Que Dios me perdone

8.2K 498 69
                                    

Alex era uno de esos preadolescentes que decía que el mundo es una basura y que su vida era un fracaso tras otro.

Lunes de septiembre, Alex despertó para ir a la escuela sabiendo que sería otro día largo y aburrido, se vistió y bajó las escaleras para tomar el desayuno que su madre le preparó, ella lo quería mucho y simplemente detestaba que el fuese así. El la trataba mal, jamás se llevaron bien, su padre no vivió más allá de los tres años de Alex, nunca pudo verlo crecer, en fin, Alex desayunó tomó su mochila y partió a la escuela. El día era nublado, algo lluvioso. Miró hacia arriba y dijo;

-Estupendo, lo que faltaba.

Llegó a la escuela y no saludó ni a un maestro ni a los alumnos, se sentó y apoyó la frente en la mesa escupiendo al piso y maldiciendo. Él era solitario, siempre había gente burlándose de él o golpeándolo. Los demás se divertían con él, pero él no se divertía con ellos, es más, cuando lo golpeaban ni siquiera se defendía. Este día, él estaba fatigado y realmente enojado, la cereza sobre el pastel fue que uno de sus compañeros, un bravucón le pateó las patas traseras de la silla y el cayó de espaldas al suelo con fuerza, todos se le reían. Pero él se levantó y el bravucón lo aventó al suelo nuevamente de un empujón, él estaba decidido a no soportar más abusos de sus compañeros. Pero no peleó, el no luchaba, no sabía defenderse. No era cobarde ya que insultó fuertemente al bravucón, pero eso solo enfurecía a este molesto muchacho y el comenzó a golpearlo en la espalda, el estómago y la cara. Alex estaba sangrando y el bravucón reía, sus compañeros ya no lo hacían y el profesor tampoco. Si no que el intentó separarlos y lo hizo, Alex fue enviado a la dirección a castigo, el bravucón se salió con la suya.

-Alex, ¿otra vez aquí?

-Yo no hice nada.

-No me trago tus mentiras, llamaré a tu madre.

-Llámala, no me importa.

-Eres un maleducado.

-Mataré a ese bastardo.

-Cállate por favor.

-Zorra...- susurró por lo bajo-.

Su madre dijo que no podría venir ya que estaba trabajando, así que la directora dejó que Alex volviese a su salón solo para ser molestado nuevamente por el idiota, él tomó una tijera cuando nadie lo veía de la mochila de su compañera y se la guardó bajo su camisa.

Al finalizar la clase, Alex siguió al bravucón y al estar alejados de la escuela, golpeó su nuca con la palma de la mano y corrió lo más rápido y lejos que pudo, el bravucón obviamente lo siguió sin descanso, Alex corrió hasta una vieja granja en ruinas, llovía a cantaros y el bravucón buscaba a Alex por todos lados hasta que el frenó, se quedó inmóvil mirando las hierbas, a ver si Alex estaba escondido ahí.

Pero Alex estaba sobre él, sacó la tijera de su camisa y se preparó. Alex estaba sobre una roca, arriba del bravucón dispuesto a terminar con sus abusos de una vez por todas, aún tenía algo de sangre en su nariz resultado de la golpiza que le dieron en clase, Alex se preparó. Saltó y cuando el Bravucón volteó Alex, rápidamente apuñaló en el hombro derecho al bravucón, este gritaba sin parar, Alex se agachó, tomó un palo que había en el suelo y golpeó al bravucón en la rodilla y de un solo golpe, la dislocó, esta estaba al revés y el bravucón gritaba y gritaba sin parar sin caerse hasta que Alex, finalmente golpeó su cara con el palo y este se desmalló. Alex lo miró con desprecio mientras caían las gotas de lluvia sobre la cara de ambos, la sangre también lo hacía.

Un poco más tarde, el bravucón se despertó atado de pies y manos con una soga sucia, con la ropa y la cara ensangrentada y la rodilla dolida, Alex entró al granero y le dijo;

-Oh, despertaste imbécil.

-¿Alex?

-¿A quién esperabas?

-¿Qué sucede?

-Vas a morir.

-¿Qué?

-Te mataré.

-¿Por qué?

-¿Tú por qué crees?

-Sé que he sido un idiota contigo y lo lamento, perdóname.

-No, ya es tarde, no te puedes arrepentir de lo que ya está hecho.

-Maldición, por favor no me mates.

-Cielo santo, ¡cómo se te ocurre maldecir ante Dios!

-¿De qué hablas?

-Mira hacia arriba.

Había un rosario colgando, era el que siempre llevaba Alex a la escuela.

-¿Sabes?... No tolero la vida porque pienso que el cielo es mucho mejor, quizá Dios no me acepte ya que estoy haciendo esto, pero me arrepentiré en un futuro, mientras tanto... Que Dios me perdone...

Alex torturó violentamente al bravucón incluso después de muerto y volvió a su casa totalmente cambiado de manera positiva para su madre.

Días después, el cuerpo sin vida del bravucón fue encontrado por la policía. Sobre él había una nota que decía "Que Dios me perdone" y un rosario sobre ella.

Luego de ese asesinato, Alex comenzó a cambiar, era mejor persona con su madre y su hermana, aunque aún tenía problemas en la escuela.

Atrévete a LEER!!!Where stories live. Discover now