Medusa

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Suspiro mientras termino de darles las ultimas ordenes a los encargados del banquete de la boda y revelación, que terminó en el nacimiento de la niña de los Stirling

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Suspiro mientras termino de darles las ultimas ordenes a los encargados del banquete de la boda y revelación, que terminó en el nacimiento de la niña de los Stirling.

Menudo día tan raro, pero sin duda tuvo su toque de encanto y diversión. Sonrío, recordando la ceremonia de Karla y Enzo, fue una sorpresa muy bonita para todos nosotros, que me incluyeran también, me hace muy feliz.

Creo que nunca entenderé hasta donde llega la capacidad de Karla, para poder perdonar a las personas que alguna vez le hicieron daño, por mucho que me haya dicho lo que pasó hace diez años. Hay momentos en los que no puedo olvidar todo lo sucedido.

Tendría la edad de Leandro y sería su hermano.

Algunas veces pienso en el "hubiera", ¿qué hubiera pasado si tan solo me hubiera detenido un segundo para escuchar a Karla? ¿Las cosas serían distintas? ¿Leandro hubiera tenido un hermano?

Probablemente eso hubiera sucedido, probablemente no. Existen miles de respuestas a esa pregunta de qué hubiera pasado, demasiadas que en algún punto mi cabeza comienza a doler al recordarlo. Como dice mi amiga, es mejor dejar de moverle a las aguas del pasado.

Las cosas sucedieron por alguna razón, jamás obtendremos una respuesta clara del por que suceden las cosas.

Sí, definitivamente debería de dejar de romperme la cabeza con esas cosas. Han pasado diez años, es hora de que deje todo atrás. Karla es feliz con Enzo y ahora, ellos formarán una hermosa familia.

Me alegro por ellos.

Bufo por lo bajo ante mi propio masoquismo mental, el maldito disfruta mucho de hacerme sufrir de vez en cuando.

—¡Mamma!—

Sonrío ante la voz de Leandro, si hay algo que le agradezco a la mierda de Dave; es que me haya dado un hijo tan maravilloso como lo es Lea. Aunque tenga muchos de sus rasgos, eso no impide que lo ame con toda mi alma, ese pequeño se ganó mi corazón desde el momento en que oí los latidos del suyo.

Es uno de los sonidos más maravillosos que he escuchado en mi vida.

—¿Que ocurre, figlio?—

—Nada, quería verte— sonríe encantadoramente, veo que oculta algo detrás de su espalda— darte esto, ven agáchate—

Me río por lo bajo, cuando me agacho hasta su altura. Mi hijo saca lo que tenía escondido detrás de su espalda, mi corazón se hincha al ver que tiene una rosa amarilla en sus manos; sabe que me gustan mucho.

—Cariño, es muy bonita—

—La encontré para ti, mamma—

La tomo y la acerco a mi nariz, aspirando su aroma por un costado de los pétalos, sonrío al sentir el olor dulce.

—Me encanta, cariño— digo, beso su mejilla— muchas gracias—

—De nada, mamma— asiente— ¿Me das otro beso?—

Dolce amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora