Capítulo 8

230 30 17
                                    

Estaba en mi casa escribiendo nuevamente cuando tocaron a la puerta de una manera graciosa.

- ¿quién es?

Pregunté antes de abrir. Pero nadie contestó asique simplemente abrí, encontrándome con Sebastian.

De su labio salía sangre y también de su ceja.

- Eli ayúdame...

Susurró.

Le deje pasar a casa, aunque le tuve que ayudar, porque cojeaba. Lo senté sobre el sofa.

- Sebastian, ¿que ha pasado? ¿Dónde está Carol?

- Con Jess...

- ¿quién te hizo esto Seb?

- Tu...

- ¿¡Como qué yo, Sebastian!?

Estaba perdiendo la paciencia y la cordura, los nervios se apoderaba de mí. Sebastian solo me miraba a los ojos sin alguna expresión en su rostro.

- Te llevaré al médico.

Le dije frustrada.

- No... Quiero que tu me cures. Porfavor.

Suspire y asentí.

Traje toco lo necesario para hacerlo. Me puse a un lado suyo, en el sofá para estar cerca, para curarle.

- Tienes que contarme que te ha pasado Seb.

Le dije con un tono de calma

- Ha sido tu culpa Eli, me dejaste solo con Carol, me abandonaste, tu me has hecho esto Elisabeth...

Susurraba mientras hacía muecas cada vez que la gasa higiénica se posaba sobre sus heridas.

- Sabes que no fue mi culpa Sebastian, no digas esas cosas.

- No estoy mintiendo Elisabeth, tu nos abandonaste, abandonaste a Carol.

-No... debes de estar drogado Sebastian, ya no digas más esto.

Lloraba de la rabia y tristeza.

- Podemos arreglarlo nena.

- Ya está arreglado Sebastian, nos perdonamos, somos amigos ahora.

- Si, pero los amigos no follan.

- ¿Qué?

De pronto nos encontrábamos en mi habitación, los dos desnudos, él sobre mi y su pene a punto de penetrarme.

- ¿te entregaste a él?

Me pregunto tras morder la piel en mi cuello.

- Te dije que solo soy tuya Seb, siempre seré tuya y solo tuya.

- Muy bien preciosa, solo mia, nena.

Y cuando me fue a oenetrar desperté en mi cama, agitada, sudando.

- Solo fue un maldito sueño.

Me dije a mi misma. Y desde hace unos días, estos sueños donde Sebastian aparece dañado, echándome la culpa, son muy comunes, pero en ninguno acabábamos en la cama como el de ahora.

Me metí a dar una ducha para relajarme.

Al salir mire mi calendario.

- Jo-der... Ya estamos en la segunda semana de noviembre...

Recibí una llamada.

— Mi niña Carol...

Susurré mientras sonreía contenta a la vez que nerviosa.

Profesor Stan: A tu lado.Where stories live. Discover now