(¡EN EDICIÓN!)
Namjoon y Jin no esperaban tener tanto chamaco, pero a final de cuentas así pasó. Una familia divertida, desastrosa, numerosa, inigualable y, sobre todo, amorosa.
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Jungkook despertó más temprano que todos, a como acostumbraba a hacer cuando le tocaba tener un partido.
Se levantó de su cama, con algo de pereza, y se estiró al su pie tocar el suelo, rascó su cabeza mientras se dirigía hacia su ropero, eligió algo cómodo para poder salir a correr, tomó su teléfono y audífonos inalámbricos, no quería que el cable le estorbara al momento de correr, sin más, salió de la casa y comenzó a correr por la carretera que le dirigía al pueblo, pues, quería correr por el malecón que la pequeña ciudad ofrecía.
Aún no amanecía, así que estaba haciendo un poco de frío, pero al calentar se le quitó.
Al llegar al malecón, comenzó a trotar, saludaba a las personas que le daban los buenos días, todos lo conocían porque en las tardes el profesor llevaba a su equipo a correr a ese lugar. Varias chicas, y chicos, sabían los horarios de entrenamiento de los chicos, es por eso que siempre los veían correr, a Jungkook le daba gracia ver eso, la mayoría de su equipo gustaban de chicos.
Su cabello se movía por culpa del aire que ocasionaba al trotar, no se lo había arreglado, por lo cual estaba rizado esa mañana.
Sonrió al sentir la fresca brisa golpear su cara, era refrescante poder hacer eso de vez en cuando, lo haría todos los días, pero le aburría no poder platicar con alguien al correr, es por eso que solamente corría por la mañana si iba Yoongi o Taehyun, pero nada más pasaba cuando no había partido, pues, debía mentalizarse sobre ser un ganador y sus hermanos lo verían raro al hablar consigo mismo, es por eso que corría solo cuando debía mentalizarse sobre algo.
Ya habían pasado muchos partidos en donde su equipo era ganador, su entrenador le había dicho que podría ser capitán si el equipo ganaba contra una de las mejores escuelas que han competido, ese era el día en el que definiría su futuro escolar, en el que sabría si merecía ser capitán o sólo un jugador más del equipo.
Woah, estaba demasiado nervioso, había hablado ayer con su hyung y él le había dicho que en verdad lo lograría, con eso Jungkook pudo dormir en paz y mejor que otras veces.
Comenzó a correr más rápido, sin darse cuenta, sólo quería ganarse a sí mismo y a los demás, quería ganarle al sol que aún no salía.
Llegó hasta donde daba el fin del malecón, estando ahí se dispuso a ver el sol salir, pero decidió que sería mejor comprar un agua, así que se adentró a una tienda que estaba cerca.
- Buenos días. – saludó la dulce señora que siempre le tenía lista su agua, claro, cuando sabía que el equipo tendría partido.
- Señora Hwang. – saludó junto a una reverencia. – Ahora cuento tan sólo nueve aguas, ¿ya vinieron dos por las otras? – preguntó al percatarse de que no había la misma cantidad de aguas a las que solía haber a esas horas.
La señora asintió con una sonrisa cansada. – Chan y otro de tus compañeros, ya vinieron hace unos cinco minutos, - respondió mientras le entregaba el agua Kook. – ya han de estar tonteando por ahí, sabes que les gusta mucho ir a la playa. – suspiró.
