Especial 4: Perdóname, mi amor

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POV Damian Blair

Desde que nací siempre me habían educado para ser el próximo alfa de la manada, largas horas de estudio, prácticas, entrenamientos, clase tras clase. A pesar del linaje puro de mi familia nunca deje de esforzarme, tratando de mejorar día a día con una sola meta en mi mente, proteger lo que más me importa.

Pero todo eso se había ido a la mierda, había lastimado a aquella persona que era incluso mucho más importante que mi propia vida. Me había atrevido a herirla a pesar de sus suplicas y lágrimas. Yo... a esa hermosa y pequeña niña la había lastimado y aún ahora no tenia ni idea de la gravedad de mi estupidez.

– Damian ¿Pero en que diablos estabas pensando? – Grito mi padre enfurecido.

– Padre, yo... – Comencé a excusarme como un maldito cobarde – Perdí el control sobre mi mismo, no lo se... de pronto solo podía sentir celos, enojo, deseo... yo...

– Te lo advertí – Dijo mientras me propinaba un golpe en el rostro.

– ¿Pero que fue lo que hice? – Comenzaba a torturarme mientras sostenía con mis manos mi cabeza.

Cuando mis ojos fueron directos a ver las sabanas de la cama una punzada de dolor se posiciono en mi pecho, mi cuerpo se estremecía ante tal escena. Las sabanas de seda se encontraban totalmente teñidas de rojo, sin control como si de una herida abierta se tratara, la entrepierna de Aimi comenzó a sangrar en exceso, la había tomado a la fuerza sin pensar en las consecuencias.

– Debo llevarla con un medico – Dije totalmente desorientado mientras me colocaba lo primero que encontré.

– Evan y Theo ya se han adelantado – Dijo mientras soltaba un suspiro lleno de preocupación – Nosotros también deberíamos de irnos.

No se dijo más, aun era de madrugada así que la mayoría de los miembros de la manada aun se encontraban dormidos, baje rápidamente las escaleras y juntos en la sala común se encontraba Dani, James, Azael y Ro. Todos ellos me dedicaron una mirada llena de preocupación y lastima, intentando ignorarlos subimos a la camioneta y nos pusimos en marcha al hospital.

Una vez en el estacionamiento salí disparado de la camioneta, ni si quiera espere por ellos.

– Aimi Blair – Pregunte casi sin aliento a una de las enfermeras – ¿A dónde la han llevado?

– Oh! Alfa Damian – Dijo mostrándome sus respetos – Mi luna...

– ¿Dónde diablos esta? – Grite.

– Cállate, estas en un hospital – Dijo Evan acercándose a mí y haciéndole una seña a la enfermera para que huyera de allí.

– ¿Dónde esta? – Volví a gritar.

– En "Cuidados Intensivos" – Dijo Evan mostrando una cara larga – Por ahora no podemos verla, habrá que esperar a ver que dicen los doctores.

La sudadera verde que traía puesta Evan estaba completamente manchada de sangre, de pronto unas nauseas desagradables se instalaron en mi estomago. Cubrí mi boca con la firme intensión de controlar el remolino de sentimientos que me hacían enfermar.

Mientras todos tomaban asiento en las bancas de la sala de espera, yo no podía quedarme quieto ni un segundo, iba y venia de un lado del pasillo al otro, me sentaba un segundo y al siguiente volvía a ponerme de pie. Después de lo que me pareció una eternidad, el doctor salió de la sala del CI.

– ¿Cómo esta ella? – Pregunte con desesperación.

– Ahora se encuentra libre de peligro – Dijo satisfecho con su trabajo – Perdió mucha sangre, ahora se encuentra sedada.

– Necesito verla – Dije mientras me abría paso a la habitación.

– Espere, alfa Damian – Dijo el doctor mientras me sostenía por el brazo – Hay un par de cosas que debería de saber.

– No ahora – Dije mientras retiraba su mano de mi brazo – Debo verla.

– Es importante – Repuso el doctor esta vez poniéndose entre la puerta y yo – Debe de saber que...

– Dije que después – Grite con voz de alfa mientras lo arrojaba lejos de mi decidido a entra a la habitación.

– Ella ya no podrá embarazarse – Soltó sin más – Nunca más.

Ahora me había congelado en mi lugar, había escuchado lo que este doctor me había dicho pero sin entenderlo del todo, gire lentamente mi cuerpo observándolo con detenimiento, a pesar de que no pudiera verme, sabia que ahora mostraba un rostro lleno de confusión que exigía por respuestas.

– ¿Qué? ¿Qué es lo que ha dicho? – Pregunte con total desconcierto.

– Lo siento mi alfa – Dijo ahora agachando la cabeza – Hicimos lo que pudimos, pero el daño en su vientre era severo – Explicaba mientras hacia una larga pausa – La mayoría de los tejidos estaban desgarrados...

– Entonces... – Lo tome por la bata blanca y lo eleve en el aire – ¿Entonces? – Grite como pidiendo una mejor explicación.

– Mi luna – Dijo con dolor en su voz – Nunca podrá engendrar cachorros.

Antes de que pudiera soltar un grito ahogado de dolor, alguien se me había adelantado, desde que salí de la mansión había querido escuchar su hermosa voz, pero no de esta manera. 

Aimi se encontraba del otro lado de la puerta escuchando todo lo que el doctor había dicho. Salió de la habitación con desesperación y se arrojó a tomar la bata del doctor.

– Mentiroso – Espetó con lágrimas en los ojos – Mentiroso – Volvió a gritar mientras golpeaba con sus pequeñas manos el pecho del doctor.

– Mi luna – Dijo esté intentando calmarla – No debe moverse demasiado.

– No tiene ni idea de lo que esta diciendo – Grito con la voz entrecortada – Damian – Se volteo a verme jalándome de la ropa – Dile que no mienta, dile que diga la verdad – Me exigía mientras me agitaba débilmente – Dime que es mentira – Dijo para caer de rodillas ahogada en llanto y dolor.

– Aimi – Susurre su nombre mientras me arrodillaba a su lado y la envolvía con mis brazos – Perdóname... perdóname – Suplique.

Simplemente soltó un grito ahogado de dolor para caer desmayada entre mis brazos.

Ahora si que la había fregado en serio, pero esta pesadilla de mierda apenas comenzaba. Aimi y yo éramos simple piezas de ajedrez en los retorcidos planes de un lobo desquiciado.


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