Capítulo 37: ¿Puedo compartir tu dolor?

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Capitulo 37: ¿Puedo compartir tu dolor?

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– Malditos – Mascullo una voz con tanto odio y desprecio – Me vengare... los haré rogar por sus vidas – ¿Liam? me preguntaba – Habrán deseado jamás haber existido – No, no podría ser, el timbre de voz era similar al de mis recuerdos pero claro al final Liam solo podía sentir odio, rencor y un enorme deseo de venganza, tal vez por eso, cada palabra y cada expresión me rememoraban a mi hermano, ¿De quien podría tratarse? – Los matare... uno a uno arrancare sus cabezas – Blasfemaba sin parar.

Me encontraba inmersa en un sueño, observaba a mi alrededor y todo empezaba a cobrar más y más sentido, mis pies se movían por si solos atraídos por aquella sufrida y atormentada voz que no paraba de maldecir; llamaba por mi, detrás de todos y cada uno de sus reniegos pareciera como si suplicara por una resolución, su alma acongojada sufría y agonizaba en lo más profundo. Mi corazón se achicaba con cada paso hacia adelante, cada palabra era como una daga asestada en mi pecho ¿Por qué mi corazón estaba sufriendo tanto? ¿Por qué sentía unas enormes ganas de encontrarlo y decirle "Ya todo estará bien"?

Y fue ahí cuando lo vi, de rodillas sobre el suelo sosteniendo con firmeza el cuerpo ya sin vida de dos mujeres.

– Por favor, se los ruego, no me dejen – Imploraba mientras agitaba sutilmente sus cuerpos – No se vayan – Suplicaba mientras se desbordaba en lagrimas y sufrimiento.

Ciertamente ahora me sorprendía en gran medida como la Diosa Luna me mostraba cosas, mis labios se curvaron en una sonrisa torcida llena de ironía, ¿Por qué siempre era yo quien debía ser la espectadora del sufrimiento ajeno? como si no bastara con el peso de mi propio dolor. Era casi un hecho de que la persona postrada frente a mi era Adriel Dachs.

Tal vez este fue el momento en que su madre y hermana murieron tras el ataque de los hermanos Serkín en la mansión de la manada Black Moon.

– Tranquilo... todo estará bien – Susurre con un timbre de voz dulce.

Coloque la palma de mi mano sobre su espalda y de manera delicada comencé a darle pequeños golpecitos, dejando escapar un enorme suspiro pensando para mis adentros que por lo menos Adriel no era tan joven como yo en aquella época, no era como si su perdida no fuera a ser una herida en su corazón y un dolor asfixiante pero mi corazón sentía la calidez de saber que no estaría solo, tenia amigos valiosos que se preocupaban por él.

Sin previo aviso, dos brazos me rodearon por el cuello haciéndome caer de bruces al suelo, me quede estupefacta por un par de segundos, el Adriel de aquella época se había abalanzado sobre mi; podía sentir el leve temblor que recorría su cuerpo, a través del leve roce de su piel sobre la mía podía abrigar su dolor, aquel temor previsto ante la perdida de las personas amadas.

– Todo estará bien... – Susurre de nuevo mientras la palma de mi mano acariciaba suavemente su cabeza.

Adriel escondió su cabeza entre mi hombro derecho cuando un dolor punzante comenzó a nacer, algo afilado se mantenía ejerciendo presión sobre mi piel, en un instante la escena cambio radicalmente, ahora no me encontraba abrazando al Adriel en su forma humana sino a su bestia, sus colmillos afilados se mantenían unidos firmemente a mi hombro, gruñía y rasgaba como si de un pedazo de carroña se tratara. De un manotazo logre liberarme de su agarre no sin sentir como la piel se desprendía de mi hombro para terminar dentro del hocico de Adriel, di un paso atrás y lo que mis ojos observaron me hicieron perder el equilibrio para caer de rodillas sobre el suelo, con mi mano izquierda intentaba detener la hemorragia de la herida, mis ojos se abrieron completamente mientras que sin poder evitarlo desde la punta de mis dedos hasta la espalda me recorrió un escalofrió paralizante, el lobo frente a mi había perdido completamente la razón, no era el mismo Gunther con el que había peleado esta misma tarde, sus ojos teñidos de sangre denotaban locura, desquicio y una sed de sangre incontrolable, sus gruñidos estremecían mis oídos, este era el tipo de lobo de mis recuerdos, mi pesadilla y terror más grande.

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