enterrar la cabeza en la tierra se sentían vivas. Lo que mal interpreté en mis segundos de gloria no era más que él intentando limpiar los hilos rojos que se escapaban por mis comisuras.

─ Gané. ─ Repetí por lo bajo, a lo que él me miró con más confusión. Di un paso hacia atrás, dirigiendo mis ojos a su cuello y por inercia hizo lo mismo. Su arma de captura no se encontraba más en su posesión, sino a tan sólo unos metros de nosotros. Volvió su mirada a mí, intentando descifrar en qué momento logré hacer tal cosa.

Piensa rápido.

𝙷𝚊𝚗𝚊𝚑𝚊𝚔𝚒 // Aizawa S. X LectoraWhere stories live. Discover now