22. Consecuencias de un incendio

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Arrugó el pergamino y lo aventó a la basura en una pequeña bola para después prenderle fuego dentro del contenedor con un giro exagerado de varita. Todo eso mientras sacaba humos por la nariz.

Estaba completamente enojado. Ni cuando Draco pintó todo su uniforme el día de una junta con el ministerio francés estuvo así. Esto no era un simple enojo, estaba fúrico.

No podía creer lo idiotas que eran todos sus trabajadores. Como jefe encargado de la sección de Aurores del Ministerio, era responsable de todos los actos que sus "adorables" empleados hacían.

Y la mayoría de veces no podía creer lo increíblemente idiotas que eran.

Arresto accidental en contra del hermano del Ministro. ¿Y todo por que? Porque los encargados de la tarea no supieron diferenciarlo de entre el verdadero criminal. Ahora, el Ministro pedía una explicación; aparte de una compensación junto una disculpa hacia su hermano por el mal rato que vivió en sus vacaciones en Londres. Adjunto a la carta, una orden de entrega de los papeles relacionados al caso del tráfico ilegal de pociones; pidiendo ser entregadas más tardar el lunes por la mañana. Tendría que quedarse el fin de semana trabajando y cancelando su salida con Draco al parque del castillo del pueblo.

El término auloles imcopetentes se quedaba corto.

Sintió su cabeza punzar por el enojo. La vena de su frente sobresaltando más de lo debido. Masajeo con dos de sus dedos sus sienes y inhalo profundo para tranquilizarse.

Uno, dos, tres. Una taza de té. Volar con Draco. Remus sin ropa. Tranquilidad Sirius.

Abrieron la puerta repentinamente, causando que por la fuerza, se estrellara con la pared en un fuerte golpe; interrumpiendo también su momento de relajación.

— ¡Jefe Black!

Y aquí vamos de nuevo. Iba a asesinar a alguien, estaba seguro. Lentamente abrió sus ojos a su asistente. El joven de apenas veintiún años tembló ante el brillo peligroso en sus ojos. Apretó los puños y dijo entre dientes.

— Que te e dicho Wright, sobre entrar a mi oficina sin- se detuvo. Wright estaba inquieto, su traje y cabello estaban desarreglados; y hacía un intento impresionante por agarrar un poco de aire. Camino hacia él con pasos inseguros, tendiéndole una nota que descubrió era un memorándum.

— Ti-tiene que presentarse en San Mungo, urgentemente, señor — se levantó lento de su asiento apoyándose en él escritorio con un nudo formándose en su garganta, sintiendo un presentimiento que esto solo eran malas noticias. Tomó la nota con prisa sintiendo como su alma se iba de su cuerpo,— Se trata de su hijo.

Con letra apresurada alguien escribió

•••

Necesito que vayas al hospital cuando antes. Draco fue traído de urgencias.
                                                                          MM

•••

Bajó lentamente la nota, con los ojos perdidos en el espacio vacío, asimilando la noticia escrita.

Sus ojos vagaron hasta detenerse en el retrato en la esquina de su escritorio. Era una fotografía de Remus y Draco en el patio de su casa; su pareja abrazando por la espalda a su hijo mientras de vez en cuando daba múltiples besos en su mejilla, tomada en la fiesta de cumpleaños número tres del niño. La sonrisa grande del Draco de la foto lo hizo reaccionar.

Draco estaba en el hospital.

Rodeo su escritorio a prisas, golpeándose con la esquina en el muslo sin importarle, tomando su abrigo y saliendo de su oficina.

Taking care of a little dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora