18. Explosión de magia

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— Por favor Draco, come tu brócoli

— ¡No!

— ¿Porque no?

Pol que sabe feo

Cerró fuertemente los ojos buscando paciencia al techo para no gritarle a su hijo ahora. Era lo mismo cada que hacía algo que a su hijo no le gustaba. Draco tenía una preferencia que respectaba a la comida, podía comer cualquier cosa que le pusieras frente a su mesa, como patatas o zanahorias, pero cuando en su plato había una cosa que él odiaba hacía una rabieta para no comerlo.

Sirius siempre caía en la trampa cuando le tocaba a él darle de comer a Draco, siempre cambiando lo que preparaba con dulces o chocolates, que probablemente podrían afectar su salud en un futuro. Pero Remus era una cosa diferente. Desde que era niño se le enseñó a que cada bocado de comida era una gratitud, era entendible, creció pobre y sin poder darse el lujo de desperdiciar comida. No como su pareja que contaba con elfos domésticos que podían prepararle un pastel con solo tronar los dedos. Por lo que se enseñó a comer de todo, cosa que quería repetir con su hijo.

No quería que su hijo creciera siendo un desagradecido mimado.

— Anda cariño, solo uno— rogó Remus con la cuchara en el aire. Acercó el cubierto hacia la boquita de Draco, — Mira, la escoba de Quidditch se acerca con la quaffle para anotar y-

— ¡No quielo!

Draco alzó sus brazos aventando el platillo con verduras de su mesa provocando que el plato cayera sobre la cara de Remus y tirara la cuchara con alimento al piso.

Sirius se quedó con la cuchara de sopa a medio camino mirando con temor como los ojos dorados brillaban en furia. El lobo nunca le haría daño a su cachorro, pero eso no impedía ningún regaño. Remus tomó aire juntando toda la paciencia que aún tenía y aguantando las ganas de gritar de frustración. Apretó las manos en puños y habló entre dientes.

— Draco Black Lupin, vuelves a aventar tu comida y estás castigado sin juguetes y sin ver a tus abuelos por tres días. Eso estuvo muy mal. Tú estuviste mal— dijo con voz seria. De la nada, algo en el aire empezó arremolinarse, extrañándolos y alarmándolos. El ojo izquierdo de Draco pasó de ser gris a dorado, algo chispeando en sus iris al igual que en las puntas de sus dedos. Ambos voltearon al tiempo en que Draco pegaba con sus palmas la mesa soltando un grito.

— ¡¡NO, DRACO NO MALO!!

Y de repente, todo explotó. Literalmente.

La caja de cereal estaba destrozada, la sopa salió disparada de la olla en una fuente al techo, los cajones de cubiertos y platos salieron despedidas de su lugar haciendo volar todo por todo el piso; las frutas y verduras se estrellaron manchando las paredes. Toda la cocina estaba hecha un desastre.

Ambos padres se quedaron estáticos ante tal explosión que los dejó aturdidos. Draco aun lloraba gritando emberrinchado y asustado por el estallido repentino, sus lágrimas caían sin control y empezando a moquear.

— ¿Que demonios fue eso?— susurró Sirius apresurado, parpadeando lento para salir de la impresión.

— Creo— tomó aire despacio, buscando las palabras apropiadas a todo lo ocurrido,— Creo que nuestro hijo acaba de tener su primera explosión de magia.

Guardaron silencio, estudiando como su cocina estaba embarrada de comida. Aún impresionado, Remus le limpió la cara a Draco y lo sacó de su silla para sentarlo en su regazo. El niño se aferró a su blusa mojándola con sus lágrimas y mocos.

Sirius observaba con un puchero como su sopa de verduras estaba llena de cereales de chocolate y trozos de fruta.

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¡¡Hello!!
Mega cortito el capítulo, perdona.
Con esto se confirma que Draco es un mago. ¡Wuju!

¡¡Llevamos más de una semana en el Top 3 de historias Wolfstar!! Gracias de verdad <3

Espero que les haya gustado. ¡Nos vemos en la próxima actualización!

Taking care of a little dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora