Capítulo 15

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El examen de Aparición se llevó a cabo en Hogsmeade. En opinión de Eira, resultaba demasiado sencillo. Solamente le pidieron que se apareciese una vez, desde las Tres Escobas hasta Zonko, la tienda de artículos de broma. Eira lo hizo sin problemas, y fue suficiente para aprobar.

Orión tampoco tuvo ningún problema en hacerlo, pero algunos alumnos no se aparecieron donde deberían, o dejaron atrás partes de su cuerpo, como Ron, que dejó atrás una ceja, por lo que hubo varios suspensos.

—¡Ya podemor aparecernos! —exclamó Eira, emocionada—. Este verano, cuando regresemos a casa, podremos hacer magia y aparecernos a nuestro antojo. ¿Sabes qué? Iré a ver a mi hermano. Le haré una visita sorpresa.

Orión solamente rio al escucharla hablar con tanta emoción.

—Estoy seguro de que lo asustarás.

—Oh, no lo asustaré. Ha aprendido de buenos magos.

Eira sabía que todo cambiaría pronto en su vida. No sabía cómo sería el cambio, pero nada continuaría siendo igual. La lucha contra Voldemort iba ganando intensidad, y ella quería conocer las ideas de su hermano antes de pelear. Porque él, estaba segura, entraría en aquella guerra.

—Iré a escribirle una carta a má... a la tía Melody para contárselo —comentó Orión, que mantenía, al igual que Eira, contacto regular con los Sayre—. ¿Vienes?

—No me molesta que la llames mamá, aunque no sea tu madre biológica —comentó Eira—. Y sí, te acompaño a escribir la carta.

Orión estaba visiblemente avergonzado por la manera en la que había estado a punto de llamar a su tía. Pero Eira lo consideraba normal. Al fin y al cabo, Melody lo veía como a un hijo, y era quien más se preocupaba por él. Era lógico que Orión la considerase su madre.

—Mi madre es Bellatrix, y tengo que vivir con ello.

—No. Bellatrix nunca quiso ser madre, ni te ha querido, Orión. Y no la quieres tú tampoco a ella.

Ambos jóvenes pasaron lo que quedaba de mañana escribiéndoles una carta a Melody y a Thomas para hacerles saber que ambos habían aprobado el examen de Aparición. Los padres sabían que ambos iban a aprobar, pero a pesar de ello, desearían una confirmación de que había sido así.

Después, Eira escribió otras dos cartas, una dirigida a Luke y la otra dirigida a su hermano, para contárselo también. Con ambos le gustaba mantener contacto regularmente, por lo que les escribía y recibía cartas de ellos con frecuencia.

—Me gustaría saber cuándo nos dejarán ir a Hogsmeade de nuevo —comentó—. Con todo esto, apenas podemos movernos.

—Tienen miedo de que le ocurra algo como lo de Katie Bell a otro alumno —dijo Orión—. Si esa chica y Ron están vivos, es por suerte. Y el responsable es un chapucero. No sé cómo Dumbledore no lo ha descubierto ya y expulsado del colegio.

—¿Crees que lo hará?

—No lo sé. Pero la gente está nerviosa. Hogwarts nunca ha sido completamente seguro, porque hay cientos de magos jóvenes juntos en un mismo lugar, pero siempre parecía poder mantenerse el control. Excepto cuando estábamos en segundo, con la Cámara de los Secretos... y ahora.

Tenía razón. Eira también se estaba dando cuenta de que los magos y brujas se estaban poniendo nerviosos, no solamente por lo que ocurría fuera de Hogwarts, sino también por lo que ocurría en el interior.

—¿Y tú no sabes quién está haciendo todo esto? —preguntó Eira—. ¿No puedes detenerlo?

—Aunque lo supiese, no podría hacer nada. Son las órdenes que he recibido: no hacer nada. Tanto tus padres como mi padre han insistido mucho en ello. No quieren que ni tú ni yo nos metamos en problemas.

A Eira le habían transmitido el mismo mensaje, aunque no habían insistido tanto en ello. Seguramente, considerarían que era mucho más probable que Orión se metiese en problemas a que lo hiciese Eira.

—¿No harías nada aunque el colegio estuviese a punto de cerrar? —preguntó ella.

—Si nuestros padres han dicho que no, obedeceré... aunque me cueste —respondió él.

—Tu padre no quería que cerrasen el colegio —recordó Eira—. Lo consideraba su hogar.

—Mi padre no tenía una familia con la que regresar, mientras que yo sí la tengo. Tenía a Melody, claro, pero ella vivía con sus padres muggles, y habría sido complicado que lo adoptasen. Mi padre no quería regresar al orfanato.

Mientras tanto, Harry aún planeaba cómo abordar al profesor Slughorn para preguntarle acerca de los horrocruxes. Según le contó a Eira por la mañana, tras el desayuno, su idea había funcionado a la perfección, y había logrado descubrir lo que eran los horrocruxes.

—Según parece, Voldemort dividió su alma en varias partes, y la escondió en diferentes objetos con gran valor para él —contó—. Seis objetos y él mismo, según piensa Dumbledore. Lo hacía a la vez que mataba a alguien. No se puede acabar con Voldemort sin antes haber acabado con sus horrocruxes.

—¿Y cómo sabrás en qué objetos están los horrocruxes?

—No lo sé... Al parecer, el diario de Voldemort que apareció en segundo era un horrocrux. Lucius lo metió en Hogwarts sin saber lo que era realmente y, como fue destruido, Voldemort se enfadó mucho. Al parecer, su ira fue devastadora.

Eira recordó el diario. Orión había hecho una réplica exacta de él, y se había quedado con el original. Seguramente, estaría ya en manos de su padre, y al ver que estaba destruido, se había enfadado. Aunque ella no había tenido noticias de aquel enfado tan grande que Harry mencionaba.

—¿Y los demás? Podrían estar en cualquier lugar...

—No. Según Dumbledore, algunos están en reliquias que pertenecieron a los fundadores de Hogwarts, reliquias como un guardapelo que perteneció a Salazar Slytherin, por ejemplo. Habrá que encontrarlas y destruirlas.

La joven asintió. Esperaba que fuese Dumbledore quien se encargase de hacer aquello, al menos en su mayor parte. Porque Harry, aunque estuviese destinado a derrotar a Voldemort, lo tendría muy complicado; estaba segura de ello. Además, Voldemort protegería sus horrocruxes demasiado bien.

—... además, Dumbledore insiste en que cuento con un poder con el que él no cuenta, que es el amor —estaba diciendo Harry—. No parece muy útil...

Eira omitió decir que Voldemort podía amar; no le pareció importante. Pero lo cierto era que ella misma había comprobado que amaba. Estaba dispuesto a hacer cosas por ella, por ser su sobrina y ahijada, y también por su hijo Orión, aunque no sabía bien cómo hacer de padre. Pero, sobre todo, quería a Melody, su hermana melliza. Eira estaba segura de que su tío estaba dispuesto a todo por su hermana. Podía amar.

Eira y el misterio del príncipe ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora