Capítulo 4

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Desde el mismo instante en el que Eira pisó el andén 9 3/4, supo que tampoco aquel año sería normal. Algo ocurriría, como siempre. Y, por primera vez, no estaría Luke para vivirlo con ella.

—Luke te escribirá cartas, y os veréis cuando vayas a Hogsmeade —la había animado su madre.

—Pero, si tiene trabajo que hacer, no podré verlo.

—Me encargaré de que no lo tenga.

Eira no imaginaba a su madre hablando con Voldemort para que dejase que Luke estuviese libre cuando fuesen a Hogsmeade. Y no imaginaba a su tío dejando un día libre a uno de sus mortífagos para que estuviese con su novia. Pero, para Melody, nada era imposible.

—¿Hablarás con mi padre para que Eira pueda ver a su novio? —preguntó, sorprendido, Orión.

—No le importará prescindir de una persona por un día —respondió la mujer.

Orión y Eira se despidieron del matrimonio Sayre y subieron juntos al tren, como comenzaba a ser costumbre. Pero, aquel año, al igual que como había sucedido en el Callejón Diagon, la gente que los rodeaba comenzaba a mirarlo con miedo. Más que durante los años anteriores, al menos.

Cuando entraron en el tren, comenzaron a buscar a sus amigos por los diferentes compartimentos. Eira no había encontrado aún a sus amigos de Slytherin ni a los de Gryffindor cuando varios alumnos de Slytherin se acercaron a Orión. Entre ellos, a Eira le sorprendió ver a Draco Malfoy. Había varios compañeros que habían estado junto a su primo el año anterior, pero también había otros que no lo habían hecho, menores que ellos.

—Te estábamos buscando, Black —comentó uno de ellos—. ¿Quieres venir a nuestro compartimento?

—Espero que no te importe, hemos traído a algunos conocidos...

Eira hizo un gesto de asentimiento en su dirección para que supiese que no tenía que acompañarla a buscar a sus amigos, y Orión siguió a aquellos magos hasta el compartimento en el que estaban. Vio también cómo Draco le decía algo en voz baja a su primo, pero este lo miró con expresión inescrutable, y no respondió.

Eira encontró a Daphne, Theodore y Blaise en uno de los compartimentos. Cuando entró, Theodore la miró como si hubiese estado esperándola durante meses.

—¡Al fin llegas! —exclamó—. Comenzaba a pensar que iba a volverme loco con la pareja feliz.

—No le escuches —advirtió Daphne—. Lleva todo el verano amargado porque una bruja que le gustaba no le ha respondido a sus cartas.

—¡Eso no es verdad!

Eira rio y se sentó junto a Theodore, dado que Blaise y Daphne se habían sentado juntos. Sabía que su amigo exageraba. Blaise y Daphne estaban enamorados, pero nunca daban demasiadas muestras de cariño cuando estaban acompañados.

—¿Y qué tal han ido vuestras vacaciones? —preguntó.

Theodore puso los ojos en blanco, como si fuese la peor pregunta que ella podía hacer, mientras que Blaise y Daphne se encogieron de hombros, dando a entender que todo había ido como siempre.

—¿Ocurre algo, Theodore? —preguntó Eira, un tanto preocupada.

Recordó entonces que el padre de Nott era mortífago, aunque a su amigo no le gustase hablar de ello. De hecho, él no compartía las ideas de su padre y nunca había deseado unirse a Voldemort. Pero, tal vez, el hecho de que este hubiese regresado estuviese comenzando a ser un problema para el joven.

—Quieren que me una a los mortífagos —comentó Theodore, visiblemente preocupado por el tema—. Al igual que ha hecho Malfoy. He logrado evitarlo y venir a Hogwarts este año, pero no sé cuánto tiempo lograré hacerlo.

Eira y el misterio del príncipe ✔️Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu