Capítulo 9

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Harry también sospechaba de Draco. No se lo había contado a Eira, porque no se hablaban, pero sospechaba de él. Era evidente.

Luke se separó en la entrada de Hogwarts, y se marchó, preocupado. Eira estaba segura de que le hablaría a su tío acerca de lo ocurrido, como buen mortífago.

McGonagall salió a recibirlos en cuanto los vio, los hizo ir a su despacho y hizo que Filch cogiese el paquete, que hasta entonces había llevado Harry con cuidado de no tocarlo, a Snape, para que lo examinase. El contenido había resultado ser un collar, probablemente maldito.

—Creo que no seré muy útil aquí —comentó Eira—. Estaba con Luke, y vi poco de lo que ocurrió.

Cuando Harry frunció el ceño, ella agregó:

—Luke ha estado conmigo en todo momento, y no se ha levantado. Por lo tanto, es imposible que esté relacionado con el ataque a Katie Bell.

—Gracias por tu aportación, Eira. ¿Y crees que Orión Black...?

—No, de ninguna manera. Solamente ha pasado por las Tres Escobas para hablar con Luke, y se ha ido muy pronto. No se ha acercado a los baños, donde Katie ha recibido el collar maldito.

—Bien, gracias.

Eira se retiró en aquel momento, y se dirigió directamente hacia su sala común, esperando encontrarse allí con Orión o con Draco. Pero ninguno de los dos estaba allí, ni tampoco sus amigos cercanos.

Frustrada, se sentó en un sillón junto al fuego, y esperó a que alguno de los dos chicos entrase en la sala común. Para su sorpresa, lo hicieron juntos, acompañados por varios alumnos más. Pero eso no fue un impedimento para que Eira se levantase y se situase frente a ambos, mirándolos primero a uno y después a otro, como si estuviese retándolos a desafiarla.

—Quiero hablar con vosotros —dijo.

—¿Es por lo de esa Gryffindor? —preguntó Draco con desprecio—. No voy a perder tiempo hablando sobre una...

—¿Quieres saber si hemos tenido algo que ver con ese collar maldito? —preguntó Orión, interrumpiendo a su primo y acercándose a su prima—. Sabes que yo no he podido hacer nada. He oído decir a McGonagall que incluso me has defendido.

—No sé cómo podrías haberlo hecho —confesó Eira.

Además, tal vez no debería, pero confiaba en él. Si la miraba a los ojos y le decía que él no había sido, ella lo creía porque, aunque no podía considerarlo una buena persona, no la mentiría a ella directamente.

Draco no hizo lo mismo que su primo. Él simplemente murmuró algo ininteligible y pasó junto a Eira sin apenas mirarla para dirigirse a su habitación. La joven lo vio pasar sin decir nada, y Orión frunció el ceño.

—No me gusta ese chico —comentó.

Eira evitó recordarle que no solamente era su primo, sino que ahora era también mortífago de su padre. Tal vez no le gustase, pero la realidad era que el rubio debía obedecerlos a Voldemort y a él. Se suponía que era leal a ellos.

—¿Ha hecho algo? —preguntó Eira.

—No puedo responder por él, pero puedo asegurarte que ni Luke ni yo somos culpables de lo que le ha sucedido hoy a Katie Bell. Y espero que esa chica se recupere, o esto puede provocar problemas en Hogwarts.

No se preocupaba por la salud de la alumna, sino por cómo podía afectarle el hecho de que no se recuperase de lo ocurrido aquel día.

—Luke se ha marchado preocupado —contó—. Me ha acompañado hasta el límite del colegio.

Eira y el misterio del príncipe ✔️Where stories live. Discover now