13. Egoísta

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Lo primero que mis ojos vieron al entrar al área de los dormitorios, fue a todos los estudiantes residiendo en ese edificio juntos en el lobby. Sus rostros, al igual que el de nosotros, parecían desprender desconocimientos hacia el por qué estaban ahí pasada la medianoche. 

─ Mirio. ─ Ambos giramos la cabeza al sonido de esa voz, proveniente de Fatgum que, a comparación de la mayoría de veces que lo veíamos por estos lados parecía alguien alegre, esta vez lucía preocupado y serio. Mirio no hizo más que darme un apretón en nuestras manos entrelazadas antes de soltarme, desapareciendo los dos fuera del edificio.

─ ¿Vienes de circo? ─ Escuché a Bakugo hablar, sin apartar la mirada hacia el camino que los dos Pro Héroes habían tomado. Fruncí las cejas, sin comprender uno de sus tantos comentarios sarcásticos hasta que de un segundo a otro capté su indirecta, pasando sin delicadeza las palmas de mis manos sobre mis labios.

─ ¿Qué pasó? ─ Indagué, cruzándome de brazos, teniendo finamente los ojos del rubio sobre mí. 

─ No lo sé. ─ Se encogió de hombros, ─ Hicieron que salgamos de nuestros cuartos y verificaron que estemos todos, Fatgum les confirmó que estabas con Mirio y otros profesores salieron hace unos minutos a buscar a algunos de la clase 1B al centro, supongo. Pero no nos quieren decir qué pasó.

─ ¿Teorías?

─ Alguien desapareció, alguien nos busca, alguien entró; muchas cosas.

─ Y, ¿a qué te refieres con 'problemas en el paraíso'? ─ Hizo un movimiento con la cabeza, llevándome a girar la mirada hasta la entrada del edificio, en donde Aizawa, Present Mic y Midnight estaban en círculo, concentrados en sus celulares pero, al igual que el resto, parecían preocupados. El que más me llamó la atención fue Aizawa, quien, a comparación de aquellos que lo rodeaban, él parecía el que menos había descansado, con su cabello de mala manera atado, su traje de héroe fuera de lugar y su rostro, preocupado, fijo en su teléfono, como si estuviera a la espera de alguna respuesta a quién sabe qué pregunta.

En mi inocencia, hice un paso para dirigirme a su dirección, pero inmediatamente sentí la mano de Bakugo enredarse en mi brazo, negando con la cabeza levemente.

─ Alumnos. ─ Todos nos giramos hacia la voz del director Nezu, haciendo su aparición desde la entrada del edificio. ─ Les pedimos que, en orden, se dirijan a sus cuartos, mañana tendremos una charla sobre lo sucedido. La zona es segura, nadie está en riesgo alguno, simplemente recibimos una alerta y quienes estén de turno patrullarán por la zona.

Algunos se quedaron indagando o discutiendo sobre el tema con el director y los profesores, pero era más que obvio que más información no darían. Aunque el mal sabor en mi boca no se fue en ningún momento luego de ver a Aizawa en ese estado. No era la primera vez que alguien ataca en la zona, y los profesores generalmente se muestran dispuestos y listo ante cualquier percance. No era este el caso.

─ Vamos. ─ Susurró Bakugo, tomando de mi brazo para prácticamente arrastrarme hasta los dormitorios mientras mi mirada no se despegaba de la preocupación visible de aquél hombre de cabello largo.

─ Algo no anda bien. 

─ No me di cuenta. ─ Bufó Bakugo, a lo que con un sonido chasqueando la lengua y frunciendo el ceño golpeé no tan fuerte su hombro.

Ambos nos dirigimos a mi cuarto, aún con muchas cosas por decir.

─ Estoy saliendo con Mirio. ─ Solté entre el silencio que se formó al entrar. El rubio, quien se había tirado a mi cama apenas abrí la boca, saltó de su lugar de inmediato para sentarse y mirarme boquiabierto. ─ ... Surgió... En el momento... ─ Di un paso hacia atrás, abrazando mi cuerpo con mis brazos a la vez que me dejaba caer un poco sobre el escritorio con el que choqué. Me encogí de hombros, restándole importancia y desviando la mirada de sus ojos, pretendiendo que no era la gran cosa.

