x. ᴜɴ ᴄᴀᴍɪɴᴏ ᴊᴜɴᴛᴏs

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Unos días después, cuando Eda se  encontraba en mejor forma, en realidad casi mejor forma, porque aun se le veía cansada, las marcas y moretones estaban desapareciendo gradualmente y todo poco a poco iba quedando como un mal recuerdo, estaban sentados ambos en el sofá viendo una película a la que ninguno de los dos le estaba prestando mucha atención debido a que la cercanía del otro los ponía nerviosos, llevaban días coqueteando, con frases que tenían doble intención e insinuaciones, Serkan se había transformado en el enfermero personal de la castaña, le cocinaba, la ayudaba y le hacía compañía, incluso había pasado una noche entera acompañándola en su habitación debido a que Eda se había despertado asustada y gritando  por una pesadilla y  prácticamente le rogó a Serkan que la acompañara hasta que se quedara dormida y terminó con un Serkan  durmiendo sentado en el piso con la cabeza apoyada en el colchón de la cama y tomándole la mano a Eda que se aferro a ella durante toda la noche como si su vida dependiera de ello.

Y ahora estaban ahí, sentados juntos y sin saber que decir.

Serkan soltó un suspiro cuando Engin  apareció en la sala de estar con una sonrisa y la toalla en la cintura, sus amigos habían decidido turnarse para quedarse con ellos esos días por si necesitaban ayuda extra, ya que prácticamente los primeros días, Eda ni siquiera podía moverse sola.

-Te iré a buscar un pantalón para que te pongas. - le dijo el pelirrojo  metiéndose a las habitaciones y volviendo rápidamente, no queriendo dejar a Eda con el idiota de su amigo por mucho tiempo. - Toma. - dijo un poco apresurado. - Vístete.

Engin soltó una carcaja. - Woow, tranquilo Serkan. - dijo con una sonrisa burlona. - No es como que este tratando de seducir a la chica aquí sentada.

-No es como que pudieras. - se metió Eda a la conversación. - No eres de mi tipo. - le dijo con una sonrisa de suficiencia para diversión de Serkan.

-¿Y cual es tu tipo?. - preguntó Engin  mirando a Serkan.

-Hummm no lo se.. carismáticos, que me escuchen, tiernos, divertidos, pelirrojos. - dijo con las mejillas enrojecidas.

-Que lastima Serkan, lo único que tienes de esa descripción es lo pelirrojo. - se burlo su amigo. - Aunque yo diría que incluso estas más cerca del rubio.

-Cállate idiota. - dijo el arquitecto lanzandole un cojín.

-No lo digo yo, lo dice la descripción de Eda. - siguio molestandolo.

-Yo tambien puedo ser divertido y me gusta escuchar a la gente. - le respondió a su amigo.

-¿Esa es tu forma de decir que te estás candidateando como posible pareja de la chica aquí presente?. - preguntó pícaramente Engin.

-No quiere decir nada, deja de molestarme si no quieres que te eche de mi casa. - atacó Serkan rojo como un  tomate.

Eda se rió, apesar de que muchas veces no entendía la amistad de esos dos, sobre todo porque era más que evidente que Engin y Serkan eran muy distintos, se notaba lo mucho que se querían, al igual que con Ipek.

Una hora más tarde cuando Eda ya se había ido a acostar a su cama, Serkan se le acercó preocupado.

-¿Quieres que prepare algo de comer?, ¿O solo quieres dormir? - preguntó acercándose a ella, acariciándole el cabello castaño desordenado.

-Quiero dormir. - le respondió algo distante.

Serkan asintió un poco triste, eso había pasado varias veces los últimos días, una Eda perdida en sus pensamientos, con la mirada perdida y esos ojitos brillantes que tanto la caracterizaban estaban apagados.

ɪɴǫᴜɪʟɪɴᴀ ɪɴᴇsᴘᴇʀᴀᴅᴀ [ᴇᴅsᴇʀ] Where stories live. Discover now