Capítulo 9

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No hay más!: dejarse llevar|

- Tú también eres lo que más he deseado y no comprendo como pude soportar tanto tiempo callandolo. -confesó Jennie en un susurro.

La curva de su cuello estaba sobre el hombro de Lisa, de modo que sus mejillas podían rozarse.

- Gracias por venir. -Fue lo primero que dijo después de dar la vuelta y estar frente a frente con la morena. - No puedo creer que estés aquí. Nunca creí posible tenerte así, tan cerca.

Jennie sonrió y su corazón latía a martillazos.
La devoción con la que Lisa le hablaba la hacía sentir especial... querida.

La claridad de la noche no era mucha, pero alcanzaba para que la rubia pudiera divisar la sonrisa de la mujer que tenía a su lado. Era como un espejismo, pero a la vez era tan real. Jennie estaba ahí, estaba con ella, estaban juntas y jamás se había sentido tan felices.

Lisa se acercó a su rostro. Ahora estaban a milímetros. Sus respiraciones estaban alteradas y ambas sabían lo que venía. Sus cuerpos lo pedían a gritos.

Los labios húmedos de la diseñadora rozaron los de la tailandesa para empezar una larga noche de lo que sería su primera entrega. Tal vez vendrían más noches como esa o tal vez sería la última. La única.

No sabían qué pasaría. No entendían lo que hacían, pero lo deseaban y no se cohibirían más. No se negarían a vivir lo que querían vivir solo por lo que para muchos era moral o inmoralmente correcto.

En ese momento tenían seguridad. Ambas comprobaron que al estar así conseguían la certeza que nacía y se desvanecía rápidamente cuando no estaban juntas.

Las manos temblorosas de Lisa tocaron con adoración el cuerpo firme de Jennie. Se incorporó un momento para sacar la bata que tenía y quedó solo en bragas al igual que ella. Lamió su cuello con tortuosa lentitud y de a poco bajó a los pequeños y duros pechos de su jefa. Pasó la lengua alrededor d el pezón y la morena trataba de ahogar los gemidos. Su centro ya estaba húmedo y su corazón latía aceleradamente.

La ávida lengua de Lisa dibujó un sendero desde el cuello hasta la pelvis de Jennie, quien movía hacia arriba las caderas esperando que la rubia llegara solo un poco más abajo. Su centro necesita atención. Lisa lo sabía y antes de satisfacer ese deseo, se deleitó pasando su lengua por todos lados, menos por ese pequeño botoncito rosa que ardía por una lamida.

Después de algunos minutos pasó su lengua por aquel centro húmedo, Jennie gritó fuerte y Lisa debió extender una mano hacia su boca para mitigar los sonidos. Las caderas de la diseñadora parecían tener vida propia y no dejaban de moverse de un lado a otro. Lisa pensó que sería buena idea meter unos cuantos dedos en el asunto y ese fue el auge. Tres de sus dedos comenzaron a entrar y salir de esa resbalosa cavidad con mucha rapidez y segundos después no solo los dedos la enloquecieron, los labios de Lisa comenzaron a succionar el clítoris de Jennie con la misma rapidez del vaivén de sus dedos. No mucho después el cuerpo de la morena se retorcía debajo de la rubia a causa del orgasmo.

Jennie esperó unos segundos antes de dejar a Lisa debajo de ella con mucha rapidez. Ahora ella estaba al mando. Pasó la mano por debajo de Lisa y elevó su espalda. Sus pechos estaban pegados a ella y sus piernas abiertas al rededor de su cintura. Metió una de sus manos en los cabellos rubios de su compañera y la besó con ternura, lenta y tortuosamente, mientras llevaba la otra mano hacia atrás para empezar a remover su centro. Jennie ahogaba los gemidos de Lisa con besos y aceleraba los movimientos de sus dedos gradualmente.

La asistente empezó a sentir la tensión en su abdomen bajo y poco después los espasmos recorrieron su espalda. Se abrazó a la morena con fuerza mientras el clímax la sacudía y esta bajó a su cuello para besarla con suavidad.

Permanecieron abrazadas en medio de la cama unos cuantos minutos. Lisa reposó su cabeza en el pecho de Jennie y ella comenzó a acariciar su largo cabello rubio mientras sus respiraciones se calmaban.

