Capítulo 6

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—Chicos, como en todos los programas de televisión, el nuestro también tiene un confesionario, pero como ustedes estarán viajando, será algo complicado

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—Chicos, como en todos los programas de televisión, el nuestro también tiene un confesionario, pero como ustedes estarán viajando, será algo complicado. —Larissa que ya se había cambiado de un vestido rosa pastel a uno de color negro con rojo estaba explicando a los competidores como iban a usar el confesionario—. Como ya se les dijo, el uso de celulares personales estará prohibido, recibir ayuda de algún familiar también lo está y con la prohibición de celulares nos aseguraremos de ello, pero como estarán muy lejos, cada uno recibirá un celular que podrán usar durante el programa, pero solo estarán agendados números de emergencia, de sus compañeros y del staff del programa. Los estamos monitoreando, así que si llaman a alguien que no sean los números agendados o si descargan alguna red social, que también están prohibidas, lo sabremos.

Todos ya sabían sobre esta regla, venía en las bases para la inscripción. Por otro lado, Linda había tenido menos tiempo para pensar en esto, su inscripción en el programa fue más idea de su padre, que muchas veces es también su manager, entonces ella tenía pocos días de saber toda la información de la competencia. Había que tenido que cancelar varios contratos que tenía con marcas y otros aplazarlos. Mucho de esto dependía de si resultaba ganadora o no. Aunque lo que más le dolió fue que no pudo avisarle a Carlos, ¿seguirá ahí cuando vuelva?

Una persona con un chaleco rojo y que en su espalda se veía la palabra "staff" le entrego a cada uno de los competidores una caja con un celular de la marca aguafon. Linda sacó su celular de la caja y lo encendió inmediatamente, pero se dio cuenta que ya había sido encendido antes y configurado también. Su celular era de color rosa con detalles de color dorado y el logotipo de la empresa era de color dorado, se trataba de una gota de agua en la parte central superior del celular.

—Enciéndanlos y exploren todo el celular, verán que hay una aplicación que se llama «el confesionario.» —Todos la buscaron y efectivamente ahí estaba, al entrar te mostraba una cámara directamente—. Solo deben grabar y decir lo que quieran, ustedes deciden si graban solos o con alguien más. Ahí mismo podrán ver sus grabaciones hechas anteriormente, pero ya no se podrá borrar nada. Bien, síganme.

La conductora les dio la espalda y caminó por un pasillo que estaba detrás de ella hasta llegar a una puerta que resultó ser la salida del edificio. Estaban en lo que parecía ser un estacionamiento y en él habían pequeños cuartos armados con lonas de plástico.

—Aunque les expliqué que podían grabar acompañados, la primera confesión les tocará hacerla solos, preséntense a su público, sean ustedes mismos, y cuéntenles sobre su experiencia. Recuerden que hay dos maneras de ser eliminado y ahora preocúpense por el público que tiene el poder de votar por ustedes y el menos votado estará en peligro de ser eliminado. —Les recordó con una cara de seriedad y después sonrió—. Sin más que decir, ¿Listos para su primer confesionario?

Todos le respondieron que sí y aun después de haber recibido esa advertencia, lo hicieron animados. En grupo se dispersaron y cada uno entró a uno de los cuartos pequeños. La mayoría solo se presentó, pero los más astutos dejaron un poco de cizaña hacia otros de sus compañeros...

La cruzada del millón.Where stories live. Discover now