20. Draco quiere ser como los adultos

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Era de mañana. El frío de las mazmorras era un poco sofocante por la época de verano, pero eso era lo de menos, eso solo significaba que el tiempo de vacaciones estaba en proceso y no tenía que estar lidiando con niños estupidos que explotaban sus calderos.

Tomándose su tiempo, Severus preparó su desayuno. Sus padres le habían invitado a pasar las vacaciones en la mansión familiar, pero él amablemente desistió a la oferta. Quería disfrutar de su libertad momentánea a solas.

Dejó su plato con huevos y su taza de café cargado sobre la mesa del comedor. Se acomodo mejor y acercó su silla. Una personita lo miraba desde el otro lado de la mesa muy atentó a todos sus movimientos.

Desplegó su servilleta, colocándola suavemente en su regazo y tomó del mango su taza de café.

Draco también tomó su vasito.

Soplo un poco al café para enfriarlo un poco, no le agradaba mucho la sensación que dejaba el café caliente en su lengua. Bebió un sorbo, suspirando satisfecho ante la amargura de los granos causantes de la cafeína.

Draco también sopló a su vaso... a pesar de estar tomando jugo de calabaza.

Dejó la taza a un lado, tomó sus cubiertos y pinchó sus huevos revueltos con mantequilla. También corto un trozo de salchicha para acompañar.

Draco también pinchó sus pancakes de chispas de chocolate y miel con el tenedor.

Llevo la tostada con mermelada a su boca para darle un mordisco. Migajas cayeron sobre el huevo y  poca mermelada se quedó en la comisura de sus labios, la cual quitó con una lamida. Mastico lento, disfrutando el contraste salado del pan y dulce de la fresa en su paladar.

Draco también comió lento su pancake... creando un sonido con su garganta para asimilar el crujir de una tostada.

— Draco, ¿estás copiándome?— preguntó irritado pero algo divertido. Desde hace rato se había dado cuenta que su ahijado estaba haciendo las mismas acciones que él hacía.

— No— contestó después de limpiarse con su servilleta. Severus alzó una ceja... Draco también alzó la suya.

No sabía si la actitud se debía a su edad o es que por fin Black le pegó la demencia de su familia.

• ✧ •

Tomó asiento en su sillón de la sala de estar de su mansión. Su esposo estaba en una reunión con los del Wizengamot y su hijo estaba en el laboratorio de su casa haciendo pociones para San Mungo. Por lo que estaba esa tarde solo al cuidado de su nieto que jugaba en el campo de Quidditch flotante.

Sin nada que hacer, conjuró un libro y pidió una taza de té a uno de los elfos. Aprovecharía su tiempo libre para enfrascarse en un buen libro. Después de un minuto, la criatura regresó con su té.

— Gracias, puedes retirarte— despidió con un movimiento aburrido de mano,— Pon un hechizo a las cortinas para que se mantengan abierta. Ah, y revisa que Draco esté bien.

Pasaron unos minutos cuando sintió el peso del asiento a su lado hundirse y miró de reojo al individuo diminuto que se acomodaba en el respaldo. Cargando bajo su brazo un libro grande del tema de los animales. El niño se cruzó de piernas y abrió la pesada pasta.

Taking care of a little dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora