Capítulo 15

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—Jefazo

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—Jefazo... ¡Jefazo! —Pablo estaba agitando el brazo de Luis hasta hacerlo despertar y lo primero que vio al levantar la vista fue el abdomen marcado de su compañero.

A prisa se sentó en la cama y talló sus lagrimales para limpiarlos y cuando ya se sentía más despierto, se fue al baño a ducharse.

Ya listo, se unió a los demás y escuchó como Reyna les explicaba el itinerario. El camión haría solo una parada en todo el camino.

—¿Están listos? —Luis preguntó en cuanto se unió al grupo, todos asintieron un poco confundidos.

—Te estábamos esperando, jefazo. —Pablo le guiñó un ojo y le dio unas palmadas en el hombro.

De no ser porque Luis tenía buen control, quizá se hubiera movido para que no le diera todas las palmadas en la espalda o le hubiera hecho una mala cara, pero claro, lo estaban grabando y lo último que quería era ser eliminado.

Nuevamente, ayudó a cargar la maleta más pesada, aparte de su propia maleta, y en algún punto del camino al taxi se ofreció a cargar la maleta de Reyna, pero ella siempre se negó.

—Qué buen servicio, ya están los taxis aquí. —Pablo corrió a uno de los taxis y Reyna divertida lo siguió.

Luis se unió al taxista que se había ofrecido a subir las maletas y cuando terminó se quiso subir al taxi, pero para su sorpresa ya no había espacio.

—Te vamos a extrañar, Jefazo. —Pablo le dijo con una mueca triste y Reyna rio, en ese taxi solo irían ellos dos con otros dos camarógrafos.

—¿Necesitan dos camarógrafos? —Luis se quejó.

—No, Pedro, te necesita en el otro taxi, si lo dejas solo, ¿con quién hablará? Necesitamos material para el programa de todos si queremos que el público nos quiera como equipo. —Reyna le explicó la estrategia que ya desde el primer día estaban usando—. Lo siento, no pudimos convencer al taxista de subir a los cuatro y a un camarógrafo, únicamente podían subir cuatro personas, por eso mejor nos repartimos.

—Cierto... —Luis accedió y se fue al otro taxi donde pudo ver que aún faltaban maletas por subir y de nuevo, ayudó a subirlas.

Le entró un coraje cuando se dio cuenta de que probablemente una de las maletas que subió eran de Pablo, pero ya era muy tarde, le había ganado ir sentado con Reyna, así que se aseguraría de ir con ella en el camión.

—Listo, gracias amigos. —El taxista se subió de inmediato y él estaba por subirse cuando uno de los camarógrafos lo detuvo y se salió del taxi.

—Para que vayas al lado de Pedro y los podamos grabar. —Luis odiaba tener que ir en el asiento de en medio, era muy incómodo para él.

—Ya que... espera ¿No estaba ninguno de ustedes afuera grabando? —Ambos negaron al instante y él hizo su mayor esfuerzo para evitar gritarles porque había cargado muchas maletas para mostrar lo servicial que era ante el público y nadie lo había grabado.

La cruzada del millón.Where stories live. Discover now