Capítulo 25: ¿Por qué me elegiste esta vida?

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– Aimi... pequeña, ven aquí – Pedía mi padre mientras intentaba sacarme de mi escondite – ¿Porque no sales y vienes a decir hola?

– ¿Ahora que le sucede? – Preguntaba mi hermano mientras le veía de reojo sostener la mano de aquella mujer.

– Nos ha escuchado esta mañana mientras le decía a tu padre que traerías a tu mate a vivir con nosotros – Explicaba mi madre mientras soltaba un enorme suspiro lleno de pesadez – Desde entonces se rehúsa a salir de allí.

– AH! – Chillo mi hermano en sobresalto – ¿Pero porqué?

Vi como mis padres se dedicaban unas miradas llenas de picardía y obviedad para después soltar unas risitas muy divertidas.

– ¿Cuál es la risa? – Grito mi hermano totalmente avergonzado mientras sus mejillas se sonrojaban y se rascaba la cabeza en ademan de nerviosismo.

– Es que esta celosa – Esbozo mi padre cuando termino de reír – Al parecer piensa que eres de su propiedad – Dijo con gracia en sus palabras.

– Es tu culpa – Sentencio mi madre – ¿Acaso le pediste permiso para tener una mate? – Soltó haciendo complemento a la broma que inicio mi padre.

– ¿Qué? – Renegó mi hermano intentando parecer genial frente a esa mujer – ¿Qué soy un crío? No necesito su permiso ni el de nadie.

Mientras mis papas y Liam discutían entre risas, reclamos de mi hermano y burlas de papá, aquella mujer se acercó delicadamente hasta donde me encontraba escondida, al verla como instinto escondí mi rostro detrás de la puerta de la alacena dejándola entre abierta.

– Tu debes de ser Aimi... – Dijo con una voz que me pareció tan dulce y delicada – La pequeña hermanita de Liam – De reojo pude notar que se había arrodillado al borde de la puerta – Mi nombre es Lilly, espero que seamos buenas amigas – Esbozo mientras me extendía la palma de su mano y me dedicaba una tierna sonrisa.

********** Flashback Aimi Blake 7 años – Cautiverio

Mis ojos se abrían con pesadez, si por mi fuera preferiría quedarme en un estado mental repleto de sueños y recuerdos agradables como el de hace unos instantes, aquel recuerdo que mi mente olvido pero que mi subconsciente trajo hasta mi tal vez como un gesto nostálgico o mero instinto como consecuencia de lo ocurrido... la primera vez que Lilly llego a nuestras vidas. Ahora mí querida amiga se había convertido en el mero anhelo de un recuerdo, su presencia podía existir solamente en mi mente.

Aisha – Masculle con voz débil – ¿Nos pasara lo mismo que a mamá y Lilly? – Pregunte cabizbaja – ¿Sera ese también nuestro destino? – Pregunte de nuevo mientras contemplaba nuestra prisión; aquellas piedras enmohecidas que daban forma a las paredes y el suelo, la tenue luz que se esforzaba por ahuyentar a la oscuridad pero traía consigo una enorme variedad de siluetas aun más aterradoras que la penumbra misma – ¿Por qué la Diosa Luna nos condenaría a tan terrible final?

Yo... no lo se – Respondió Aisha con una voz apenada por la ignorancia – No sé que tipo de destino aguarde por nosotras... – Replico ahora con convicción – Pero no creo que la Diosa Luna haya planeado esto para nosotras... aun estamos vivas... – Soltó mientras daba un golpe al suelo con la pata – Debemos luchar, recuperar nuestra libertad y la de nuestra familia.

Aisha – Solté un poco apenada – Tengo miedo...

Me quedaba claro que no había espacio para dudar, no podía ser más la niña pequeña que solo deseaba los brazos de mamá y papá, se lo había prometido, le había prometido a Lilly ser fuerte pero no era sencillo, no era como si cerrara mis ojos y al abrirlos todo sería diferente, que yo sería más fuerte, más hábil, con más coraje y convicción, por Dios solo tenía 7 años, ser débil, chillona y hasta a veces un tanto caprichosa era mi ser, era lo que conocía y mejor sabia hacer.

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