xɪɪɪ. ᴍɪ ʟᴜɢᴀʀ sᴇɢᴜʀᴏ

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Frente al espejo, reflejando su figura, que a esas horas de la mañana se ve imponente, tal y como el se transforma cuando sabe que será un día largo, un día en el Serkan Bolat decidirá a donde lo llevara lo que tiene con Eda, una relación que surgió inesperadamente con la chica de gran sonrisa y grandes ojos marrones, un corazón de oro, de cabellos castaños, esos en los que le gustaba enredar sus dedos cuando ella lo besaba lentamente.

Con un suspiro algo cansado, Serkan se terminó de colocar la chaqueta negra, iba vestido casi formal, con una camisa blanca, y pantalones negros, que según Eda le quedaban de maravilla, ya que no había dejado de besarle el cuello desde que se despertó y lo vio arreglándose, encendiendolo de inmediato.

Lo que le demostró a Serkan lo apasionada que ella podía ser.

-Amor ... me vas a dejar una marca y se va a notar mucho. - se quejo el pelirrojo.

-Amargado. – murmuro, mientras le besaba con mas fuerza el cuello. - Solo quiero que le quede claro a todo el mundo que tienes dueña.

-Ya me queda claro a mi, ¿No es suficiente?. - preguntó con una media sonrisa, abrochándose el cinturón que Eda le había desabrochado varias veces en el transcurso de los minutos que llevaba despierta.

-No, mi ego requiere mucho más que eso. - le respondió riendo mientras se levantaba y caminaba sólo con una pequeña camiseta al baño, insinuantemente, solo para que Serkan  la observara.

-No voy a seguirte, Eda. - le gritó saliendo de la habitación, abandonando ese tentador lugar donde ella no se cansaba de provocarlo.

Mientras volvía a su habitación, se dio cuenta de que había perdido el hilo de sus pensamientos, el mismo con el que se habia levantado, y que se  perdio debido a las caricias obscenas que Eda  le estuvo dedicado desde que abrió los ojos.

Se agachó al lado de su escritorio de  madera juntando todos los papeles que necesitaba y que habían tirado la noche anterior en uno de los tantos juegos subiditos de tono que se le habían ocurrido a su adorable novia y luego de recuperar unos papeles que necesitaba y el borrador de su último proyecto, acomodó su traje, limpiando cualquier rastro que arruinara su impecable imagen, se dirigió a la cocina, sus zapatos haciendo ecos en las paredes del silencioso apartamento, eso si sacábamos la melodiosa voz de Eda cantando una hermosa canción mientras se bañaba.

Se preparó un rápido desayuno que consistía en yogur, cereal con frutas y se sentó a comer en la encimera de la cocina.

-¿Quieres un poco? - le preguntó a Eda cuando entró en la cocina, con solo una toalla alrededor de su cuerpo.

-Bueno. - exclamó, sonriendo como una niña demasiado feliz, con sus hoyuelos al descubierto.

-¿Vas a seguir provocándome?. - le  pregunto el pelirrojo alzando una ceja mientras le servía el desayuno.

-No se de que hablas. - respondió con voz seductora.

-No se ... como es tan común en ti venir a desayunar todos los días solo en toalla. - le dijo Serkan alzando una ceja hacia ella.

-Son ideas tuyas, amor. - respondió sin vergüenza, lamiendo sus labios.

-Por más que me encantaría quedarme aquí contigo, no puedo, tengo una reunión y no puedo llegar tarde.

-Aburrido. -  se quejo, haciendo uno de esos pucheros que a Serkan le encantaban morder. - Pero más  tarde no te salvarás.- le advirtió con una pícara sonrisa. - No estaremos para nadie.

Serkan soltó una carcajada, lo cierto era que desde la interrupción de Ipek días atrás, no habían podido concretar nada. Después que Ipek se fue ese día bastante tarde, al otro día Piril les hizo una visita sorpresa para hacer una tarde de películas, la noche siguiente fueron interrumpidos por la madre de Eda que los visitó para saber cómo se encontraba su hija y ahora estaba la reunión de Serkan en art life. - ¿Y como piensas hacer eso?, sabes que parece que tenemos un imán para atraer interrupciones.

ɪɴǫᴜɪʟɪɴᴀ ɪɴᴇsᴘᴇʀᴀᴅᴀ [ᴇᴅsᴇʀ] Where stories live. Discover now