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𝑁𝑎𝑟𝑟𝑎𝑑𝑜𝑟 𝑂𝑚𝑖𝑠𝑐𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒
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La caminata a pie se detiene a unos pocos metros del pueblo. El silencio acompañó durante todo el camino al grupo, pero ese silencio se rompe por el quejido del rubio.
— ¡No debimos de salir! ¡Lo sabía! —.el pecoso le lanza ramas y rocas pequeñas al príncipe del oeste, quien alcanza a esquivar algunas.
— ¡Detente, mierda! —.se tapa el rostro mientras trata de acercarse a él para calmarlo.
— ¡Usted y sus planes, por el Dios de Eriat! —.Kirishima se ríe en voz baja al observar la escena mientras que el dragón se encuentra en el suelo batallando con su mente para no perder la cordura.
El príncipe llega al lado de Izuku para luego detener sus ataques a su persona.— ¡Cálmate, tu hogar está siendo cuidado por el bastardo mitad-mitad! —.
— ¡No es el punto, terminamos en un pueblo desconocido! —.las muñecas aprisionadas por el rubio forcejean para liberarse.
— ¡Quizás lo sea para ti! ¡Pero estamos en mis tierras así que no te alteres! —.suspira más tranquilo al ver que el peliverde deja de hacer un poco de escándalo.— Este pueblo no se encuentra en el mapa, así que el rey Todoroki no nos va a encontrar —.
El cuerpo del más bajo tiembla un poco de miedo y frustración, rompiendo el corazón del alfa que le suelta las muñecas con cuidado. El omega choca su frente contra el pecho de Katsuki, liberando sus lágrimas.
Comprende el temor y ansiedad del brujo, estar lejos de casa en un lugar desconocido con el plus de pertenecer a los omegas –seres débiles y moldeables, según la sociedad– no debe ser fácil de asimilar. ¿Cómo podía consolar o tranquilizar esos sentimientos en Izuku? Es Bakugō Katsuki, no maneja bien estar situaciones.
— Sabes defenderte así que no veo el problema —.se da una cachetada mental por decir tal estupidez, eso no ayuda en nada y no es nada empático. Mira a su amigo, quien le daba ánimos y lo ayudaba haciéndole señas.— Además, estás conmigo, no van a lastimarte —.el pelinegro levanta los pulgares mientras sigue haciendo señas algo extrañas para el próximo monarca.— Y... Tampoco dejaré que lastimen siquiera un poro que exista en ti —.la sonrisa de tiburón sale a la luz mientras asiente rápido. Los pequeños sollozos se detienen a los segundos y la mirada el omega se posa sobre los ojos escarlatas, provocando que el alfa dejara salir a flote su nerviosismo.— ¡Digo-...! Te voy a defender porque ni el culo sabes cuidarte, Deku'—.una pequeña roca impacta en la cabeza del hebras rubias, girando su cabeza hacia los otros dos, notando como el dragón se reía entre dientes.
