7.- Horas extra.

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Daphne

Jodi me observa con curiosidad mientras lleva un puñado de palomitas a su boca.

—Así que solamente amenazó con despedirte, ¿hizo algo más? —inquiere.

—Ignorar mi presencia el resto del día y a la mañana siguiente también —me encojo de hombros.

—¿Crees que ese asunto de la custodia esté relacionado con las niñas?

—¿Con quienes más sino? El señor Lombardi no tiene hijos, o al menos, no que se sepa —expreso pensativa—. ¿Crees que tenga un hijo por ahí?

Mi mejor amiga ríe.

—No lo sé, todo se puede esperar con esos sexis hombres millonarios —dice elevando las cejas varias veces en un gesto que me resulta demasiado gracioso.

—Es demasiado misterioso. No tiene redes sociales, y las que tiene, son relacionadas con los casinos. ¿A caso no tiene vida social o algo?

—¿Intentaste buscarlo en las redes?

Tomo el celular que descansa sobre mi regazo, entro a Instagram y escribo el nombre de Ángelo, un perfil ejecutivo es todo lo que obtengo. Jodi parece igual de decepcionada.

—Oh, y esa chica que mencionaste, su novia. ¿No crees que lo tenga en algún sitio?

—No tengo la menor idea —admito.

—¿Cómo dices que se llama?

—Isabela —pronuncio recordando el nombre de la novia de Ángelo, o la que creo que lo es.

Jodi me arrebata el celular de las manos y se concentra en mirar la pantalla.

—Si yo estuviese con un hombre tan apuesto como Ángelo Lombardi, no me quedaría con las ganas de presumírselo al mundo —musita—. Tiene que haber una foto por aquí.

Me acomodo sobre el colchón, observando a mi amiga hacer la función de FBI. Hoy era mi día libre, lo que significaba no cuidar de las pequeñas y debido a que mi madre se encontraba fuera, había pasado el día con Jodi, mi mejor amiga desde la preparatoria.

—¡Lo tengo! —exclama—. Bueno, parece que Ángelo Lombardi tiene buen gusto.

Gira el teléfono, permitiéndome mirar la imagen.

—¿Cómo la encontraste? —tomo el artefacto entre mis manos para mirar las fotografías—. Aquí no parece haber indicios de un hijo.

—¿Quién dijo que tenía que ser con ella?

Elevo la mira. Jodi parece demasiado divertida con lo que sucede. Deslizo por el perfil de Isabela Ruso, hay varias fotografías con Ángelo, en eventos de lujo, en playas, en aviones, parece ser que eran amantes de la vida excéntrica.

—Bueno tal vez la custodia se refería a sus sobrinas —me encojo de hombros dejando el celular a un lado—. De cualquier manera, no me interesa.

Jodi arquea una de sus cejas.

—Daph, no me dirás que no encuentras atractivo a tu jefe —me mira curiosa—. Es joven, apuestísimo y millonario. ¿De verdad no te has sentido atraída?

—Parece ser que uno de los principales requisitos para obtener el puesto y conseguir la simpatía de las niñas, es ignorar al tío —expreso—. Y eso es lo que hago, o lo intento. Necesito el empleo.

Un gesto comprensivo se cuela por su rostro.

—Realmente espero que puedan cubrir los pendientes pronto. Sé cuánto esperabas ejercer —elevo uno de mis hombros, intentando restarle importancia.

Los desastres vienen de a tres. (SL #1)Where stories live. Discover now