TaeHyung adoraba llevar a JungKook a cenar a su casa, le gustaba mucho siempre que lo llevaba a álbum lugar como su novio.
Aunque absolutamente todos en su familia ya lo supieran, al alfa siempre le había gustado presumir al castañito como lo que era, lo más valioso para él.
Pero esa vez... Era distinta.
No era como siempre.
Tenía que ser una vez especial.
Quizá, tan especial como durante aquella cena en la que anunció que JungKook era su novio.
Mientras su familia comía de las deliciosas costillas que se había preparado, podía ver a su lado, a cierto castañito que muy apenas tocaba su plato, quién además, llevaba la mirada perdida y quién parecía que tenía miedo de levantar la vista.
Había estado así desde que ambos supieron que eran papás, ¿Y realmente lo podía culpar? Ambos eran muy jóvenes, sobretodo el omega, quien hace sólo unos meses había cumplido la mayoría de edad coreana.
Tomó la mano de su chico por debajo de la mesa, ganándose su mirada centrada al menos en algo. En la unión de sus manos.
Habían decidido muy maduramente que primero le darían la noticia a la familia de TaeHyung, y que al último se lo darían a la familia de JungKook. Probablemente en una semana ya todos lo sabrían.
—Les quiero decir algo muy importante esta noche.
Comenzó hablando el alfa, ganándose la mirada curiosa tanto de su hermano menor como de sus dos papás.
—Es... Sobre mi relación con JungKook. Tiene que ver mucho con él.
Aunque el omega no estaba diciendo nada, podía verse el miedo en sus ojitos, la incertidumbre, el terror. El no saber qué pasaría después, y aún así, confiando en cada una de las palabras de TaeHyung.
Sólo en él, cómo siempre había sido.
—¿Y bien? ¿Vas a decirlo de una vez o sólo nos quieres generar angustia, hijo? —preguntó la señora Kim, ya imaginándose diversos escenarios a posibles palabras de su hijo.
—JungKook y yo nos vamos a casar.
Y después de eso, silencio.
Mucho silencio.
JungKook empezó a alarmarse al ver el rostro consternado de sus suegros, y una mirada inexpresiva en los ojos de su mejor amigo.
Podría decir que casi de tristeza, pero qué imposible sería eso.
—Él vendrá a vivir conmigo hasta dentro de unos meses, dónde nos mudaremos a un hogar más privado para ambos —continuó TaeHyung—. Por favor, si su reacción va a ser negativa ante la noticia prefiero que no digan nada. No quiero incomodar a mi omega.
Después de unos segundos más de silencio, todo lo que la pareja pudo ver fue como el patriarca de la familia se levantaba de su asiento, con una mirada de enojo puro en contra de su hijo mayor.
Sin decir nada, pero siendo tan obvio en lo mucho en que la unión le molestaba abandonó el comedor, dejando el corazón de su yerno estrujado.
JungKook también quiso levantarse e irse, ya no se sentía bien, no se sentía ni un poco querido en esa casa. Pero apenas se movió un poco, TaeHyung apretó el agarre que sostenían aún sus manos.
—Está bien, todo va a estar bien. Yo te voy a cuidar.
Pero desde ese momento JungKook sabía que, al menos dos personas de su "nueva familia" no lo querían ni un poco.
El nunca sería parte de la familia que conformaba esa mansión.
