Capítulo 33

25.8K 1.6K 327
                                    

Karla

Le doy un trago a mi taza de café, mientras observo a Via, comerse su cuarto plato de panqueques con miel y tocino. Marissa, en cambio solamente se encarga de pedirle un cubo de basura para colocarlo a un lado de nuestra amiga embarazada.

Hace como una semana que habíamos vuelto a Sicilia, un par de días después Olivia y Marissa, sacaron la idea del desayuno pendiente más ahora que Via, tiene dudas con su embarazo, aprovecha para acribillar a Ferrara con preguntas.

-No necesito el cubo- espeta- estoy bien, de hecho; creo que podría comerme un plato más-

-No dirás eso en diez minutos, Caruso- responde Issa- es mejor estar preparadas-

-¿Leandro te dio muchos problemas?- pregunto con curiosidad.

Los ojos verdes de mi amiga-por que sí, ya la considero una buena amiga- me miran con cierta diversión. Se ríe, negando divertida.

-Demasiados- suspira- tuve que renovarle el armario de zapatos a Dante, como cinco veces-

Me río.

-Es lindo, como el idiota de tu hermano cuida, Leandro-

Una pequeña sonrisa, surge en sus labios.

-Dante, puede parecer estúpido la mayor parte del tiempo. Pero, es un buen hermano; el mejor diría- bebe un trago de café- fue mi soporte, en casi en todo el embarazo. Estaba emocionado al saber que iba a tener un sobrino a quien enseñarle sus estupideces-

El sonido de arcadas, nos saca de nuestra charla. Vemos la cabeza de Via, enterrada en el cubo de basura que Marissa, le había pedido.

-Bueno, tuviste razón- digo- creo que el monstruito, le dará varios problemas-

Ella asiente, mientras se ríe. Veo que un camarero pasa por un lado de nosotros, antes de que se vaya lo detengo; le pregunto si tiene galletas de jengibre. Cuando me responde que sí, le pido una orden para Via.

-Leí una vez, que las galletas de jengibre, ayudan con las náuseas-

Vemos a Via, perderse un buen rato. Pasan alrededor de unos diez minutos, cuando logra recomponerse, le entrego una servilleta para que limpie el sudor de su frente.

-Comienzo a odiar al monstruito- espeta- dios, ya no me gusta estar embarazada-

Marissa y yo, simplemente nos reímos.

-Pero no te quejabas en la playa nudista, Caruso- replica ella- ahora, ahí está tu premio-

El camarero trae la orden de galletas, la nariz de Olivia; se frunce ante las galletas. Le hago una señal con la cabeza, comiendo un bocado de mi pastel de chocolate.

-Te harán bien, créeme-

-No lo sé...- responde- creo que podría vomitar, todo el día-

-Se irán en un par de meses- digo

-Habla por ti, Bianchi- refuta Ferrara, en tono jocoso- hasta los seis meses, se me quitaron a mí-

-¿Qué hay de ti, Karla?-

-Via...- intenta Marissa intervenir.

Le doy una pequeña sonrisa, para tranquilizarla. Días antes de irnos a Rusia, había hablado con Olivia, acerca de lo que había sucedido, lloró como unas dos horas completas. Marissa y yo, ya no sabíamos qué hacer, hasta que llamamos a Guido, que con la sola mención del sexo, el llanto se quitó para irse con su marido.

-No, está bien...- hago memoria- realmente, no me dieron síntomas, ¿creo?- me encojo en hombros- no recuerdo haber tenido nauseas, vómitos o todos los síntomas de un embarazo. Solo noté que no me llegaba el periodo-

Dolce amoreWhere stories live. Discover now