Capítulo 32: ¿Es esta una despedida?

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En mi mente podía visualizar a aquella pequeña niña y su fino vestido blanco recubierto de mariposas, su rostro dejaba escapar una sincera y muy linda sonrisa mientras agitaba su mano derecha con ritmo, no había rastros de alguna herida, su cuerpo se le veía sano y salvo, estaba feliz... lo habíamos hecho bien.

Deje escapar una bocanada de aire, aquella imagen me abandono de la misma manera en que llego, tan fugaz pero concreta, fue como si la pena que embargaba nuestro interior dejara de ejercer presión y nos liberara de a poco.

Lo hicimos bien – Espetamos al unísono Aisha y yo en el interior.

En mi mente y corazón se quedarían grabados todas y cada una de las sonrisas y la valía de mi familia; la calidez de lo que una vez fue mi hogar, los abrazos de mi padre sosteniéndome por los cielos, la dulce voz de mi madre tarareando una canción de cuna, los cuidados y atenciones de mi querida amiga Lilly y las ridículas peleas con Liam. Todo ello viviría en mi alma por siempre, nunca podría olvidar el sacrificio que todos ellos hicieron por nosotras, nos devolvieron la libertad otorgándonos una nueva oportunidad de seguir viviendo... esa era una deuda que jamás podre pagar.

– Corre lo más lejos que puedas de aquí y ocúltate... – Repetí con cierta añoranza cada una de las palabras que habían quedado grabadas en lo más profundo de mi alma – Esas fueron las ultimas palabras de mi padre – Solté mientras intentaba con todas mis fuerzas contener las lagrimas, el corazón se me achicaba – Cuando mis patas tocaron por primera vez el exterior... corrí como nunca a paso firme y sin detenerme por un instante – Continúe la historia mientras comenzaba a ser más consiente de mi alrededor, todos esos ojos postrados sobre mi llenos de lastima con un tinte de horror... me causaban malestar – Tal vez mantuve el ritmo durante dos días completos, frente a mi solo se dejaba ver un interminable bosque frondoso cubierto por delicada nieve... sin duda alguna era invierno, los riachuelos se encontraban congelados – Mi cuerpo se estremeció un poco como si recordara esa sensación helada – Cuando caí en cuenta mis pies me habían llevado de vuelta a mi hogar... o más bien lo que quedaba de ello – Corregí al instante – La maleza había pasado a formar parte de las paredes que aun quedaban en pie, cada pasillo y habitación fue tragada por el bosque haciéndolo parte de él, lo que el fuego no logro consumir el bosque se había encargado de devorarlo, era como si nunca hubiera existido aquel lugar – Solté lo ultimo con un tinte de ironía y desagrado – Aquella tierra y sus habitantes habían caído en el olvido... – Quería continuar pero las palabras no salían de mi boca.

Un silencio total domino por completo la habitación, cada uno de los presentes se había quedado casi sin aliento, evitaban en gran medida suspirar o halar aire para evitar interrumpir o seguramente era tal su expectación y sorpresa por lo que sus oídos escuchaban que en un intento por asimilarlo olvidaban por completo que debían seguir respirando. Solo la sinfonía de mi voz, todas y cada una de las notas afligidas llenas de impotencia y resentimiento, notas agudas embargadas de nostalgia y desconsuelo y otras tanto graves dominadas por la cólera y la ira, eran las que se dejaban escuchar a lo largo y ancho del despacho de Damian.

De pronto las palabras no salían más, mi boca se abría con la intensión de continuar el relato pero la voz no salía, mi garganta se negaba a articular, me quede congelada en ese mismo lugar, cerré las palmas de mis manos con la misma fuerza que mi mandíbula se contraía produciendo un chirriar de mis dientes. Cerré mis ojos con fuerza intentando recobrar el control sobre mi misma, agitaba la cabeza levemente intentando disipar aquel sentimiento hiriente del olvido.

Aimi – Espeto Damian a través de la conexión con un timbre de voz suave.

Aquella dulce voz, ese embriagante aroma a lluvia y menta que me erizaban hasta la medula, aquellos ojos azules como el claro cielo que me observaban con detenimiento y calidez; Damian me llamaba pero era como si en el fondo me estuviera diciendo "Lo hiciste bien", me dedico una débil pero sincera sonrisa, mi cuerpo reacciono al instante y por mis labios se dibujaba una sutil pero sincera risita de vuelta.

OcúltateWhere stories live. Discover now