Capítulo 3

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Capítulo 3. Salón de los espejos

Casa. Ese lugar era desconocido para el guardián. Desde que fue nombrado como la persona quien custodiaría el salón de los espejos, dejó todo incluyendo la casa de sus padres y comenzó a vivir en el palacio, pero sabía muy bien que ese lugar no era su casa. No había modo de llamarlo su hogar, sino que existía un lugar para él y para su pareja destinada, un lugar que no le era posible conocer hasta que este apareciera y que por primera vez Jaemin estaba observando con total cuidado. Seguía impresionado de ver que el salón de los espejos aún podría enseñarle secretos y cosas increíbles como lo fue solo decir 'casa' y por fin lograr que el espejo que pertenecía a Kwangya se activara permitiéndole viajar por primera vez a la que desde siempre el salón de espejos había destinado como la casa del guardián y su pareja.

Sin ambos, no habría forma que esa clausula le permitiera a Jaemin haber viajado desde que supo que tenía una casa al iniciar su encomienda. Por supuesto que lo intentó muchas veces y en cada una de ellas falló, hasta que se dio por vencido limitándose a esperar por aquella persona que ahora tenía en brazos todavía inconsciente.

"¿Cómo se supone que volveré al salón?"

Era lógico que se lo preguntara, nunca antes había sucedido eso. No es que desconfiara de lo que el propio salón le proporcionaba, sino que al ser la primera ocasión no conocía que palabra o frese decir para regresar al salón.

— ¿Sa-salón de espejos? —soltó al aire mirando a su alrededor.

La respuesta que recibió fue la puerta de la cabaña siendo abierta lentamente invitándole a conocer el interior. Él pasó saliva, miró al castaño un momento y caminó al interior de la casa sin la fortuna de poder ver nada, pues solo escuchó la puerta cerrarse y de nuevo estaba en el salón de espejos.

"Entonces así funciona"

Sonrió al punto que sus ojos se cerraron por la enorme sonrisa. Sus emociones eran tan incontenibles que incluso los reflejos desde su mundo esbozaron una sonrisa, aunque algunos no estaban en una situación agradable como quien estaba discutiendo con el extraño que se negaba a avanzar en su auto o quien estaba a punto de golpear al idiota que le había empujado en los pasillos de donde trabajaba. Otros, por otro lado, sonrieron disfrutando de los rayos del sol por el excelente clima o al que le gustaba ver la lluvia tomando una bebida caliente. Incluso hubo quien detuvo su lectura percatándose de su sonrisa cuando lo que leía no le sonaba emocionante o alegre, sino un exhaustivo estudio.

— ¿Qué demonios le pasa al guardián?

Prefirió no satisfacer su curiosidad así que se encogió de hombros y negó. No iría hasta el portal de nuevo en ese día para que al final resultara una tontería.

— Que día tan más extraño. —murmuró volviendo a leer— Un reflejo loco y al guardián se le ha contagiado la locura. Debimos tener un psicólogo entre nosotros.

— ¿Qué dijiste?

Alzó la mirada encontrando a una joven frente a él con varios libros en sus manos observándolo atenta. Ninguna emoción se leyó en su rostro durante un momento, pero ella siguió ahí.

— ¿Qué? —cuestionó a la defensiva con el ceño fruncido— ¿Nunca has visto a alguien leer?

— Y-yo... lo siento. —se disculpó apretando los libros— Solo... me resultó curioso escucharte. ¿Puedo saber qué idioma fue en que hablaste? Sonó como una lengua muerta.

Arqueó la ceja dejando el libro que tenía en las manos sobre la mesa y se cruzó de brazos. Su humor no era el mejor ese día y aquella joven solamente lo iba a empeorar si no es que ya lo había hecho.

Mirror's Room  [RenMin]Where stories live. Discover now