capítulo 9

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Un buen inicio del día siempre va a acompañado de un buen café.

Me serví mi café calentito, afuera estaba lloviendo y hacia frío y eso solo significaba una cosa. Sofá peli y manta durante todo el día. Y no hay mejores películas que las de Marvel, Carol y su fanatismo por estas películas también me engancharon a mi y ahora no hago más que ver y ver más películas de superhéroes.

— Capitán América y su amigo macizorro.

Dije riendo cuando los dos aparecían juntos, Bucky se parecía muchísimo a Sebastian y quizás por eso sea mi favorito, y quizás debería dejar de llamarle macizorro...

Tocaron a la puerta y fui a abrir.

— Buenos días mi cielo.

Daniel acompañado de dulces estaba tras la puerta esperando a pasar.

— Daniel te vas a mojar, pasa.

Cuando los dos estábamos dentro nos sentamos a ver las películas. No es sorpresa que haya aparecido sin avisar, la verdad es que él viene a ver películas siempre que llueve, contra más si estamos comprometidos.

Extrañamente Daniel se puso hoy demasiado cerca de mi, y con eso me refiero a que me tiene abrazada.

A medida que los minutos pasaban e intercambiamos alguna que otra palabra él intentaba tener un contacto más íntimo conmigo y traté de dejarlo pasar, para ir acostumbrandome a lo que pasaría en la noche de bodas, pero juro que ya no pude cuando su respiración llegó a mi cuello y empezó a besarlo.

— Ya basta Daniel...porfavor...

Se separó de inmediato, es tan bueno, que ni siquiera se le veía enfadado, tan solo... Decepcionado.

— ¿No quieres o no confías en mí?

Me preguntó preocupado.

— No quiero, es sólo eso Daniel.

— Mi amor, ¿Estas segura de que te quieres casar conmigo?

Las lágrimas en sus ojos amenazaban con salir.

— Claro que si Daniel, te amo.

Le menti, ¿Y que le diría? ¿Que nunca le amé? Claro que no.

— A veces... Es igual.

Las lágrimas caían por sus mejillas.

— Daniel...

Me acerque más a él y le abracé, me entristecía verle así después de todo lo que él ha hecho por mí.

— Dime, ¿Que querías decir?

— Es solo que...-hizo una breve pausa tratando de encontrar las plabras.-— se que con Sebastian estuviste muy bien hasta que pasó eso y luego conmigo no quieres siquiera que te llame cielo, o amor, mi nada por el estilo y a veces me pregunto, Eli ¿De veras que no estás conmigo para olvidarle a él?

Ay Dios...

— Claro que no Daniel, te amo solo a ti, es solo que después de lo de Sebastián se me hace más difícil.

— pero si Sebastian no te hubiese hecho aquello, tú no habrías estado conmigo aunque me hubieses conocido...

Balbuceó. Y la verdad no tenía nada que decir contra eso.

— Daniel, no digas eso...

Susurré. Él me miró a los ojos. Puede ser tan dramático a veces.

— Entonces besame y convenceme de que si me amas.

Me suplicó. Me acerqué a sus labios y le besé, me esforcé porque fuese el mejor beso de amor, pero tristemente, donde no hay amor, no se le puede hacer nada. Y realmente me siento fatal por estar haciéndole esto a alguien tan especial como Daniel. Me siento una basura.

Al separarnos del beso me miró contento.

— Gracias.

Me susurró.

Al cabo de un rato en donde no me atrevi a decir ni una sola palabra, él me volvió a hablar.

— He pensado que mañana podríamos ir a casa de mis padres y comer con ellos, y la semana que viene ir a comer con los tuyos y con tus hermanos. ¿Te parece bien?

— Si, si claro que sí me parece bien. Pero mejor a visitar a mi familia vamos en dos o tres días, porque tengo que ayudar a Carol el viernes.

Así como dijo el día siguiente fuimos a comer a casa de sus padres. Los dos son tan amables que solo me hacen sentir peor conmigo misma, por no amar a Daniel. 

— Elizabeth querida, ¿Quieres más?

Su madre me habló señalando mi plato.

— No preguntes Mary, ve y sirve más comida, mírala. Necesita comer bien para poder darnos un nieto fuerte.

Sonreí nerviosa con las palabras del que sería mi suegro.

A los dos días, en miércoles estábamos en la casa de mis padres, habíamos avisado a mi hermano de que fuese también pero por trabajo no pudo ir.

Pasamos todo el día allí entre risas, siempre que voy a verlos me sube el ánimo.

— Mi niña.

Mi Madre me llamó y me hizo meterme con ella a la cocina, cerrando la puerta para que no nos interrumpirse.

— ¿Que pasa mami?

Pregunté.

— A mi no me pasa nada, es a ti. ¿Estas bien con Daniel?

Me quede algo sorprendida, aunque no debería, mamá siempre logra adivinar como por arte de magia que me pasa algo.

— Si mamá...

No me dejó seguir hablando porque me puso esa mirada de 'dime lo que está pasando realmente'.

— Volví a ver a Sebastian y...

Le conté todo lo que había pasado, y lo que Sebastian me dijo sobre lo que pasó realmente.

— Mi niña....aún hay amor en tus ojos cuando hablas de él, más amor del que quisieras tener para Daniel algún día. ¿Porque no cancelas la boda? No quiero que mi hija sea infeliz con alguien a quien no ama.

— Mamá, yo amo a Daniel.

Se rió un poco, mientras negaba con la cabeza.

— Tú y yo sabemos que no Elisabeth, sabes que tu corazón eligió a Sebastian, y antes te apoyaba con Daniel, es un buen chico y te cuida, pero ahora que sabes la verdad sobre Sebastian... No sé qué haces con Daniel mi niña, deja que él sea feliz con alguien que lo ame y que tú seas feliz con alguien a quien amas.

Las palabras de mi madre me hicieron llorar, porque ella tenía razón.

— Mamá, haré lo que pueda.

Me abrazó y yo comencé a llorar descontroladamente.

— Aunque ya no creas en el amor Elizabeth, aunque ya no quieras darle una nueva oportunidad a Sebastian, lo cual es respetable y racional, no te ates a ese hombre que no te pertenece.

Mi llanto no cesaba.

— Elige siempre lo que tu corazón mande.

Me susurró al oído.

Después de un rato secando las lagrimas y tratando de que no se notase que había estado llorando salí fuera con los demás y terminamos el día jugando con mi hermana Paola y después tuvimos que ir a tomar el avión para volver a casa.

— Creo que tus padres me adoran.

Dijo Daniel. ¿Tu que sabrás?

Profesor Stan: A tu lado.Where stories live. Discover now