Capítulo VII

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La noche transcurrió tranquila, aunque me acosté aun pensando en todas las cosas que había visto durante la prueba, apenas cerré los ojos quedé profundamente dormido, sin sueños, al menos que yo recuerde. Una voz hermosa, me despertó, era ¨ella¨, la discípula de ¨Ocho¨, al parecer la habían enviado a despertarme.

- Levántate holgazán, que te vas a quedar sin desayuno -me dijo- eres el único que falta, ¿cómo demonios puedes dormir tanto?

Me incorporé de un salto y comencé a cambiarme, cuando de pronto la puerta de mi habitación se abrió, al parecer no le había puesto seguro por la noche, ella pudo ver toda la habitación, todavía me estaba cambiando, solo tenía el calzoncillo puesto y no es por presumir, pero estoy bien dotado, si entienden a lo que me refiero. Ella me miró avergonzada, su cara se tornó algo roja y a mí se me calentaron las orejas de la vergüenza, inmediatamente me puse el pantalón y ella cerró la puerta de golpe.

-¡Apúrate!, y por cierto lindos ositos- me dijo con una voz que sonó burlona.

Se alejó lentamente, pude escuchar sus pasos bajar las escaleras, no pude responderle, me quedé atontado con lo que me dijo, me sentía avergonzado, me había visto usando el calzoncillo que me había regalado mi madre, que tenía varios ositos panda dibujados, pero de algo estaba seguro, a ella no se le había enrojecido la cara por ver a esos osos, así que en algo me aliviaba.

Bajé hacia el comedor lo más rápido que pude, al llegar ya todos estaban terminando de desayunar, gracias a mi padre que guardó el mío pude comer algo, porque si fuera por ¨Ocho¨ acaba con el de todo el mundo.

Luego de desayunar nos reunimos como ya era normal en el salón común, allí ¨Diez¨ se dirigió a nosotros:

- Es hora de comenzar el ritual de paso de poderes, al superar la primera prueba se encuentran listos para avanzar a la siguiente fase; pero esta vez será excepcional, haremos los dos rituales al mismo tiempo a causa de un incidente importante que ocurrió durante la prueba y que solo pudimos apreciar dos personas, yo que estaba conectado a todos y el responsable, que aún es inconsciente de este hecho- continuó explicando ¨Diez¨ - así que este día se convertirán oficialmente en los siguientes caballeros sagrados y sus maestros se retirarán, cada cual a su lugar de residencia o donde ellos deseen a vivir una vida común y corriente, tranquila, sin poderes, ni grandes responsabilidades, con los recuerdos de sus grandes días, por supuesto, los humanos volverán a su mundo y los habitantes de este a sus respectivos pueblos a vivir una vida de paz lo mejor que puedan.

- Pero, ¿qué fue lo que sucedió en la primera prueba? - preguntó la discípula de ¨Ocho¨.

- Y cómo recibiremos los poderes los que no contamos con nuestros maestros - le secundó el discípulo de ¨Tres¨.

-Está bien, cálmense, ahora explico- dijo ¨Diez¨ -, pero una pregunta a la vez, primero, el incidente del que les hablé, va asociado a que ya uno de ustedes posee un poder, uno que solo había poseído el primer caballero que ostentó el número ¨Seis¨, el más poderoso de todos los que han llevado este número y que ahora posees tú discípulo de ¨Seis¨- me dijo mirándome a los ojos.

Todos me miraron atónitos, pero yo no sabía a qué se refería, ¿poder? Que poder, no me enteraba de nada.

- Es lógico que estés confundido- me siguió diciendo -, el poder que posees no es una habilidad física, me refiero a la premonición, o sea, eres capaz de prever eventos futuros, en los cuales eres capaz de influir para evitarlos o cambiarlos, pero que, por supuesto puede traer consecuencias, en ocasiones buenas, a veces malas, nunca sabrás con certeza, todo depende de la envergadura de la visión. Lo que viste durante tu prueba fue una visión, tu visión terminó mezclándose con el desafío, pero aun así lo que viste es un evento futuro, tú previste un ataque que ocurriría en la Cámara del Nix durante el ritual de entrega de poderes.

Paltros y el Cetro Carmesí Where stories live. Discover now