Capítulo V: Presentaciones.

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Era una figura autoritaria y era el doble de alto que el resto de los caballeros, como si no perteneciera a este mundo, además, emanaba un aire de grandeza, de superioridad, de confianza y de bondad, todo eso unido en un todo, que aún sin conocerlo daban ganas de seguirlo. Mi acción inmediata fue hincar una rodilla en el suelo en pose de respeto, a lo que todos respondieron con una carcajada, pero ¨Diez¨ me ayudó a incorporarme.

- Nunca te pongas de rodillas ante nadie - dijo -, pues, aunque no seas superior a nadie, nadie merece que te arrodilles por él.

- Ven, dejémonos de formalidades, únete a nosotros, todavía hay mucho que contar y hacer.

De esa manera, al fin estábamos reunidos todos, por fin escucharía el resto de la historia. Eso estaba pensando cuando, de momento, en la sala, vi algo que acaparó mi atención por completo, no era algo, era alguien, era ¨ella¨, no era la mujer más bella del mundo, pero su rostro para mí lucía como el de una diosa, su mirada penetró mi alma y hubiera seguido en el trance de no ser porque ¨Ocho¨ casi me rompe una costilla de un codazo.

- Tranquilo muchacho, que ya habrá tiempo para babear y esas cosas, además, serán compañeros por un buen tiempo.

- Está bien, ya, ya - respondí con la cara bastante roja por la vergüenza.

¨Diez¨ nos reunió a todos frente a él en aquella sala, así que nos acomodamos como pudimos entre los asientos y el suelo, priorizando a las chicas, pues había 4 de ellas, incluyendo a la joven que me había hechizado; aunque debo resaltar que las otras 3 no carecían de encantos, pero, en fin, así nos acomodamos y ¨Diez¨ comenzó a hablar.

- Primero que todo, vuelvo a presentarme, soy ¨Diez¨, líder de los Caballeros Sagrados de la Orden del Cetro Carmesí, iremos presentándonos poco a poco todos los caballeros y cada discípulo se presentará con su maestro, sin decir su nombre, solo se parará junto a él, pues las presentaciones entre los sucesores serán más formales, luego del ritual de paso, cuando se hayan convertido en los próximos caballeros y los anteriores se hayan retirado.

- Antes de seguir - continuó ¨Diez¨ -, les presento a dos amigos, Celina y Darrell, dos Vernidan, serán sus compañeros y ayudantes, su familia ha apoyado a los caballeros por generaciones, se especializan en varias labores, cocina, historia, ciencia, herrería, joyería, medicina y también saben combatir.

- ¿Vernidan? - preguntamos al unísono 4 de los discípulos, incluida ¨ella¨.

- Si, sé que no saben qué significa, pero esa explicación viene luego, ya les contaré todo de este mundo, pero ahora vamos a lo importante, ¨Uno¨ ponte de pie.

Así comenzó la presentación de cada caballero, cada uno se levantó junto a su discípulo para irlos conociendo poco a poco.

¨Uno¨ era un hombre atlético, aunque no tan musculoso, su cuerpo daba la impresión de ser bastante flexible y sus facciones eran japonesas, con un pelo fino y negro;

¨Dos¨ era de una piel negruzca, como si su piel estuviera quemada, su cuerpo estaba cubierto por unas venas que parecían de fuego o lava, bastante musculoso, era un Vulcan, según dijo, aunque, por supuesto, la explicación era luego;

¨Cuatro¨ era un poco más pequeño que el resto, aunque bastante fornido, de ojos que parecían querer estar en combate todo el tiempo; algo que lo hacía ver diferente, además de sus estatura, eran dos cuernos medianos que sobresalían de su cabeza, era un Céfirem. Claro, aunque lo haya estado omitiendo, cabe resaltar que cada discípulo iba parándose con su maestro.

Así pues, se presentaron todos los presentes, entre ellos dos bellas mujeres, ¨Cinco¨ y ¨Nueve¨, una Vernidan y una humana respectivamente, esta última con facciones como indias. En la presentación faltaron ¨Tres¨ y ¨Siete¨, ya me parecía extraño que el número de los presentes cuadrara tan bien si estaban Celina y Darrell también, pero, aunque sus maestros no se presentaron, si lo hicieron sus discípulos.

Paltros y el Cetro Carmesí Where stories live. Discover now