Capítulo 6:

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¿Qué estaba soñando? — abrí mis ojos despacio y enderecé mi torso.

Una pequeña lágrima rodaba por mi mejilla. Pasé mi mano por el rostro para limpiarla.

Los recuerdos del día anterior vinieron a mí como una lluvia torrencial, junto a una intensa jaqueca —Así que él era mi lado dragón..., — miré hacia los lados para encontrarme con el mismo desorden.

Otra vez estoy en casa de Sigrid y otra vez durmiendo en el sofá... y otra vez con ropa de mujer.

No pareció haber nadie cerca así que me puse a explorar los alrededores. Solo era un apartamento, pero parecía más grande que una casa normal.

Al final de un largo pasillo con numerosas puertas había una sala de entrenamiento con muchas máquinas y objetos para ejercitarse.

Incluso un gimnasio. ¿Cuánto dinero tiene esta chica?

Hacía una semana que no entrenaba así que decidí probar sus equipos que solo podría utilizar en un gym que acabaría con mi cartera en una sección

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Hacía una semana que no entrenaba así que decidí probar sus equipos que solo podría utilizar en un gym que acabaría con mi cartera en una sección. Ni siquiera me di cuenta del paso del tiempo. Cuando me fijé ya estaba completamente sudado.

—¿Quién te dio permiso para usar mi gimnasio?

Al voltearme Sigrid estaba atrás de mí, recostada de una pared del pasillo con el pelo recogido con una toalla y una bata de baño rosa.

—Ahora soy parte de tu manada; no seas tacaña.

—¿No deberías estar en la escuela o algo?

—Solo iba porque no tenía nada mejor que hacer.

—Típico de un adolescente sin el control de sus padres.

—Tú tampoco pareces tener el control de tus padres. — Sigrid pareció enojarse un poco por lo que dije.

—Date una ducha, apestas a sudor. El baño está al final de este corredor. También te dejé ropa y un teléfono en tu cuarto. Es la primera puerta del pasillo izquierdo — pasó por al lado mío sin mirar mi rostro — Iré a mi habitación.

Al parecer toqué una cuerda sensible.

Seguí el camino por el que llegó Sigrid y llegué hasta el baño.

Ahora que lo pienso... no me baño hace más de una semana... ¡Oh, mi corcel! ¡Ahora te limpio!

Por supuesto, el baño tenía que ser gigantesco. Tenía una tina que parecía una piscina, y un espejo que cubría todo el lateral de la habitación.

—¡Ya cómprate un auto!

Me desvestí y entré al agua. Era jodidamente relajante. La temperatura estaba en el punto perfecto. Sentí que podía quedarme dormido ahí dentro. Las heridas de mi cuerpo ya habían desaparecido casi por completo.

Madness PartyWhere stories live. Discover now