Capítulo 7.

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Habían pasado unos cinco días en total desde que la camisa de TaeHyung desapareció, claro que, tras esto, el alfa se mostró bastante irritado.

Aquello pudo verse en el comportamiento rebelde que había tenido ante su padre.

Quizá no en casa, pero en la empresa, ambos alfas estuvieron a nada de usar su voz de mando el uno el contra del otro.

La situación no mejoró, no porque a esa camisa se le sumó otra... Y otra.

Al final, fueron cinco camisas las que desaparecieron, algo irónico de aquello es que se habían tratado de, las camisas que más solía usar en su día a día. Genial.

Era muy fácil imaginar como es que el humor de TaeHyung había bajado.

Tanto que, no dudó en despedir a las mucamas y empleados que creía sospechosos, aún si no habían hecho ni lo más mínimo para que TaeHyung sospechara.

Su impulsividad hablaba por sí mismo.

¿Quizá por eso también empezaba a tener pequeños ataques de ira?

No lo podía controlar, simplemente, sentía que todo le estaba yendo mal últimamente. Era tan frustrante sentirse así.

Sentir que, simplemente, volvía a perder el control de sus impulsos.

Era tan frustrante porque no tenía cómo desahogarse, no tenía nada... O nadie.

Claro, podría buscar algún polvo en algún bar de la ciudad. También podría a su querida ex, JooHyun, por exactamente lo mismo.

Podría hacerlo salvo porque TaeHyung no buscaba nada lo que tuviera que relacionarse al sexo.

TaeHyung buscaba de alguien que lo hiciera sentir bien, alguien que le dijera que todo iba a estar bien aún si se trataba de una mentira.

Buscaba el cariño de... Una pareja.

El cariño de Jungkook.

Jungkook era su pareja, ¿no?

Al menos... Hasta que el papel de divorcio dijera lo contrario.

Pero, ¿tan siquiera podría añorar el cariño de alguien más?, Jungkook había estado a su lado por casi cuatro años.

Primero como un amigo, luego como su novio y ahora como su esposo.

Aunque se preguntaba a sí mismo si estaba bien referirse a Jungkook como su esposo en un "ahora" y no en un "antes".

No lo sabía, y si tenía que ser sincero, tampoco es como si quisiera saberlo.

Después de todo todavía tenía que arreglar las cosas entre ambos, ¿verdad?

De todas formas, durante esos momentos no podía hacerlo. No si estaba tan propenso a usar su voz de mando en cualquier momento.

Era consiente de lo tanto que necesitaba a Jungkook, era consiente de lo mucho que necesitaba, al menos, una mirada de su parte. Saber que estaba ahí, a su lado.

Pero también era consiente de que, si se acercaba al omega, lo único que iba a darle eran más desilusiones.

Una tras otra.

¿Quién no se iba a sentir desilusionado de un alfa que no podía controlar sus impulsos?

Para TaeHyung, estar enojado era igual que estar ebrio.

Era como todo un animal sin control.

En el mal sentido de la palabra, pues si hablábamos de su lobo, se asqueaba cada que vez que se mantenía cerca de un omega que no fuera JungKook.

(In)fidelidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora