Capítulo 6

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|Afrontar lo que se siente|

Lisa no pudo dormir bien. Toda la noche pasó pensando, dando vueltas en la cama divagando entre pensamientos. ¿Qué vendría ahora? Sí, bien, era consciente de que besar a Jennie fue una gran imprudencia, pero no estuvo en sus manos controlarlo. Fue como una autómata. Como si alguien más la manejar ay la obligara a hacer lo que hizo. Sin embargo, bien sabía que solo eran sus deseos, sus impulsivas ganas las que no le permitieron aguantarse. No importaban las consecuencias. Lo que fuera lo afrontaría y nunca se arrepentiría de haberla besado. Además, ella le correspondió y eso era lo que no la dejaba en paz. ¿Era posible que Jennie se fijara en alguien como ella?

Para la diseñadora las cosas no fueron muy diferentes. Solo que en su mente hubo mucha más confusión. No pudo dormir en toda la noche. ¿Por qué se dejó llevar? ¡Besó a Lisa! A una jovencita ¡a una mujer! No estaba preparada para nada como eso. Era innegable que Lisa le gustaba, pero ¿en qué exacto momento pasó que no se dio cuenta?

No estaba dispuesta a tolerar ese sentimiento que crecía dentro de ella y tenía que ahogarlo a como diera lugar. Algo entre ambas era inadmisible. Tenía que hablar con la rubia y dejar en claro muchas cosas.

Se estiró un poco y luego se sentó al borde de la cama. Miró el reloj en forma de pájaro que estaba en la pared de enfrente y daban las 8:00 AM. Iría a ver a Jane, era otra personita con la que necesita hablar.

Entró a su habitación y la encontró sentada en el piso con la cabeza recostada en el borde la cama. Era verdad, ya ella no era una niña. Pronto cumpliría 17, pero para Jennie siempre sería su bebé.

Jane era idéntica a ella. Siempre fingiendo ser fuerte y demandante, pero por dentro un tanto débiles y en el buen sentido. Eran sensibles aunque trataran de aparentar lo contrario.

Jennie se colocó en cuclillas cerca de ella para luego sentarse apoyando la espalda en el barrote vertical de la cama, al lado de Jane. Acarició sus hombros y la llamó un par de veces. La guapa jovencita abrió los ojos y al ver a la morena quitó la cabeza del borde de la cama y la apoyó en el pecho de su madre.

- Perdóname, mamá. Es que, tenía mucha ira y la descargué en ti. Yo sé que querías evitarnos el dolor de su separación. Soy tan tonta y una egoísta. -Jane hablaba casi en un hilo de voz, a punto de llorar y Jennie acariciaba su cabello pelinegro para tranquilizarla.

- Es comprensible y me alegro que hayas descargado todo lo que sentías. Yo no tengo nada que perdonarte, mi vida. Tú no eres tonta, Jan. No eres tonta ni egoísta. Solo eres impulsiva y lo heredaste de mí. Así que no tengo forma de renegar de ello. -Sonrió y sabía que su pequeña también lo hacía aunque no estaba viendo su rostro.

- Extrañaré mucho a papá. Sabes que lo quiero mucho. -Dijo, levantando la cabeza y afirmándola ahora en el hombro de Jennie.

- Pero si no se ha ido a otro planeta. Ya no vivirá aquí con nosotras pero va a venir a verlas y seguramente ustedes podrán ir a verlo en el lugar donde él vaya a estar. Porque deje de ser mi esposo no dejará de ser su padre. Tú y Ruby tienen un lazo con él que no está sujeto a ningún papel. Tienen un lazo de sangre y sentimientos que es más fuerte que nada. Él las quiere y tú lo sabes.

Después de estar con Jane un rato más, fue a ver a Ruby y para su sorpresa se mantuvo muy tranquila. De ambas, Ruby era la más sensible, pero en esta ocasión se mostró bastante fuerte y sus palabras le advirtieron una gran madurez.

Una hora después todas estaban desayunando y se podía sentir una tensión insoportable y no era precisamente por el asunto de Namjoon. Ruby y Jane se mostraban muy tranquilas. Pero Lisa y Jennie parecían estar rehuyendo la una de la otra. Una rareza por la que ninguna de las chicas se animó a preguntar.

A la hora de ir a la casa de modas, Jennie le dijo a Lisa que podía irse adelante con el chófer, que ella se iría un rato después porque tenía algunos pendientes. Lisa aceptó de forma tan indiferente como Jennie estaba siendo. Sabía perfectamente que solo hacía eso para evitar estar junto a el la y eso era algo tonto. Finalmente tendrían que verse, no comprendía por qué se esforzaba en evitarla.

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- ¿Me evitarás todo el día? -Dijo Lisa entrando a la oficina de Jennie para tomar nota y ordenar su almuerzo.

- Si es necesario. -Respondió a secas.

- No es justo. Yo no te obligué a nada. Somos adultas y deberías demostrarlo. -Protestó, molesta.

- No estoy diciendo que me obligaste y sí, soy adulta y mucho más madura que tú. Es por eso que he decidido olvidar el episodio. Podemos hacer como si nada hubiera pasado.

- Pero pasó y no creo que se pueda olvidar fácilmente o, ¿es para ti normal ir besando a todos por allí? -Se acercó a su escritorio y colocó las manos sobre el, mostrándose bastante molesta. Aparentaba una fuerza que realmente no tenía. Sus piernas temblaban.

- Te recuerdo que no te besé. Fuiste tú la que lo hizo. -Respondió, golpeando contra el cristal del escritorio el bolígrafo que tenía entre los dedos índice y pulgar de la mano derecha.

- De igual forma. Haya sido iniciado por quien haya sido iniciado, fue un beso correspondido. ¿Qué te cuesta afrontar que también lo deseabas?

Jennie se movió incómoda en su asiento y esquivó la mirada de Lisa, quien se esforzaba por parecer envalentonada.

Tomando un poco más del valor que fingía, la rubia se dirigió a la puerta y pasó el pestillo.

- ¿Qué mierda estás haciendo? -Preguntó Jennie al verla asegurar la puerta. Se levantó de la silla y la miró con expresión dudosa.

Lisa no respondió una sola palabra. Solo se acercó a la morena y enmarcó su rostro con las manos. Jennie cerró los ojos involuntariamente y dejó que su asistente la besara una vez más. Ella correspondía de la misma manera y del beso tierno de la primera vez no quedó nada. Ahora Lisa la besaba con voracidad, con ganas. Con deseo.

Lisa tiró de su brazo con suavidad y la recostó a una pared próxima. Levantó un poco su falta y comenzó a remover su centro con la parte superior del muslo. Observaba cómo los labios de Jennie estaban entreabiertos y su frente estaba sudorosa, su pecho subía y bajaba arrítmicamente.

- ¿Qué desea para el almuerzo, Señora Kim? -Preguntó a Lisa alejándose de Jennie de un momento a otro.

Simplemente sucede ~ adaptación JenLisa~ Where stories live. Discover now