CAPÍTULO 14.

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Escuché como una puerta se cerraba.

- Ya Elisabeth, dime.

- Sebastian, estoy con Carol.

- Ay Dios, gracias, ¿Cómo está? ¿Ya le han atendido?

Se empezó a poner nervioso.

- Tienes que venir obligatoriamente, está bien pero la enfermera me dijo que tenías que venir.

- Estoy en menos de diez.

- Cuidado en la carretera.

Colgó la llamada. Espere frente de donde tenían a Carol. La enfermera no tardó en salir.

- Disculpe, la niña no para de llamar a su madre, usted me dijo que se había marchado.

- Si, Esque yo... Yo iba a ser su mamá, ya sabe.

- Está muy nerviosa, necesitamos que esté calmada.

- Solo déjenme entrar.

La enfermera cedió. Carol estaba en una cama, le habían quitado la ropa de abrigo, le había puesto medicación por vía y la chequearan.

- Mami.

Llamó la nena.

- Tranquila cariño, estoy aquí. Pronto va a venir tú papá.

- no te vayas a ir cuando papá llegue, quiero que estemos juntos otra vez.

- Hablaremos eso luego

- No me dejes sola.

- Nunca mi niña. Tienes que estar tranquila y dejar trabajar a los doctores, para que te pongas bien.

La tomé de la mano, se fue durmiendo poco a poco del cansancio. Los doctores no me dejaron estar mucho tiempo, necesitaban espacio para estar trabajando

Me tuve que volver a salir fuera una vez Carolina estaba tranquilamente dormida por la medicación que le suministraban.

Sebastian estaba en el mostrador del pasillo pidiendo saber donde tenían a su hija.

- Seb. Aquí.

Miró hacia atrás y caminó deprisa hasta mi. Sus ojos estaban vidriosos.

- La tienen ahí. Se ha quedado dormida.

- ¿Que le pasa? ¿Porque está así? Esta mañana no se le veía mal. Esta mañana estaba bien...

- Tenía mucha fiebre, cuando llegue su piel estaba completamente blanca, empezó a balbucear y a temblar.

Sebastian empezó a estresarse, no soporta la idea de que su hija este sufriendo de cualquier forma. No paraba de andar de un lado a otro.

- Seb...

Lo tomé de la mano. Me miró con los ojos rojos y mojados.

- Carol está bien, tranquilo. Ven a sentarte.

Me lo llevé a sentarse a mi lado, escondió su cara en sus manos y suspiraba echando el pelo hacia atrás. Intenté tranquilizarlo pasando mi mano por su espalda.

- Es una niña fuerte. Se parece a su papá, no te preocupes. En un par de horas estaréis en casa viendo cualquier película de superhéroes.

Sebastian me miró y me pidió un abrazo, el cual acepté. Aún con todos sus nervios, Sebastian lograba traerme paz. Podían pasar todos los horrores del mundo, pero cuando se trata de Carol, él y yo somos uno.

- Aún no sé cómo llevar esto sin ti Elisabeth, cada vez que ella se pone enferma y yo... Yo me pongo muy nervioso y ella te llama...

Me entristeció.

Profesor Stan: A tu lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora