Capítulo 12

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Los vencedores salieron corriendo igual que todos, pero parecían llevar una coordinación impresionante

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Los vencedores salieron corriendo igual que todos, pero parecían llevar una coordinación impresionante. Como si todos hubieran empezado con el mismo pie y además iban moviendo los brazos iguales. Ana Campana iba en la delantera y detrás iban sus compañeros y un poco más atrasados, los camarógrafos y el médico.

—Deténganse. —Ana alzó ambos brazos a la altura de su pecho evitando que sus compañeros pudieran avanzar.

—Creo que estoy viendo lo mismo que tú. —Su compañero, Leonardo, se acercó a ella.

Frente a ellos había una pandilla de motociclistas y la idea fue bastante tentadora. Mario, que les había explicado lo bueno que era persuadiendo a las personas, se acercó a ellos y los empezó a convencer de que les rentaran las motocicletas.

–Hola, ¿qué tal? –Mario llegó estirando su brazo intentando saludar al que parecía ser el líder, pero lo dejaron colgando–. Bien, mis amigos y yo nos preguntábamos si pudieran llevarnos a Toque, se ve que viajan mucho.

–¿Cómo nos vemos, muchachito? –El líder le preguntó, uno a su lado tronó sus dedos y una chica detrás empezó a jugar con una navaja.

–Muy bien, sí, sí, es que... ¿Les pagaremos? Sí, les pagaremos, miren, ¿nos acercarían? Es que... ¿Les pagaremos? –Las gotas de sudor bajaban por la frente de Mario.

Ana ya desesperada y viendo que su compañero no podía convencerles y además ya se estaba poniendo nervioso al grado de que sus manos temblaban cada que intentaba explicarles a los motociclistas que era lo que tenían que hacer.

—Sostén la maleta. —La capitana le pidió a Liss—. ¡Hey! Me llamó Ana, ¿no estarán interesados en llevarnos a Toque por un par de dris?

El líder de la pandilla de motociclistas rio al ver que Mario se escondía detrás de Ana y en seguida consultó su decisión con la chica que sostenía la navaja con bastante habilidad y esta le susurró algo al oído. Volvió su mirada a Ana y este le dijo el precio.

—Bien, tenemos un trato. —Estaban estrechando manos los dos líderes—. Tú, escuálido, irás con «el quita ojos».

Él se estaba refiriendo a Mario, quien no estuvo muy feliz con su nuevo apodo en televisión nacional. Liss se subió con un motociclista que llevaba solo una camisa interior y pantalón de cuero, exhibía unos brazos muy bien trabajados y llenos de tatuajes.

Mario se subió de muy mala gana en la moto de «el quita ojos», que era un tipo que parecía no haberse duchado en semanas y, además, sí tenía aspecto de darle honor a su apodo. Leonardo se fue con una chica pelirroja y Ana con la mujer que había hablado con el líder antes de aceptar, al parecer esa era su esposa.

Los camarógrafos hablaron con varios motociclistas, buscaban quienes podrían hacer lo que les pedían, como manejar de vez en cuando junto a los participantes y poder grabarlos. Básicamente, buscaban buenos motociclistas que no los mataran en el intento de hacer una buena toma.

La cruzada del millón.Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum