Capítulo 6

237 18 0
                                    

Eira esperaba encontrarse pronto con sus amigos de Gryffindor, pero no esperaba que Harry se levantase de su mesa en el desayuno y se dirigiese a la de Slytherin solamente para hablar con ella.  No lo esperaba porque el joven no era bien recibido en aquella mesa, y lo sabía.

—¿Podemos hablar? —le preguntó a Eira, haciendo caso omiso a las malas miradas que recibió por parte de los compañeros de la joven.

—Podemos hablar después del desayuno —comentó ella—. Nos vemos en el vestíbulo, ¿de acuerdo?

Harry asintió con la cabeza y se alejó, de vuelta a su mesa, sin que los de Slytherin lo perdiesen de vista ni por un solo instante.

—Creí que este año te alejarías de él —comentó Draco—. Con todo lo que está sucediendo...

—Sigue soñando, Draco —replicó la joven.

Aunque no supiese lo que haría en caso de que se desatase una batalla, si algo tenía claro era que no iba a alejarse de Harry, Ron y Hermione, quienes habían sido sus amigos durante tantos cursos en Hogwarts. Sin ellos, no habría vivido las aventuras que había vivido, ni habría conocido otra manera de ver el mundo, más que la de los miembros de Slytherin.

Después del desayuno, Snape pasó por la mesa de Slytherin repartiendo los horarios a los estudiantes, en función de las notas obtenidas en los TIMOS. Eira y Orión no tuvieron ningún problema en estudiar las asignaturas que habían escogido, entre las que se encontraban Encantamientos, Defensa Contra las Artes Oscuras, Pociones y Transformaciones. Ambos habían estado hablando durante las vacaciones, y habían escogido las mismas materias.

—Todos los profesores están muy contentos con vuestras calificaciones —comentó Snape a modo de felicitación, mirando a ambos—. La única persona que ha logrado unos resultados similares es Hermione Granger...

Orión soltó un bufido despectivo al escuchar aquello, y Eira se encogió de hombros.

—Es muy inteligente —se limitó a decir.

—Por supuesto, podréis cursar las asignaturas que deseéis sin ninguna clase de problema.

Les entregó sus horarios.

Draco, sin embargo, no había tenido tan buena suerte en sus exámenes, y Snape comenzó a explicarle, en voz baja, que habría algunas asignaturas que no podría cursar debido a que no había obtenido la nota requerida.

—Iré a hablar con Harry —avisó Eira—. No os marchéis a la primera clase sin mí, ¿de acuerdo?

Se levantó y se dirigió hacia la mesa de Gryffindor. Harry, que la vio, se levantó de la mesa junto a Ron, y los tres salieron del Gran Comedor y se quedaron en una esquina del vestíbulo, apartados, donde pudiesen hablar con una cierta tranquilidad.

—¿Y Hermione? —fue lo primero que preguntó Eira, un tanto extrañada por no ver a su amiga por ninguna parte.

—En su primera clase —fue la respuesta de Ron—. ¿Qué esperabas?

Eira tuvo que admitir que esperaba algo semejante. Hermione nunca llegaba tarde a sus clases, y no se lo permitiría ni siquiera por tratarse del primer día.

—¿Sabías que Harry es el nuevo capitán del equipo de quidditch? —preguntó Ron con emoción.

Eira miró al azabache con sorpresa. No sabía nada al respecto, pues no habían hablado durante las vacaciones y tampoco habían tenido tiempo de hacerlo el día anterior.

—¿Es eso cierto? —preguntó, y él asintió con la cabeza—. ¡Enhorabuena, Harry! Te lo mereces.

Pero era evidente que no era aquel el tema que más le importaba a Harry en aquellos momentos. Eira lo conocía lo suficientemente bien como para saberlo. Algo le importaba, algo que no podía sacarse de la cabeza de ninguna manera, de modo que esperó pacientemente a que él dijese algo.

Eira y el misterio del príncipe ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora