Capitulo 19 - El quiebre

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25 de octubre de 2020, se cumplían 18 años del asalto al teatro de Moscú, en el que murieron 90 rehenes a causa de gas lacrimógeno, el procurador Carlos Salinas recuerda como agencias como la DEA pagaron a testigos para extraditar a políticos y militares por el asesinato del agente Enrique Camarena, comienza en Alemania uno de los principales juicios contra la mafia calabresa y... Fue el día que mi silencio se rompió...

Cuándo vi a ese sujeto acercarse intenté levantarme pero no pude... El no me dejo porque comenzó a golpearme directo en el cuello mientras me gritaba y escupía al gritarme.

—¡APRENDE A RESPETAR A LOS MAYORES! —decía ese ser despreciable mientras continuaba golpeándome.

Yo quería defenderme, quería cubrirme, quería gritar... Pero no reaccione, solo me quedé sentado, aguantando los golpes, pero hubo una razón en especial por la que estuve en shock y sin poder reaccionar en ese momento. Mi madre... Ella estaba... Estaba ahí parada, de brazos cruzados, observando seria pero en su rostro se veía la aprobación, ni siquiera por un momento se acerco para detener a ese tipo, ella solo dejo que me golpeara...

La copa... Se ha roto.

Cada golpe se sentía como un martillazo... El siguió golpeándome por unos segundos que para mi eran eternos... En cuánto el acabó dijo unas palabras que aún algunas noches me siguen atormentando...

—Da gracias a que no me siento bien. —dijo aquel vil y despreciable goblin mientras agarraba una mascarilla y sus llaves. —Vamos a ver si lo que dice este niño de mierda es verdad. —dijo con despreocio mientras el salió de la casa junto con mi madre.

En cuanto ellos se fueron logré levantarme con un inmenso dolor de cuello... Apenas podía moverlo. Al levantarme vi a mi hermano... El pobre había visto todo aquel violento show. En sus ojos se notaba que estaba asustado y muy preocupado por mi. Al verlo asi no pude evitar romper en llanto, estaba muy enojado, me sentí muy molesto por ni siquiera haber gritado o al menos haberme cubrido de los golpes, me sentí cobarde... Pero más que todo, me sentí muy culpable... Fue un gran error haber desafíado a alguien más fuerte que yo, aún sabiendo que iba a perder.

Entre al cuarto y agarré mi celular para llamar a mi papá, las manos, todo el cuerpo me temblaba, estaba terriblemente asustado. La vista la tenía nublada por las lágrimas, con mucho trabajo encontré el contacto de mi papá y al fin pude llamarlo. Cuándo apenas contesto le hablo con la voz rota, tartamudeando, con la respiración agitada, claramente se podía ver qué estaba muerto del miedo...

—¿¡Cómo!? —dijo el por el celular. —Cálmate que ahora mismo voy para allá.

—O-Ok... —dije y algo de esperanza apareció en mi voz.

—Y tranquilo que todo estara bien, ¿ok? Voy enseguida para allá. —colgó y al hacerlo yo rápidamente escondí el celular, sabía que después de esto mi supuesta madre y aquel hijo de puta se asegurarían de dejarme incomunicado.

Al esconder el celular miré a mi hermano, me acerqué a el y le dije aún con lágrimas en los ojos y algo calmado:

—Escuchame bien hermano... Mi papá va a venir en un rato, y tu vas a contar todo lo que viste, ¿Si? Ese tipo ira a la cárcel... El no merece estar libre... —dije lo último y mas lágrimas salieron de mis ojos y sentí que la rabia me invadió. —¡EL NO SE MERECE ESTAR LIBRE! —la furia se apodero de mi y al gritar comenzé a darle fuertes puñetazos a la pared... En ese momento me daba igual el dolor, mi silencio se había roto, al inicio, cuándo eso pasa, sentimos que todo da igual.

Al terminar de dar golpes y haber desahogado mi rabia me miré los nudillos del puño derecho... Estaban sangrando... Al verme asi mi hermano me abrazó y yo lo abraze fuertemente hasta que empezé a llorar de nuevo... En aquellos días le tenía fé a Dios pero... ¿Dónde estaba el para salvarme en ese momento? Al ver que el no podía ayudarme... Perdí mi fé, ¿Por qué confiar en alguien que es todo poderoso y no pudo salvarte en ese momento de crisis? Solo estaba esperando a mi héroe... A quién me salve de ese lugar, quién hará justicia y me rescate, para mi suerte mi padre estaba en camino...

Luego de un rato mi "madre" y su "esposo" habían regresado y yo estaba esperando en el comedor. Aquel desgraciado me miró con furia y subió a su cuarto mientras que mi madre se sentó frente a mi en la mesa. En su mirada se veía que comprobaron que yo tenía razón. Después de un rato el teléfono de mi madre suena, veo que es un número desconocido y al instante baja aquel tipo y mi madre contesta.

—¿Si? ¿Quién es? —escuchaba y luego su rostro mostró preocupación. —Eso es mentira, tu sabes que el siempre dice mentiras. —al decir eso colgo y se llevó las manos a la cara estresada.

—No puedo creer que sea la esposa del padre del este chiquillo que este preguntando que pasó.

—Era la abuela. —su teléfono volvió a sonar y era su hermana, mi tía. —Dime. —estuvo escuchando y se enojó. —¡Es mentira lo que el dice!

—¡Voy a ir con la policía y el padre de Michel a la policía! —eso último lo escuché claramente.

Mi papá al parecer le contó eso a mi tía materna y claramente ella no estaba nada de acuerdo con lo que mi madre consintió que su "esposo" dejo que me hiciera, y no se escuchaba nada contenta, estaba muy molesta. Por un momento me sentí salvado... Ese tipo iría a la cárcel, yo estaría viviendo con mi papá, su esposa y mi abuela o con mi tía, mi abuela, mi tío y mi primita. Sentí un poco de alivio, pero ese alivio fue interrumpido por ese desgraciado.

—Que vengan con quién a ellos les de la gana, ¡yo le voy a romper la cara a quién haga falta! ¡Porque este niño de mierda empezó y yo solo lo puse en su lugar! —decía aquel imbécil estando muy enojado.

Ni que fueras mi padre para "ponerme en mi lugar" de esa manera...

Muy adolorido pasaba mi mano por mi cuello, dolía mucho, a día de hoy aún duele a veces. Estuve sentado frente a mi madre por un buen rato, solo mirándonos y aquel desgraciado solo subía y bajaba las escaleras, se veía asustado aunque no lo demostrará.

Maldito cobarde...

Mientras lo veía bajar y subir mi madre me hablo:

—¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué contaste algo que no fue para tanto? ¿No te das cuenta que si el se va a la cárcel no va a haber nadie que los cuide a ustedes? Voy a tener que dejar de trabajar y todo por tu culpa... —dijo ella decepcionada.

¡¿QUÉ MIERDAS TE PASA?! ¡¿CÓMO QUE CULPA MÍA¡?

Ella solo estaba pisoteando los fragmentos de la copa ya destruida. Me estaba culpando a mi de todo aquello. Al mirarla desconcertado ni siquiera podía reconocerla... Ella ya no era mi madre... No sabía quién era esa mujer... Quién se suponía que debió salvarme cuándo ese tipo me golpeo como si fuese un saco de boxeo... Más lágrimas salieron de mis ojos y volví a romper en llanto mientras mi madre tomaba ron y fumaba.

Ella estaba esperando a mi padre, el siempre si se trata de mi es capaz de cualquier cosa, es tan impulsivo como un toro, es estricto si pero no puedo pedir un mejor padre. Esa mujer es malvada... Con tan solo verla podía saber su plan, lo que quería es que mi papá llegase a la casa y matará o dejara en muy mal estado a ese tipo para mandar a mi padre a la cárcel y salir ganando ella. Pero mi padre no iba a hacer eso... El es mas inteligente que ella y por lo que dijo mi tía, el vendría con la policía...

Quebrando el Silencio...Where stories live. Discover now