Capítulo 22:

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Seguí a Drawshade hasta la entrada de la gigantesca mansión, la cual parecía más un castillo que una casa.

“Imponente”, fue la primera palabra que me vino a la mente cuando estuve de frente a la entrada, y el aura que sobresalía de las gruesas paredes causó un descendiente escalofrío en mi espalda.

—Adelante — dijo él cediéndome el paso delante de la robusta puerta de madera, —está abierto.

Puse mi mano sobre el picaporte dorado antiguo con forma de león, de su nariz colgaba la aldaba; y empujé con fuerza moderada. La monumental no cedió ni un milímetro.

—Quizás se abra hacia afuera, — pensé y probé con el lado contrario, obteniendo el mismo resultado

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Quizás se abra hacia afuera, — pensé y probé con el lado contrario, obteniendo el mismo resultado.

¿Eh? ¿Acaso no estaba abierta?

Lo intenté por tercera vez, con mucha más fuerza; luego puse todo mi empeño como si quisiera derribarla.

—¿Qué pasa? — preguntó el elfo acercándose a mí.

—¿No me dijiste que estaba abierta? — me quejé.

Él depositó su mano suavemente sobre la madera apoyando sus dedos y mostrándome una ligera sonrisa —Y lo está —. Dijo dándole un pequeño empujoncito, casi imperceptible, que la abrió de par en par, humillando todos mis intentos anteriores.

Me quedé boquiabierto mientras él caminaba sobre la alfombra de color vino con total naturalidad.

—¿Qué esperas para pasar? — lanzó la incógnita al detener sus pasos y darse la vuelta.

—¿Cómo hiciste eso? — cuestioné al reaccionar.

—¿El qué? ¿Abrir una puerta? — contestó con otra pregunta asiéndome sentir más tonto aún —Algún día aprenderás.

Refunfuñé antes de admirar los alrededores.

Numerosos bustos de rostros desconocidos, perfectamente colocadas sobre pilares de granito, adornaban los laterales del camino definido por la tela. Cuadros de gran tamaño estaban colocados en la altura de las paredes. Entre ellos un retrato familiar de su niñez; todos eran prácticamente idénticos. También había un piano transparente en una esquina del salón.

Dos escaleras en los extremos se curveaban para encontrarse en el centro dando lugar a un segundo piso.

Drawshade desvío su camino hasta el  comienzo de los escalones e hizo un ademán para invitarme a subir.

El recorrido nos llevó hasta la segunda planta, donde caminamos por un extenso pasillo repleto de puertas a los costados.

—Debe ser muy solitario para seis personas vivir en una casa tan grande — comenté.

—No precisamente — contradijo él —Si no tuviera este tamaño, nos faltaría el espacio para florecer a nuestras anchas.

—¿A qué te refieres? — pregunté confundido.

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⏰ Last updated: May 02, 2022 ⏰

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