La perspectiva de un canino

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Hi, ¿Cómo están?

Guy las veía confundido. Su mente era un vaivén de saber quién estaba embarazada, sus ojos regresaban una y otra vez hacía Tsunade y Shizune con confusión.

La rubia suspiró. No podía meter a Shizune en un problema como ese. Por más fiel que sea su alumna no era justo que le mienta a su esposo de esa manera solo por ella.

— Guy —llamó Tsunade con rendición—, no, ambas no estamos embarazadas —aclaró, recibiendo una mirada en negación por parte de su alumna—, yo soy la que está embarazada —llevó sus manos a su vientre.

El moreno abrió su boca con asombro, fijando su mirada directamente en el vientre de la Hokage. Todo era muy extraño para él y su mente aún intentaba formular lo que le habían anunciado.

— Por favor, no le menciones nada a Kakashi, Guy —le pidió Tsunade con seriedad—, sabes cómo es él, y aún no estoy segura de cómo reaccionará —explicó levemente preocupada—. Confiaré en tí en que no dirás nada.

Guy suspiró con calma. Observó a su esposa y ella le sonrió mientras asentía. Meneó su cabeza regresando a la normalidad y se incorporó con tranquilidad.

— No será necesario —levantó sus manos Guy con seguridad.

— ¿Por qué lo dices? —preguntó la sannin, dejando recostar su cadera en su escritorio.

Guy sonrió con una leve carcajada — Conociendo a mi rival, se que al enterarse que usted está embarazada, al último lugar que querría venir seria a Konoha —bromeó, notando como la quinta Hokage se llenaba de nostalgia.

Shizune regañó a su esposo con la mirada. Lo que había dicho había sido algo imprudente para el estado en el que se encontraba Tsunade. Estando embarazada no debería de llevarse muchas preocupaciones por su salud, es por eso que Guy no estaba siendo de ayuda.

Guy aclaró su garganta viendo de reojo a Shizune— Perdón, no debí haber dicho eso —reconoció honesto, luego la observó con una sonrisa—, felicidades por el embarazo, Tsunade-sama. ¡Prometo cuidar de usted en nombre de mi rival!, ¡Daré lo mejor de mí, como cariño a su persona! —levantó su pulgar con seguridad.

Tsunade observó a Guy con su semblante calmado. Estaba agradecida con él y su sinceridad. Sabía a la perfección que Guy lo decía en serio y la cuidaría hasta que Kakashi estuviera presente, y ese era un gesto que le agradecería por siempre.

En la puerta se escucharon unos ladridos, a su vez que le siguieron un par de rasguños a la puerta de la oficina de la Hokage. Las personas dentro de ella sabían a la perfección de quién eran tales sonidos, pero fue Tsunade quien más sonrió felizmente.

Las puertas se abrieron entrando en ella un canino de pelaje gris, llevaba consigo una mochilita y su colita se movía rápidamente de un lado a otro.

— ¡Horo! —saludaron las personas en la oficina, y el canino ladró, acercándose a Tsunade.

La rubia intuía que Horo se le lanzaría, y debido a su embarazo quizá no era una gran idea. Para prevenir tal situación, y para no rechazar el abrazo de su perro, Tsunade se sentó en su silla, extendiendo sus brazos esperando a que Horo llegara a ella.

El canino se abalanzó hacía Tsunade, la mujer con suavidad lo recibió, teniendo cuidado con su vientre, lo colocó acostado en sus piernas, mientras que Horo movía sus patitas viéndola echado desde sus muslos.

— ¡Cuánto has crecido! —decía Tsunade con voz infantil a su canino, quien lamía en el aire cada que la escuchaba hablar—, te extrañaba tanto, Horo —acarició su cuerpo.

KakaTsuna (Kakashi x Tsunade)Where stories live. Discover now