- ¿Sabes? Jennie, nunca había sido tan feliz.

La aludida no respondió. Solo bajó la cabeza para depositar un suave beso en sus labios. Se recostó en la cama y la atrajo para que ella descansara a su lado. Lisa subió una pierna sobre Jennie y ella sonrió. ¡Así estaba perfecto!

El amaneces las encontró juntas, entrelazadas y tal vez no solo físicamente. Quizá era también una cuestión de almas.

Lisa fue la primera en despertar y temía que el mínimo movimiento despertara a Jennie. Por eso procuró quedarse tal como estaba. Una pierna entre las de Jennie y una pierna de Lisa entre las suyas. No sabía cómo rayos terminaron así de enredadas. Pero le encantaba.

Como era ya su costumbre. No tuvo reparo en observarla mientras dormía. Se la miraba tranquila y su rostro reflejaba muchísima paz.

- Voy a prohibirte que me mires tanto. -dijo Jennie sorprendiendo a Lisa.

- Pensé que estabas durmiendo. Qué vergüenza. - Respondió Lisa, sobresaltada. Tapó su rostro con las manos mientras sonreía y a Jennie le parecía de lo más tierno.

- Sí. Lo estaba, pero tú te empezaste a mover mucho y me despertaste. Tal vez creías estar inmóvil, pero la verdad es que no parabas de moverte. El disimulo no es lo tuyo. - Respondió le la morena riendo.

- En cierto modo tal vez sea bueno. Así sabrás que en todo momento soy espontánea.

Jennie la miró con una sonrisa y sabía que venía una pregunta que tal vez no deseaba escuchar. Tenía tantas dudas y tanta confusión.

Lisa pasó su brazo alrededor de la cintura de Jennie y besó su cuello. La mujer de cabello castaño cerró instintivamente los ojos y besó su cabeza. Ya empezaba a amar el olor de su cabello. Su melena larga y rubia era hermosa.

- ¿Y ahora? ¿Qué viene ahora?

La pregunta fue lanzada y Jennie se tensó de inmediato. Ella no sabía una respuesta, ella se preguntaba exactamente lo mismo. ¿Qué venía ahora? ¿Qué seguía? ¿Cuál era la siguiente parte de ese guion que empezaba a escribirse con ellas como personajes principales?

Lisa no respondió. No sabía qué replicar a eso, pero la comprendía completamente. Sabía lo difícil de la situación y la complejidad que para ella suponía.

Estaba feliz y seguiría dejándose llevar por esa felicidad hasta el final. No sabía qué tendrían final. Pero, ¿para qué pensar en un final si a penas vas en el comienzo?

- Jane y Ruby deben estar por llegar. Dijeron que estarían aquí para el desayuno. Debo ir a mi habitación y tú debes empezar a arreglarte para que podamos desayunar todas juntas. -Dijo Jennie después de algún rato.

Lisa asintió y Jennie buscó su bata para luego salir hacia su habitación. Sooyoung aun no estaba levantada y pudo pasar sin que nadie la viera.

Las gemelas llegaron a la hora que habían acordado. Jennie y Lisa estaban listas para pasar al comedor y así desayunaron todas juntas.

Jane y Ruby parlotearon durante todo el desayuno contando todo lo que habían disfrutado con Namjoon. Jennie estaba feliz por ellas. Pensó que lo de su ruptura iba a afectarles mucho más, pero para su suerte, no fue así. Se alegraba de la forma en la que las gemelas lo estaban tomando. Estaban aceptando todo de buena forma. Sus pequeñas crecían cada día más y no solo físicamente.

El resto del día lo pasaron muy bien. La asistente y su jeta no tenían que ir a la casa de modas y las gemelas estaban libres. Así que disfrutaron juntas todo el día. Jugaron ajedrez, vieron dos películas y también hicieron tarta de durazno. Lisa era muy buena cocinera.

A una hora prudente cada una se fue a su habitación. Estaban realmente cansadas. ¡Había sido un gran día!

Simplemente sucede ~ adaptación JenLisa~ Où les histoires vivent. Découvrez maintenant