─ ¿Esa será tu terapia? ¿En serio? ─ Preguntó incrédulo, levantándose de mi cama.

─ No es la gran cosa-

─ Lo es cuando no sabes cómo va a reaccionar la cosa que tienes. ─ Su voz era firma, podía escuchar una pizca de decepción en su tono enojado.

─ Le tengo aprecio, no será una mala reacción. Puede funcionar-

─ ¿Por qué no lo dices con la seguridad de que mañana te vendré a ver y no serás un árbol?

─ Bien, ya estás exagerando. ─ Levanté la voz, dejando caer mis brazos a mis costados y dando un paso hacia adelante. Podía aguantar su reproche hasta cierto punto. Entendía que estaba preocupado, no era el único, pero a su vez no quería quedarme sentada sin hacer nada, esperando a la hora en la que me llamen para meterme en el quirófano sin darme una segunda oportunidad. 

─ Deja de engañarte, Narumi. ─ Se aceró a mí lentamente, con su dedo índice apuntándome. ─ Estás haciendo cosas sin pensar en lo que podría llegar a pasar, no tienes un plan B bajo la manga.

─ ¡Bakugo! ─ Se escuchó a unos pasos de nosotros luego de tres golpes en la puerta de mi dormitorio. Era la voz de Denki. ─ ¡Hay que irnos!

Ambos miramos hacia la dirección de las voces antes de conectar nuestros ojos. Viéndolo de cerca, no estaba enojado. Al contrario. Bajo la luz de la luna metiendo en mi dormitorio sus cejas estaban juntas, su mandíbula tensa y sus labios con ganas de seguir hablando. Estaba triste. 

─ Si no pensaste antes, hazlo ahora. ─ Susurró, tomando sin permiso mi chaqueta que colgaba en el respaldo de la silla del escritorio junto a mí para caminar hasta la salida y, sin mirar hacia atrás, desaparecer con un portazo a sus espaldas.

Fue en ese entonces que me di cuenta de que estaba conteniendo la respiración. Solté todo el aire en mi pulmones, haciendo una mueca al sentir una fina punzada en mi pecho que luego de unos segundos desapareció.

Por más que odiaba admitirlo, tenía razón. Estaba haciendo las cosas sin pensar, estaba siguiendo el comienzo de un plan que no tenía fin o siquiera desenlace. Pensé en mi situación en todo momento, no en Mirio. Di un paso adelante sin mirar cuántos más debería hacer para llegar a mi meta. Pero era difícil para mí ponerme a pensar sin que el rencor haga su esplendida aparición. Sin que golpee con todas sus fuerzas al ángel en mi hombro derecho y ocupe su lugar, recordándome que si me quedaba sentada esperando a que la anestesia en quirófano haga efecto, no sería como ellos, a la misma vez que el demonio en mi hombro izquierdo se quedaba expectante, pesando en silencio, esperando el momento indicado para en vez de hablarme, hacerme actuar de la manera más estúpida posible.

Y esto recién empezaba.



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N/A: Bueno, me tomé un tiempo para volver a leer ya que no lo hacía hace mucho y 'enriquecer' mi escritura, de paso abrir un poco mi mente. Me está costando horrores plasmar todo lo que tengo acá y a su vez pensar en qué podría llegar a pasar luego, ya que no sé qué pasará a futuro. Si bien por ahora no voy a cambiar las cosas que escribí de momento, si decidí hacer ciertos cambios que a futuro se verá. Realmente agradezco mucho todo el apoyo que está recibiendo esta, por ahora, corta historia, y como dije antes, si les gustaría ver algo a futuro, no duden en escribirme. ¡Hasta el próximo cap!

pd, la imagen la saqué de pinterest, no me pertenece, pero es similar a lo que me imagino el cuarto de nuestra protagonista.

𝙷𝚊𝚗𝚊𝚑𝚊𝚔𝚒 // Aizawa S. X LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora