17.- Decir la verdad.

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Ángelo.

Ni la mejor armadura podría librarme de lo que ocurre el martes al medio día en los juzgados. No había nada que consiguiera impedir lo que estaba a punto de ocurrir.

—El pago ha sido el correspondiente al porcentaje que le fue asignado a mi cliente, no se ha faltado ni una sola vez, y ha aumentado conforme los ingresos del señor Lombardi lo hicieron —Franco se mueve frente al juez con firmeza.

—Objeción, señoría — el abogado de Renata interrumpe—. Se ha visto un aumento significativo de las ganancias de los casinos Maximous, y no se ha reportado un aumento en la pensión.

—Los ingresos no son en la totalidad de mi cliente —corrige Franco—. El aumento previsto es de las acciones que el hermano de mi cliente dejó al morir, pero no es beneficio del señor Lombardi, sino para las hijas de Lucca Lombardi, puede usted mismo corroborar esto.

Se acerca hasta el juez y le tiende las carpetas con los informes.

—La cantidad que se ha aumentado es correspondiente a las acciones heredadas, y es claro que el dinero fue depositado a cuenta aparte, con beneficiarias las señoritas Lombardi, hijas de Lucca. Así que mi cliente no ha percibido un aumento significativo como la contraparte quiere hacer creer.

El juez mira con detenimiento los informes, pasan algunos minutos antes de que cierra la capeta y me mire.

—Señor Lombardi, creo que tiene un registro impecable de los pagos. Pero la señora Davies teme que su repentino interés en Jacob, se deba a su deseo por dejar de pagar la pensión correspondiente.

—En lo absoluto —respondo incorporándome—. Jacob solo pasará conmigo un par de semanas en Italia, y luego volverá con su madre. No planeo dejar de pagarle lo que me corresponde por ser su padre, señoría.

Aunque claramente deseo hacerlo y llevarme a Jacob de manera permanente, no lo digo. No es el mejor momento.

—Señor Lombardi, entiendo que las acciones de su hermano están en su poder, pero a menos que se especifique el dinero correspondiente a esas acciones es exclusivo de sus sobrinas, me temo que el dinero sigue siendo de usted.

Mi cuerpo se tensa y retengo la maldición.

—¿Tiene como probarlo?

—Señoría...

—Abogado Rinaldi, ¿tienen manera de probar que el dinero es exclusivo de las hijas del difunto señor Lucca Lombardi? Algo más que la cuenta bancaria que las tiene como beneficiarias.

No lo hay, porque Lucca no especificó nada de eso. Las niñas heredaron una fortuna millonaria, pero no tenía nada que ver con las acciones.

Franco me mira, sé que puede mentir, sé que es capaz de hacerle creer al juez que si lo hay. Lo conseguiría si lo deseo, pero no planeo jugar en contra del sistema judicial.

Niego y Franco suspira.

—No, su señoría.

—En ese caso, señor Lombardi, se hará un ajuste al porcentaje y se le notificará del nuevo pago que tendrá que realizar, no se preocupe por la visita del menor, podrá viajar con usted las dos semanas establecidas y luego seguirá la rutina normal con su madre.

Dejo de prestar atención a lo que dice, la rabia me consume por dentro porque de nuevo ella se ha salido con la suya.

Apenas y espero que la sesión termine antes de salir a paso apresurado, no planeo quedarme ni un segundo más dentro de esta sala.

Los desastres vienen de a tres. (SL #1)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