CAPÍTULO 32

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Estábamos ya en la consulta de la ginecóloga. Se alegró al saber la noticia y decidió hacerme una ecografía para ver cómo estaba el bebé.

Le costó encontrarlo, aún estaba demasiado pequeño. Carol empezó a saltar de alegría mientras que Sebastian, que estaba a mi lado tomándome la mano, se acercó lentamente a la pantalla.

— Es mi bebé... es...mi...

Susurró. Parecía estar himnotizado. Lágrimas le caían por las mejillas. Volvió a mi lado y me besó.

— Tienes a mi bebé en tu vientre cariño... Nuestro pequeño bebé...

No paraba de repetirlo, sin poder dejar de verlo.

Carol se acercó a abrazarme una vez limpié mi abdomen.

— Mami, si papá antes te cuidaba, ahora no se va a separar de tí, y yo tampoco.

Acarició mi vientre.

— Gracias por al fin traerme un hermano.

Me conmovió. Sebastian me llevaba agarrada de la cintura, Carol caminaba a mi lado, los Stan siempre serán tan protectores con lo suyo. Sonreí saliendo de la consulta, con unas citas e indicaciones para llevar el progreso del futuro nuevo integrante a la familia.

Salimos a cenar para celebrarlo.

Los próximos dos meses de mi vida, fueron los más increíbles. El olor de Seb ya no me molestaba tanto y en mi vientre crecía el hijo de mi amor por Sebastian.

Lo quee más me gusta de este hombre es que con él, nunca hay una calma aburrida, siempre sale con cualquier tontería, desde cantar a todo pulmón una canción tonta, hasta llegar con la bolsa de la compra en la cabeza.

Por otro lado, Carolina y Alfred han estado tan pendientes a mi, Alfred cada vez que llegaba a por Carolina pasaba a ver cómo estaba, y me traía una rosa. Sebastian se puso celoso y empezó a tráer ramos enteros para mí, a pesar de que yo solo quería su amor.

Nunca iba sola a ningún lugar, Sebastian me acompañaba a todos lados. Que le hayan nombrado director de la universidad no le da mucho tiempo libre, pero al menos la mayoría de trabajo que tiene que hacer es desde casa, conmigo. Por la mañana solo pasaba tres horas en la universidad, podría quedarse allí a
Trabajar, pero prefería venir conmigo, los dos en silencio porque yo también escribía. Pura historia de amor, mirándole a él y la alegría de la casa, mi pequeña Carolina. Son mi fuente de inspiración.

Hoy es uno de esos días en los que llega temprano.

— Mi amor, ¿Cómo está mi pequeño?

Habló acercándose al sofá, donde yo tenía mi portátil. Acarició mi abdomen mientras lo veía con ese brillo en los ojos.

— Bien, hoy casi no he tenido náuseas.

— Muy bien pequeño, vas a ser un hombrecito muy bueno y no vas a hacer daño a mamá.

Me enterneció su pequeña charla con el bebé. Sebastian estaba empeñado en que sería un varón.
Besó delicadamente mi frente, y luego mis labios y se puso a mi lado a trabajar con la organización de la universidad.

— Bueno, pues ya estaría todo por hoy.

Susurró dos horas más tarde. Se echó en mi hombro.

— Por favor, dime qué está noche podemos tener sexo, muero por tenerte.

Balbuceó.

— Sebastian, cielo...

Me hizo reír su desesperación.

Profesor Stan: A tu lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora