Capítulo 9.

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Los Kim siempre se caracterizaron por tener el sueño bastante pesado, ahora, sin embargo, con las feromonas tan fuertes que ambos alfas soltaban, era inevitable no despertarse.

Ambos señores creían que, sin embargo, se trataba de una pelea externa.

Ninguno imaginaba que, verdaderamente se estaba tratando de una discusión entre sus dos queridos hijos.

¿Quién iba a creerlo? No es como si TaeHyung y Jimin hubieran discutido con tal intensidad antes. Las pocas veces que lo había hecho, siempre se separaban antes de que todo llegara a mayores.

Aquella vez estaba siendo diferente, sin embargo.

En el momento en que TaeHyung golpeó a su hermano por primera vez, este cayó al suelo, gruñendo por la sorpresa que aquel golpe le había generado.

TaeHyung tenía fuerza, quizá, un poco más que Jimin.

Pero no por ello se iba a desmeritar que Jimin también tuviera de esta.

El rubio escupió un poco, sintiéndose ligeramente intimidado al ver que en su saliva había un poco de sangre.

Pero era un miedo ligero, porque en definitiva las ganas de devolverle el daño hecho hacia su hermano fueron mayores. No tardó en cometer justo lo que quería.

Bastó que se levantara del piso para que repartiera un fuerte golpe en la mejilla de TaeHyung, que, si bien no lo llevó al suelo, sí que lo hizo retroceder, teniendo que sostenerse de una de las mesas antes de tambalear.

Por no mencionar como es que se habían desordenado sus cabellos.

Miró por el rabillo del ojo a su hermano menor, con todo el rencor acumulado dentro suyo que fácilmente podría hacer a su alfa dominar.

Los gruñidos entre ambos no se hicieron esperar, gruñidos que, simplemente hicieron que más que una persona dentro de la casa se alarmara por lo que estaba pasando.

Fue inevitable que Jungkook no estuviera dentro de ese grupo de personas.

—¡Te puedes ir a la mismísima mierda!

En un abrir y cerrar de ojos, TaeHyung se había abalanzado sobre su hermano para golpearlo, buscando especialmente dañarlo, hacerle tanto daño como pudiera.

Tenía unos deseos incontrolables de dañar a Jimin que no se estaba molestando ni siquiera en retener aquellas ganas porque se encontraba en su casa y sus padres y su esposo descansaban.

Oh, claro que no.

Ya no sentía sólo una necesidad de ganar la pelea para no herir su orgullo, ahora, realmente deseaba ver a Jimin herido por su culpa.

Verlo, de alguna forma, arrepentido por decirle lo que le dijo.

Verlo arrepentido de decirle únicamente la verdad.

Al fin y al cabo era eso, ¿verdad?

Qué ironía.

Jimin claro que se defendía, claro que buscaba defenderse de la emboscada que su hermano estaba teniendo consigo, pero era... Tan difícil.

Haber visto a TaeHyung en peleas era completamente diferente a estarse enfrentando a una en contra suya.

No se había preparado para una pelea así, pero empezaba a creer que aún si hubiera llegado a hacerlo jamás hubiera podido hacerle el daño suficiente a TaeHyung.

¿Y el daño que este le hacía a él? Simplemente era imposible de igualar.

—¡Dios mío, TaeHyung!

(In)fidelidad.Onde histórias criam vida. Descubra agora