Año Nuevo y el árbol quemado.

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Seis días y Jin, junto con Namjoon, habían vuelto a casa de los padres del mayor

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Seis días y Jin, junto con Namjoon, habían vuelto a casa de los padres del mayor.

Pero, por el momento iban en la carretera, casi llegando al pueblo.

- ¿Crees que lo que estamos haciendo está mal? – Jin preguntó en lo que paraban a descansar, en una tienda de conveniencia en medio de la carretera.

Namjoon lo miró con tristeza y afianzó un poco el agarre entre sus manos.

- Cariño, lo hacemos por ellos. – contestó con una sonrisa.

- Lo sé. – miró hacia el suelo.

- Además, quiero darles a mis hijos lo que a su edad yo no tenía. – comentó el menor de los adultos.

Seokjin lo miró con tristeza, la niñez de Namjoon había sido demasiado diferente a la que él tuvo, hasta los hijos de Namjoon tuvieron una niñez diferente a la de sus hijos.

Nam creció en un ambiente algo toxico, por parte de sus padres, pagó sus estudios a base de becas y demasiados trabajos a medio tiempo, jamás se dio por vencido, hasta que pudiera concluir sus estudios en la carrera de abogacía, pero jamás volvió a descansar, trabajaba día y noche, casi no veía a su ahora ex esposa. Cuando Kook nació fue más difícil, a pesar de ya tener suficiente dinero como para que a su pequeño hijo no le faltara nada, lo difícil fue criarlo, Jungkook no veía casi a sus padres (debido a que los dos trabajaban para que no le faltara nada), el pequeño de un año era causante de la mayoría de llamadas que Nam recibía a diario por parte su guardería; que, si porque el niño le había pegado a uno de los otros bebés, que, si porque su comportamiento era inadecuado, entre otros.

Namjoon se mataba porque quería que su hijo tuviera lo que él siempre quiso, como, por ejemplo: tener una sola bandeja de helado para él solo, frituras con límite de horario, zapatos y ropita de marca o tan solo un juguete que lo pudiera entretener un rato. Esa vida fue la que el pequeño niño interior de Namjoon anhelaba, fue la vida que logró darle a su pequeñito.

La vida le dio otro milagrito en la familia: Soobin. Oh, ese niño era, y es, la viva imagen de Namjoon; cabellos ondulados y algo alborotados, hoyuelos por los que mataría cualquier persona, una buena altura y la amabilidad que desde pequeño lo caracterizaba. Decidió trabajar más por su bebé nuevo. Hwasa había decidido tener menos horas laborales y sólo las necesarias, así podría cuidar de sus dos tesoros que llevaban el apellido de su esposo.

Unos años después, Hyejin volvió a quedar embarazada, al inicio fue difícil, Namjoon tenía sospechas acerca de si era el padre de aquellos dos pequeños que crecían en el vientre de su esposa. Hyejin lo había engañado ya un par de veces, pero no se había divorciado por querer que su familia no se rompiera, por querer que sus hijos crecieran con una mamá y un papá. Unas pruebas de paternidad después, quitaron sus dudas, al menos sí eran sus hijos.

Con la llegada de los mellizos, Namjoon mucho menos decidía descansar, tan así que, los fines de semana eran pasados frente a la computadora, en la oficina de su trabajo, intentando recordar cada caso que le era asignado. No veía a sus hijos crecer poco a poco. Los únicos primeros pasos que vio, de todos sus hijos, fueron los de Jungkook, de los demás siempre eran por vídeos o cuando llegaba a casa, pero nunca fue la misma sensación a la de ver a su pequeñito caminando hacia él, sólo porque quería enseñarle en sonidito que hacia su camión de bomberos.

¿Los Kim? || BTS, TXT, EN-.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora