Zona de la preocupación

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"Preocupaciones por aquí, preocupaciones por allá"

Me sentía saturado con las preocupaciones de la vida cotidiana, y siendo sincero nunca me había tomado mi tiempo, la universidad, el trabajo y demás responsabilidades estaban poco a poco generando estrés en mí, eso aunado a la monotonía del día a día, me hizo tomar la decisión de darme un merecido descansó es así que una tarde de junio decidí retirarme un tiempo de la ciudad la verdad sin un rumbo especifico, verán... soy un aficionado a la fotografía y tenía pensado pasarme un buen rato disfrutando de mi hobbie , fue así que empaque, unas cuantas cosas para una eventual acampada y junto a mi fiel perro decidí dar marcha sin pensar en que me depararía el camino.

Luego de llenar el tanque, comprar algunas cosas y tomar apuntes en una gasolinera a las afueras de la ciudad, decidí tomar una vieja carretera muy conocida en la región, pero a pesar de su historia me resultaba muy extraño que a esta fecha fuese muy poco transitada, ha de ser por los nuevos proyectos viales que tienen como fin acortar el tiempo de viaje, supuse, en mi intento de satisfacer aquella interrogante, a pesar de lo intimidante que pueda sonar, esa no era mi onda, tenía planeado tomar algunas fotos interesantes en el camino y nada era mejor que el morbo que levantaba estar en aquel ambiente desértico y alejado de la civilización, más bien lucia prometedor.

Todo iba como lo imagine, aquellos solitarios pero imperturbables paisajes, que aunque nostálgicos eran capases de brindarme una sensación de relajación que sumada a la cálida brisa de verano, hizo que el tiempo se me pasara volando, tanto fue así que a la media hora de viaje, y con alrededor de 40 km recorridos un sentimiento de duda se sembró en mí en cuanto empiezo a ver que el ambiente se torna un tanto tenue ya lo que era un árido pero iluminado paisaje se había tornado frio y oscuro, había caído la noche, ha de ser el hecho de que estoy en el medio de la nada supuse un tanto inquieto, a esta hora en la ciudad hay otro tipo de iluminación pensé tratando de matar cualquier signo de preocupación en mí, pues yo no vine a preocuparme, vine a relajarme exclame mientras acariciaba mi perro quien quizás bajo efectos de unas pastillas tranquilizantes mantenía una postura algo sumisa y relajada que me hizo volver en sí.

Poco después me volvió un espíritu optimista cuando me llama la atención un viejo mirador a orillas de la carretera, era perfecto, estaba a una altura considerable, desde allí se podía contemplar todo el valle que junto al ya manifiesto e imponente cielo estrellado, invitaba a perderse en el horizonte, perfecto esto vale la pena sacarle foto pensé mientras sacaba la cámara, disponiéndome a tomarle fotos a aquel hermoso paisaje, la verdad me sentía como un niño de nuevo.

Después de un rato ya un poco cansado y sumido en mis pensamientos algo perturba mi atención, mi teléfono estaba sonando desde mi vehículo me gire al instante en dirección a este, mi perro estaba mirando fijamente el interior casi inmóvil en una postura de alerta, sin pensarlo dos veces me acerco al auto, y para mi sorpresa mi teléfono que se suponía debía estar apagado como parte de mi plan para olvidar las preocupaciones ahora estaba encendido y con una llamada entrante de un número desconocido, de inmediato tomo mi teléfono para contestar...

—Hola...

Pero del otro lado de la línea solo se escucha turbador sonido de estática con un poco de interferencia de voces entrecortadas como si se tratase de alguien tratando de comunicarse a través de una estación de radio vieja, dicha llamada deje que se prolongara por dos incomodos minutos de los cuales no pude guardar ninguna clase de información salvo lo ya mencionado.

Al verme envuelto en tal situación que en términos generales no debería de ser algo inquietante, logro ponerme a pensar por otros dos minutos, algo me decía que fuese quien fuese el que haya llamado lo iba volver hacer. Luego de formular ideas tontas sobre quien fue y porque lo hizo, no le seguí dando más vueltas al asunto y decidí volver a casa, así que me dispongo a encender el vehículo pero para cuando tenía las manos en las llaves quizás por inercia mire el reloj del tablero del auto y mayor sería mi sorpresa, aquel aparato marcaba las 12:47 pm aun con dudas lleve mi mirada al reloj de mi muñeca y para mi asombro este lo confirmaría 12:47 pm.

— ¿Cómo carajos podía ser eso posible?

— Lo que para mí fue como una hora en realidad fueron seis horas.

Con dudas, consternado y aún muy confundido decidí emprender lo que ahora para mí era una huida.

La carretera apenas era perceptible para el par de luces altas que desenmarañaban la densa penumbra, la luz de la luna se ahogaba ante el manto nebuloso devorando el camino por completo, dándole matices místicos a aquellos rumbos.

Luego de conducir por una hora aproximadamente, logro divisar a lo lejos algo que ya se me hacía conocido, y que conforme me acercaba se hacía una dura realidad, en frente mío de forma estoica e inalterable yacía lo imposible... era el viejo mirador abandonado en el que había estado hace un rato, como si de alguna forma estuviera dando todo este tiempo, en un arranque de amargura frene el vehículo en seco.

Justo en ese instante vuelve a sonar el teléfono. Con un sobresalto y ya un poco alterado contesto, esta vez del otro lado de la línea se escucha a alguien o algo, y digo "algo" entre comillas porque no sonaba como una persona y siendo sincero no conocía siquiera algún animal que emitiera tan espectral sonido, lo más cercano a algo conocido era un maullido, el maullido de un gato pero este era mucho más grave y prolongado.

Ya cuando parecía que no podía haber algo peor los faros captan el movimiento de lo que parecen ser unos pequeños seres de aspecto humanoide de no más de un metro de altura, y que conforme se acercaban, pude detallar aún más que se trataban de criaturas de contexturas delgadas facciones toscas ojos enormes y expresiones demoniacas, enseguida entendí que venían hacia mí, sin pensarlo dos veces di marcha al vehículo en su dirección, mientras contemplaba con más detalle aquellas extrañas criaturas que pasaban a los lados del carro mientras mi perro ladraba violentamente, no solté el acelerador y mantuve como pude mi vista en la carretera, el motor estuvo arrojando trabajos rugidos quejándose de la desenfrenada carrera hasta que el can dejo de ladrar, y que según yo fueron quince minutos, ya pasado este lapso de tiempo coloca la mano encima de su perro en señal de aprecio, pero en su lugar una textura lisa y algo húmeda ajena al suave y reconfortante pelaje de su fiel compañero, perturba su sentido del tacto dejando a su imaginación un sinfín de ideas macabras que se quedan a medias justo en el instante en que escucha a aquello pronunciar lo siguiente...

—Dime ¿ahora que te preocupa?

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