Pacto con el duende

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Cuando era niña, vivía en una finca, en el corregimiento de Campoalegre en Andalucía, Colombia.

A mis 7 años mientras me encontraba jugando en el campo, escuché una melodía muy linda que provenía del cafetal, era como hipnótica porque poco a poco me fui adentrando en el cultivo.

Esa fue la primera vez que lo vi, estaba sentado en el suelo, era del mismo tamaño mío, llevaba sombrero y su piel parecía estar hecha de ladrillo...

Me saludo con alegría, no sé porque, pero no sentí miedo, sentí que podía confiar en él (que equivocada estaba), me regaló unos dulces, y se sentó a mi lado, me dijo que tenía el pelo más lindo que había visto y me pregunto, si me lo podía trenzar, a lo cual, yo acepté...

Me dijo que íbamos a ser los mejores amigos y que yo podía pedirle cualquier favor, pero que en condición, lo visitaría en el cafetal ocasionalmente...

Así se dieron las cosas, yo lo visitaba frecuentemente, y él siempre tenía lindos regalos para mí, desde dulces, comida, hasta joyas, eso sí, siempre que me veía, repetimos el ritual, él se sentaba a mi lado y me trenzaba el cabello. Me ayudaba tanto, que incluso en la escuela, me soplaba las respuestas de los exámenes.

Cuando cumplí alrededor de 15 años, un muchacho que me gustaba mucho me empezó a cortejar, en ese entonces, iba a mi casa y me hacía visita, a mí me parecía tan lindo, que empezamos a pasar mucho tiempo juntos, y con el tiempo, casi que me olvide por completo de volver a visitar a mi "amigo"...

Un día mientras estaba lavando ropa, un limón que venía con mucha fuerza, lanzado desde el cafetal, me golpeó en la cara. Caí y mientras me sobaba, el apareció, y me arrastró del cabello hasta adentrarme en lo profundo del cafetal....

El me arrastró a lo profundo del cafetal, con una fuerza sobrehumana, por más que intente soltarme fue imposible.

Cuando nos adentramos en el cultivo, me golpeó la cara con la palma de la mano, y me dijo que le había fallado... Que él ya sabía que yo estaba saliendo con un muchacho y que él iba a terminar con ese problema.

- yo le pregunte a qué se refería, y él me contestó que mataría a Juan (mi enamorado)...

Lloré, supliqué y le pedí que por favor no le hiciera daño, a lo cual él me dijo que se quedaría quieto si yo le prometía que no volvería a salir con Juan, y que a cambio, tendría que visitarlo con más frecuencia.

Aterrada y aunque no quería hacerlo accedí, al hacerlo, el me pidió disculpas por haberme golpeado y se tendió a mi lado para nuevamente trenzar mi cabello...

Esa misma noche, Juan me fue a visitar, y le dije que no quería volverlo a ver, aunque él no entendía, yo lo traté muy mal hasta que finalmente se fue...

Las cosas siguieron su curso, tal cual lo pactado, yo lo visitaba unas 4 veces a la semana, el trenzaba mi cabello y me obsequiaba todo tipo de regalos. Cuando cumplí 17 años tuve que mudarme a Tuluá. Donde conseguí un empleo en la farmacia de un hospital, y pensé, que por fin estaría libre, nunca me despedí, simplemente abandoné el lugar...

Durante dos años mientras trabajaba en Tuluá, todo marchó bien, vivía aterrada, le tenía mucho miedo a la noche, pero durante ese tiempo, nunca lo volví a ver.

Cuando tenía 19 años, otro muchacho, Gerardo, se interesó en mí, él también era muy guapo y poco a poco empezamos a salir y nos hicimos novios. Durante un año estuvimos juntos y felices, ya pensábamos en casarnos (en esa época la gente se casaba muy rápido). Hasta que un día mi novio planeó un viaje con unos amigos para ir a pescar... Nunca lo volvería a ver...

Los amigos de Gerardo contaron a las autoridades, que en la madrugada y como de la nada, él había desaparecido, lo buscaron durante días, pero nunca mas apareció, ni siquiera su cuerpo, "se lo tragó la tierra".

Para resumir mi historia, desde mis 20 años hasta mis 25, conocí a 3 hombres diferentes, uno a uno, ellos tuvieron el mismo destino que Gerardo, Raúl desapareció en las mismas extrañas circunstancias, Alberto sufrió un accidente de tránsito en su motocicleta en carretera y Alirio fue asesinado cerca de la hacienda de su papá.

Después de la muerte de Alirio, las pesadillas con él, se hicieron recurrentes, no tenía paz conmigo misma, sabía que él, había estado detrás de todo, aparte, la gente me miraba con terror, ya se había corrido el rumor en el pueblo, que yo era una especie de novia maldita, que todos los hombres que se fijaban en mí, encontraban rápidamente la muerte...

Un año después, sumida en una terrible depresión, ingrese a un convento y al cabo de unos años, me hice monja, siendo trasladada a la ciudad de Bogotá. Pero aún vivo con el terror de aquella terrible experiencia.

Atrévete a LEER!!!Where stories live. Discover now