ɪɪ. ʜᴜʀᴀᴄáɴ ʏɪʟᴅɪᴢ

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Habían pasado dos semanas y Eda   había aprendido a vivir con Serkan, como tratarlo y mas o menos cuando no molestarlo, habían tenido varios incidentes durante esos 14 días, comenzando con el primero cuando Serkan tocaba el piano en la sala de estar y la castaña no pudo hacer nada más que quedarse viendo, maravillada  los movimientos tan delicados y precisos, ganándose la mirada molesta de Serkan por los siguientes dos días, luego cuando reparaba uno de los marcos de las fotos que tenia Serkan y se le vino encima una estantería completa de libros, afortunadamente sus reflejos funcionaron bien y logró moverse antes que todo cayera encima de ella, lo que provocó que la estantería reventara la mesa de centro frente al sofá, incidente que desató la furia del arquitecto, un par de días más tarde como si el mundo la odiara, habia quebrado los platos que estaban en la encimera de la cocina cuando accidentalmente los empujó con su mochila al girarse.

Aunque la peor de todas fue cuando entro en el baño en la madrugada y se encontró a Serkan desnudo en el baño saliendo recién de la ducha, se habían mirado fijamente con las mejillas sonrojadas y sus piernas actuaron por si solas y corrieron a su habitación, eso  había sido el día anterior, y desde ese momento no había visto al pelirrojo.

Para Serkan habían pasado dos enormes y largas semanas,  había hecho gala de una paciencia que no sabia como lograba tener con la chica, ¿Por qué?, pues porque ella era demasiado despistada o tenía muy mala suerte. Primero no sabia lo que era la privacidad, el estaba tocando una de sus canciones favoritas en el piano y ella se le había quedado viendo como si fuera un extraterrestre, aunque tenía que reconocer que estaba en el centro de su hogar y era probable que lo viera si vivían juntos, pero no reconocería eso en voz alta, además le había dado vergüenza, sus mejillas se tornaron de rojo, y no le hablo por dos días.

Otro día, Eda reparaba algo, no recuerda bien que, y como si el desastre la siguiera, la estantería completa se le vino encima, ¿Cómo?, ni dios sabe, el punto esta es que se dio cuenta que es algo neurótico porque empezó a gritar palabras e insultos que ni el mismo recuerda. Más que el hecho de los muebles rotos, era la seguridad de ella  lo que le había preocupado, el mueble encima de su cuerpo hubiera sido un feo accidente, pero lo peor, sin duda LO PEOR, era sin duda, que a esa niña  nunca le enseñaron la privacidad, tenía que entrar justo mientras el estaba desnudo en el baño, había  prácticamente dejado humo detrás cuando salió corriendo.

-El colmo - murmuró con fastidio.

Eda hizo todo lo posible por llegar tarde al departamento al día siguiente y su novio se le había pegado encima, Kan le suplico que lo dejara ir allí y ella no tuvo más opción que aceptar, cuando llego, Serkan estaba en la cocina, aparentemente cocinando ya que sonaba muchas ollas y olía delicioso.

-Hola, espero que tengas hambre, se que no soy un gran chef … - dijo levantando la vista y enarcado una ceja al ver a las dos personas que venían tras de ella, sinceramente esperaba que el tipo no fuera su novio porque la mirada que le estaba echando a la rubia a su lado le daba repulsión, ¿Con que fin tenía novia si iba a estar mirando a alguien más?, pensó.

Eda se sorprendió cuando escuchó el tono de voz monótono de Serkan, como si nada hubiera pasado ayer, quizás quería pasarlo por alto así que ella iba actuar igual.

-Claro, mi estomago ruge por comida, no he tenido tiempo de comer hoy realmente. - sonrió y se dirigió a la cocina con las dos personas detrás.

-Eda, ¿Y ellos?. - preguntó rogando porque la molestia no se reflejara en su voz.

Eda se sorprendió y no pudo ocultar la emoción al escuchar al pelirrojo  llamarla al fin por su nombre, Serkan siempre le decía niña.

-Es mi novio, Kan. - dijo señalando al chico y mirando al moreno dijo. -  El es Serkan Bolat, el mejor arquitecto del mundo.

ɪɴǫᴜɪʟɪɴᴀ ɪɴᴇsᴘᴇʀᴀᴅᴀ [ᴇᴅsᴇʀ] Where stories live. Discover now